Al menos 52 muertos, entre ellos 15 niños, en una riada en Texas

Al cierre de esta edición, el número de víctimas mortales ha ascendido a 52, entre ellos 15 niños, pero en medio del pesimismo entre las autoridades de que la factura mortal ascendiera en las siguientes horas.

En la rueda de prensa ofrecida por la mañana del sábado -a última hora de la tarde en España- por las autoridades, Dalton Rice, regidor de la localidad de Kerrville, una de las afectadas por las riadas, aseguró que no tenía un número exacto de desaparecidos. «La información va a ir cambiando a cada minuto», reconoció.

«La gente tiene que ser consciente de que hoy puede ser un día duro», anticipó Joe Herring, alcalde de Kerryville. Una de las grandes preocupaciones es el estado de las 27 niñas desaparecidas desde la madrugada del viernes. Todas participaban en un campamento de verano en Camp Mystic, a orillas del Guadalupe. Es un campamento cristiano, con casi un siglo de historia al que van chicas de todo el estado.

Allí, como en otras partes de la región, el cauce se desbordó desde primera hora de aquella madrugada. Y lo hizo con violencia. Las lluvias torrenciales provocaron que el cauce se elevara ocho metros en apenas 45 minutos. La riada se llevó por delante casas, coches y un número de víctimas todavía no determinado. El personal de emergencia había realizado 850 rescates, con helicópteros, lanchas y a nada. Encontraron supervivientes subidos a árboles o edificios, y resguardados en zonas altas.

«No pararemos hasta que encontremos a todas y cada una de las personas afectadas«, dijo el sheriff del condado de Kerr, Larry Leitha. «Es un evento trágico, va a ser un evento con número masivo de víctimas», advertía en la víspera Freeman Martin, el director del Departamento de Seguridad Pública de Texas. Estos trabajos se veían dificultados durante el fin de semana por las inundaciones persistentes, los cortes de carreteras y autopistas y la acumulación de escombros.

«Es algo horrible, conmociona», reaccionó el viernes a última hora de la noche el presidente del país, Donald Trump. Esa conmoción es lo que dominaba este sábado a la región afectada. Y las dudas sobre por qué no se dio mayores avisos a los vecinos sobre la posibilidad de inundaciones agresivas por las lluvias torrenciales. «No tenemos sistema de alerta de emergencias», reconoció el juez Rob Kelly, la autoridad más alta del condado de Kerr. «No sabíamos que venía esta inundación».

Accuweather, la compañía de previsión meteorológica más popular en EE.UU., aseguró que tanto ella como el Servicio Meteorológico Nacional emitieron alertas sobre posibles inundaciones rápidas. «Esta alertas deberían haber dado suficiente tiempo a las autoridades para evacuar campamentos como el de Camp Mystic y para poner a la gente a salvo», aseguró en un comunicado.

Pero según Nim Kidd, que lidera la División de Gestión de Emergencias de Texas, los partes emitidos por el Servicio Meteorológico Nacional «no predijo la cantidad de lluvia que se registró». Durante el día, la prensa local recogió infinidad de testimonios de supervivencia dramáticos. Como el de Erin Burgess, que se salvó agarrada a un árbol durante horas como su hijo adolescente.

«No nos llegó ninguna alerta de emergencia», aseguró a la agencia AP. No es la primera vez que esta zona, muy expuesta a las riadas, sufre grandes tragedias. En 1987, otra riada acabó con la vida de diez adolescentes.