La nueva Selectividad se estrena con un bajón de notas: «Veníamos del aprobado general del Covid»

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Beatriz L. Echazarreta

En esta nueva Selectividad las faltas de ortografía han podido restar hasta un punto, salvo en los exámenes de Lengua castellana o las lenguas cooficiales (hasta dos puntos) y en las pruebas de lenguas extranjeras en las que la penalización podía alcanzar el 15% (1,5 puntos). La otra gran dificultad de este año ha sido la reducción de la opcionalidad, pues los estudiantes no han tenido la posibilidad de escoger entre dos modelos de examen como antaño.

El carácter «competencial» –menos memorístico– había suscitado un fuerte desconcierto entre los estudiantes aunque, con los exámenes en la mano, se puede constatar que no se ha llegado a aplicar en casi ninguna de las comunidades autónomas. Galicia ha sido una de las pocas regiones que sí incluyó ese 25% de cuestiones 'para pensar' en sus pruebas, ocasionando la queja tanto de profesores de Secundaria como de alumnos. Sin embargo, esta comunidad no ha empeorado apenas sus resultados respecto al curso anterior (del 96% de aprobados en 2024 han pasado al 95,6%). «Si en Galicia no se han resentido los resultados ha sido porque el modelo llegó a tiempo, en septiembre. Este año, además, hemos conseguido que los estudiantes brillantes se diferencien del resto», explica Maite Flores, del Ciug, la Comisión Internuniversitaria de Galicia.

También en Castilla-La Mancha, otra de las regiones en las que los modelos de examen no tardaron en llegar a las aulas, los resultados se han mantenido estables en torno al 96% de aprobados de un año a otro. ¿Ha sido la bajado de notas producto de la inseguridad que trajo la falta de modelos? A mediados de octubre, los estudiantes de Bachillerato salieron a la calle en más de 50 ciudades para exigirle a Pilar Alegría soluciones ante la incertidumbre, pues los cambios que incorporaba la nueva Selectividad fueron aprobados en mitad del verano, con los profesores de vacaciones. «En las notas de la PAU hay dos factores que influyen: la dificultad del examen y las expectativas del alumnado. Lo que ha ocurrido este curso es que no había expectativas, sino un desconocimiento total», afirma José Manuel Lacasa, director del Instituto F de Investigación Educativa. Desde la Selectividad del año de la pandemia, recuerda, con el famoso 'aprobado general', las normas de opcionalidad no habían cambiado. «Es normal, por tanto, que haya habido un descenso generalizado en las calificaciones. Eso sí, se pensaba que el batacazo sería aún mayor», opina.

Para Lacasa, el llamado «aspecto competencial» –preguntas abiertas para reflexionar– «es un verdadero cuento» y califica esta PAU como 'lampedusiana', pues todo ha cambiado en la ley para que nada cambiara realmente sobre el papel. Cree que, una vez más, la Selectividad ha sido una injusticia, sin un examen homogéneo por comunidades, algo «impensable en cualquier país europeo serio».

Para Lucas Gortázar, director de Investigación de EsadeEcPol, es difícil separar las razones que explican la caída, porque a la vez que la reducción de la optatividad también se han aplicado nuevos modelos y sabemos, refiere, que ante los cambios de pruebas los resultados suelen caer al principio (y luego pueden rebotar). Es seguro que la reducción de optatividad es una de las razones, «probablemente la principal, pero no la única», pues vemos la caída no es igual en todas partes y puede haber razones específicas en cada comunidad autónoma. Sea como fuere, los porcentajes de aprobados y las notas medias en toda España se sitúan en números previos a 2020. Es decir, parece que la desescalada académica, la nueva normalidad después del Covid, se ha demorado un lustro en las aulas.