El Papa aprueba que mujeres y laicos tengan voz y voto en el Sínodo de obispos

«No es una revolución», aclaró el cardenal Jean Claude Hollerich, relator del próximo sínodo. «Sobre todo porque en las revoluciones hay víctimas, y en este caso no las hay», bromeó. Sin embargo, es una de las decisiones más importantes del actual pontificado.

El 'Sínodos de obispos' es una asamblea consultiva que el pontífice convoca cada dos años para afrontar cuestiones de fondo de la vida de la Iglesia. Nació en 1965 para prolongar las reuniones del Concilio Vaticano II, y por eso sólo participaban obispos y algunos sacerdotes. Las pocas mujeres y laicos presentes eran «convidados de piedra», simples «oyentes» y «expertos».

Los últimos sínodos han abordado cuestiones estratégicas y delicadas, como la pastoral familiar, que incluye el acceso a sacramentos de personas divorciadas que se han casado de nuevo civilmente; la atención de zonas remotas de la Amazonia, para la que se abordó la posibilidad (exclusa) de ordenar sacerdotes a personas casadas; o la situación de los jóvenes en la Iglesia. Cuando el sínodo concluye, publica una lista recomendaciones, que adquiere valor ejecutivo si el Papa la firma y la asume como propia.

A partir de ahora la voz y voto de laicos y mujeres serán decisivos para aprobar o rechazar estas propuestas. Les corresponderá entre el 21 y el 25% del voto en la asamblea. Además, serán nombrados directamente por el Papa y a diferencia de los obispos, no intervendrán en representación de entidades específicas.

«Ahora las mujeres participan al mismo nivel que los obispos, antes éramos sólo oyentes o expertas», destaca a ABC Nathalie Becquart, hasta ahora la única mujer con derecho a voto, como número dos de la secretaría general del sínodo. Cuando fue nombrada en 2021, ya se intuía que el Papa había decidido extender el voto en el sínodo a las mujeres. «Más que el derecho a votar, me parece importante que tengamos derecho a intervenir en el aula y en las reuniones, al mismo nivel que los demás», añadió.

En su rápida presentación ante la prensa, Jean Claude Hollerich recordó que «ya en el pasado ha habido muchas solicitudes para que participen las mujeres y los laicos. Ahora se ha realizado». «La Iglesia será más completa en este sínodo. Reflejará a la Iglesia entera», ha continuado.

«Seguirá siendo sínodo de obispos, pero enriquecerá a toda la Iglesia», explicó a ABC el secretario general del sínodo, el cardenal Mario Grech. Según el nuevo proceso, «el Papa nombrará a 70 miembros 'no obispos', seleccionados de una lista de 140 personas indicadas (y no elegidas) por las reuniones continentales del sínodo». La idea es que al menos «el 50% sean mujeres y que se valore también la presencia de jóvenes». «Como proceden de las reuniones preparatorias, son testimonios del proceso de cada sínodo, que dura varios años. Su presencia garantiza la 'memoria',», añade Grech. En paralelo, el Papa podría nombrar otros más para la cuota de participantes «de derecho pontificio».

En la asamblea habrá además otros laicos, que intervendrán como «expertos» sobre cuestiones técnicas que requieren especialización, y «facilitadores», que moderarán las reuniones por grupos. Desaparece la figura del «oyente».

La próxima asamblea general del sínodo será en octubre. Abordarán la «sinodalidad» en la Iglesia católica, es decir, la común responsabilidad de todos los bautizados en su gobierno. El nombre de los primeros miembros laicos y las primeras mujeres que votarán a pleno título se dará a conocer antes de junio.