El Papa sigue siendo infalible
Más que de infalibilidad pontificia tendríamos que hablar de la infalibilidad de la Iglesia
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El Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, que preside el cardenal Kurt Koch, acaba de publicar uno de los documentos teológicos más relevantes de este pontificado, el titulado «El obispo de Roma». Un texto síntesis de los trabajos ecuménicos de los ... últimos años. Un intento también, dentro del amplio mundo del cristianismo, de ofrecer una nueva imagen del papado. No hay que descartar, por tanto, que ahora el Papa Francisco intensifique los esfuerzos ecuménicos con motivo, en el 2025, de la celebración del 1.700 aniversario del Concilio de Nicea, el primer Concilio de la historia de la Iglesia unida. El Papa Francisco no quiere que se vuelva a decir lo que, en 1967, Pablo VI constataba. Que «el Papa [...] es sin duda el más grave obstáculo en el camino hacia el ecumenismo».
Una de las cuestiones que aborda el nuevo documento es la de la infalibilidad pontificia. Más que hablar de infalibilidad pontificia tendríamos antes que hablar de la infalibilidad de la Iglesia. Un carisma que produce alergia en la cultura actual, entre otras razones por que no suele ser ni bien explicado, ni bien entendido. También porque representa una apuesta de fondo por la verdad.
La Iglesia expresa con este concepto la certeza de que la fe cristiana escapa a todo error capaz de alterarla gravemente y se mantiene en la verdad, en lo que toca a las afirmaciones doctrinales. No hay que confundir el don de la infalibilidad con las definiciones dogmáticas. Las definiciones dogmáticas son pocas, pero la doctrina infalible es mucho más extensa que los pocos dogmas de fe que a lo largo de la historia se han promulgado.
Si algo nos está diciendo el Papa Francisco, también con este texto, es que hay que repensar el ejercicio del ministerio de Pedro, cabeza de los apóstoles, y el valor de su palabra como palabra de la Iglesia. Incluso ante la proliferación de sus intervenciones, recibidas de formas muy diversas.
Lo que está claro es que el obispo de Roma no ha dejado de ser infalible, aunque cada vez lo parezca menos.