Meloni declara la emergencia y la convierte la natalidad en prioridad de su mandato
«No podemos gravar igual a los solteros que a los que tienen una familia con hijos» dice el ministro de Economía italiano
Tres países, tres modelos distintos para revertir la crisis de natalidad
Giorgia Meloni en el parlamento italiano, el día que fue elegida como Primera Ministra
La dramática caída de la natalidad es una de las grandes emergencias en Italia. Así lo reconoce la primera ministra, Giorgia Meloni, que en su programa de Gobierno ha situado como un tema central «incentivar la natalidad», con la creación del Ministerio de la ... Familia, la Natalidad e Igualdad de Oportunidades. «El Gobierno quiere afrontar la crisis demográfica, porque los hijos son la primera piedra en la construcción de cualquier futuro», ha dicho Meloni, prometiendo medidas para incentivar la natalidad y el trabajo de la mujer.
«Desde el primer día, el Gobierno ha puesto a los hijos y a los padres en la cima de la agenda política, ha hecho de la natalidad y de la familia la prioridad absoluta de nuestra acción, porque queremos que Italia vuelva a tener un futuro en el que esperar y creer, un futuro mejor que este presente incierto», dijo Meloni recientemente en Roma, durante unas jornadas sobre 'Los estados generales de la natalidad'.
El hecho de llegar a mínimos históricos ha encendido todas las alarmas. Por primera vez en 160 años, es decir, desde la unificación de Italia, los recién nacidos en 2022 han caído por debajo de los 400.000. Italia se sitúa a la cola de Europa en natalidad, con menos de siete recién nacidos y más de doce defunciones por cada mil habitantes, con 393.000 nacimientos y 713.000 defunciones en 2022 y 1,5 millones de habitantes menos que en 2014. El índice de fertilidad (media de hijos por mujer) descendió de 2,5 a finales de la década de 1960, a 1,4 a mitad de los 80. Ahora está en 1,24.
A la vista de estos datos, el reputado sociólogo Giuseppe De Rita, padre de ocho hijos y fundador del Censis (Centro de Estudios Sociales) se muestra pesimista si no se invierte la tendencia negativa: «Hoy no hay idea del futuro. Italia es un país sin motivación. La unificación significó el impulso para crear una nación y duró mucho tiempo. El fascismo se apoderó del deseo de tener hijos. Hoy los jóvenes no sólo no tienen hijos, sino que ya no se casan. Y la convivencia nunca es un compromiso serio» con «una meta mínima».
Pero, en contra de lo que a menudo se dice, la realidad es que el deseo de tener hijos y formar una familia por parte de los jóvenes italianos existe. El problema es que, según las encuestas, no se dan las condiciones para llevar a cabo este proyecto. Según el reciente informe «La crisis demográfica italiana», elaborado por el instituto Ipsos, la caída de la natalidad es un problema percibido como urgente por el 74% de los italianos y choca con el deseo de tener hijos, también expresado claramente por los jóvenes: siete de cada diez quisieran al menos dos, y casi un tercio, tres o más.
La misma encuesta señala cinco causas de la crisis de la natalidad: los bajos salarios y el aumento del coste de la vida (el 70% de las respuestas); la precariedad laboral (63%); falta de apoyo público para los costes de la crianza (59%); falta de servicios para las familias (57%); y el miedo a perder el trabajo (56%).
Perder un 18% del PIB
Las consecuencias de la crisis de natalidad pueden ser dramáticas. El economista Carlo Cotarelli considera que «la caída demográfica es la primera causa de la falta de crecimiento que ha tenido el país en dos décadas». Según el ministro de Educación, Giuseppe Valditara, dentro de diez años, habrá 1,5 millones de estudiantes y 130.000 profesores menos. El titular de Economía, Giancarlo Giorgetti, ha cuantificado el impacto: «Hay que reafirmar con fuerza que el sistema económico está íntimamente ligado al fenómeno de la natalidad. De aquí a 2042, Italia corre el riesgo de perder porcentajes del Producto Interior Bruto equivalentes al 18%. Es el primer dato del que hay que partir».
Giorgetti, de La Liga, dijo en el Senado que se debe aprobar «una medida con impacto», con «diferentes impuestos para los solteros y las familias». «No podemos gravar de la misma manera a los solteros y a los que tienen una familia con hijos», si bien reconoció que «solo con la intervención fiscal no se resolverá el problema. Tenemos que poner en marcha una política integral».
De momento, el Gobierno Meloni mantiene una ayuda mensual por hijo de 168 euros, de promedio, que alcanza a 9,6 millones de menores de 21 años (una media de 2.016 euros por familia). Este subsidio universal tiene un coste para el Estado de casi 20.000 millones de euros al año. Hay propuestas en estudio para reducir la tributación: «Se debería introducir una deducción de 10.000 euros anuales por cada hijo a cargo (ahora 950 euros hasta los 21 años) hasta el final de sus estudios, incluidos los universitarios, para todos los hogares sin límite de ingresos», comentó Massimo Bitonci, subsecretario del Ministerio de Empresas.
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Además, el Gobierno ha reducido el IVA en los productos para la infancia y prevé fortalecer los servicios educativos para niños y alargar el permiso de paternidad, entre otras propuestas. Se ha comprometido a buscar con todas las fuerzas políticas una solución que contenga medidas estructurales.