Tiroteo Tailandia
Conmoción en Tailandia por la matanza en una guardería de 37 personas, 22 de ellas niños
Un expolicía juzgado por drogas provoca la mayor masacre en la historia reciente del país y mata también a su esposa e hijo antes de suicidarse
En una salvajada imposible de entender, un expolicía mató este jueves en una guardería de Tailandia a 37 personas, de las que 22 eran niños, los más pequeños de solo dos años. Un crimen que ha conmocionado al «país de la sonrisa» y puesto ... de manifiesto, de la manera más brutal, dos graves problemas sociales: la abundancia de armas y las drogas. Como un cóctel explosivo, ambas confluyen en esta tragedia a la que los tailandeses no le encuentran explicación.
Eran las doce y media (siete y media de la mañana, hora peninsular española) cuando el asesino entró armado con una escopeta, una pistola y un cuchillo en un centro de preescolar de Utthai Sawan, en la provincia nororiental de Nong Bua Lamphu, una de las más pobres del país y situada a unos 500 kilómetros de Bangkok. Justo tras el almuerzo, los niños dormían plácidamente la siesta mientras esperaban a que sus padres, la mayoría campesinos de esta zona eminentemente rural, los recogieran por la tarde, tras terminar su faena. Pero no volverían a verlos nunca más.
Tras disparar primero a varios trabajadores de la guardería, incluyendo a una maestra embarazada de ocho meses, el asaltante mató luego a los niños, según informa la agencia Reuters. Tras huir en su camioneta, con la que embistió a otros transeúntes mientras abría fuego con su arma, volvió a su casa y continuó la masacre matando a su esposa y su hijo. Perseguido por la Policía, acabó suicidándose, dejando el balance total de esta carnicería en 38 muertos.
Las autoridades identificaron al agresor como Panya Khamrab, un antiguo agente de 34 años expulsado de la Policía tras ser detenido por posesión de drogas. En concreto «yaba», una metanfetamina muy popular en Tailandia. De hecho, Khamrab había asistido por mañana al juicio por este caso, cuya sentencia iba a conocer hoy viernes.
Tan exaltado que parecía drogado, como explicaron a la BBC algunos testigos que lo vieron, se presentó en la guardería buscando a su hijo, que no estaba allí. Dando rienda su furia, disparó a todo lo que se movía y acabó provocando la mayor matanza en la historia reciente de Tailandia. Y podría haber sido mucho peor porque dicha guardería atiende cada día a unos 92 niños, pero las fuertes lluvias y la avería de uno de sus autobuses mermaron ayer la asistencia. Aun así, en el interior de la guardería Khamrab acabó con la vida de 19 niños, tres niñas y dos adultos, pero las cifras de fallecidos y algunos detalles no están todavía claros. Lo que sí se sabe, según explicó la Policía, es que usó su propia pistola, de calibre nueve milímetros y adquirida legalmente, y se sospecha que iba drogado. Además, atacó a los niños con el cuchillo que llevaba, por lo que los agentes y médicos se encontraron una escena dantesca cuando entraron en la guardería.
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A la espera de que se conozcan más detalles y las causas del crimen, el Gobierno tailandés expresó su pesar y prometió una investigación a fondo. Conmocionado por la tragedia, el primer ministro, Prayuth Chan-ocha, transmitió sus condolencias a las familias de las víctimas y ordenó que los heridos reciban todos los cuidados posibles para recuperarse física y psicológicamente.
Imagen en la que se pide la colaboración ciudadana para encontrar al agresor
Como se ve en las sobrecogedoras imágenes que circulan por las redes sociales, los familiares y vecinos están devastados por la tragedia. Nada más enterarse de la noticia, los padres acudieron a las puertas de la guardería y se encontraron con un horror que jamás podían imaginar, rompiendo a gritar de dolor y a llorar desconsolados. Presas todavía del pánico, los supervivientes contaban cómo habían evitado la muerte. «Rompió de una patada una ventana y luego empezó a disparar a la puerta… Corrí a la cocina para esconderme», relataba una mujer a Reuters mientras otra recordaba que, juntando la palma de las manos, le había suplicado por su vida justo cuando estaba recargando su arma.
Con 70 millones de habitantes, en Tailandia hay diez millones de armas registradas legalmente y otros cuatro millones sin papeles, según una ONG con sede en Sídney llamada Gunpolicy. A pesar de esta abundancia de armas, los tiroteos son poco frecuentes. Pero, en febrero de 2020, un soldado mató a 29 personas e hirió a medio centenar en un centro comercial de la ciudad de Nakhon Ratchasima, al nordeste de Bangkok, por una disputa de propiedad. Era el peor crimen de esta clase hasta la matanza en la guardería de Utthai Sawan.
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