El Papa confirma que el domingo viajará a Canadá para pedir perdón a los pueblos nativos

«Si Dios quiere, el próximo domingo partiré hacia Canadá», se despidió el Papa de los romanos durante el ángelus de este domingo, su única cita semanal durante este mes de julio. «Viajaré para encontrarme y abrazar en nombre de Jesús a las poblaciones indígenas, pues por desgracia muchos cristianos y miembros de institutos religiosos contribuyeron a las políticas de asimilación cultural que en el pasado dañaron gravemente a las comunidades nativas», ha explicado.

Es una herida abierta en Canadá, y la cuestión se está empezando a abordar también en EE.UU. Entre 1883 y 1996, el gobierno canadiense abrió 139 internados para separar a los niños indígenas de sus familias e imponerles las tradiciones europeas. Allí residieron unos 150 mil alumnos de entre 3 y 16 años. Eran separados de sus padres y de sus tierras, y cuando regresaban doce o trece años después, habían olvidado su idioma y no reconocían ni eran reconocidos por sus familias. Un 46% de estos internados estaban encomendados a instituciones católicas.

En 2015, una «Comisión para la Verdad y la Reconciliación» propuso entre otras medidas que el Papa viajara a Canadá para pedir personalmente perdón. El descubrimiento el año pasado de lo que aparentemente eran fosas comunes y de tumbas sin nombre cerca de alguno de estos internados, levantó una ola de indignación y protesta popular, que incluyó la quema de iglesias. Muchos fallecieron a causa de enfermedades, y en muchos casos sus familias no fueron avisadas.

Francisco ha recordado este domingo que en abril se reunió por separado con representantes de las principales poblaciones nativas de Canadá, los inuit, los métis y los «first nations», «para manifestarles mi dolor y solidaridad por el daño que sufrieron».

Ha adelantado que el viaje a Canadá del 24 al 30 de julio no será una visita protocolaria. «Es una peregrinación penitencial, que espero que con la ayuda de Dios contribuya al camino de curación y reconciliación emprendido», explicó.

Por otro lado, el Papa renovó esta semana su llamada a la calma en Sri Lanka, tras la dimisión del presidente que no ha aplacado la rabia de las protestas. «Pido a todas las partes que busquen una solución pacífica a las crisis, a favor especialmente de los pobres, que respete los derechos de todos», ha dicho. Además, se ha unido a la solicitud de los líderes religiosos del país de «abstenerse de cualquier forma de violencia y emprender un proceso de diálogo por el bien común».

Como cada semana, ha recordado la situación de Ucrania, donde «cada día cae una lluvia de misiles». Con tono serio, ha pedido «a todos los actores internacionales que trabajen de veras para retomar las negociaciones y no para alimentar la insensatez de la guerra».

Durante el ángelus, comentando el Evangelio de este domingo ha propuesto a los católicos «aprovechar las vacaciones para detenernos y escuchar a Jesús». «Hoy en día es cada vez más difícil encontrar momentos libres para meditar, pues para muchos los ritmos de trabajo son frenéticos, agotadores. El verano puede ser un momento estupendo para abrir el Evangelio y leerlo despacio, sin prisas, un paso cada día», ha sugerido.

«A veces empezamos nuestros días de forma automática, haciendo cosas como gallinas. No. Vale la pena comenzar leyendo una frase del Evangelio, que sea la inspiración del día. Si salimos de casa con eso en mente, seguramente el día adquirirá un nuevo tono, pues esa palabra tiene el poder de guiar nuestras acciones según lo que Dios quiere», ha sugerido antes de dar la bendición.