Colonización ideológica y Agenda 2030
A la buena voluntad de afrontar los problemas globales, subyace un intento de imponer un pensamiento único subvencionado
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Iniciar sesiónCon reiterada frecuencia escuchamos a las ministras de Podemos justificar determinadas políticas aludiendo a la Agenda 2030. Tenemos incluso un ministerio que se llama de Derechos Sociales y Agenda 2030, de cuya titular no me quiero acordar. Por eso, la referencia a la Agenda ... 2030 en los objetivos de la próxima JMJ de Lisboa, 1 a 6 de agosto de 2023, ha levantado no poco revuelo en determinados sectores de la Iglesia. Convendría por tanto interpretar bien lo que dice. He aquí el texto publicado en la página web oficial: «Nuestra misión es construir la JMJ Lisboa 2023 teniendo en cuenta los objetivos de sostenibilidad abrazados en todo el mundo, los Laudato Si' Goals presentados por el Vaticano y la Agenda 2030 de las Naciones Unidas (ODS), siguiendo las orientaciones de la Santa Sede».
Quien sabe de la Agenda 2030 es el actual Nuncio Apostólico en España, monseñor Bernardito C. Auza, que fue el representante de la Santa Sede en Naciones Unidas encargado de articular la posición del Vaticano. De hecho, el Nuncio se ha prodigado últimamente en intervenciones públicas sobre esta Agenda. De la lectura pausada de la carta y del Anexo que la Santa Sede dirigió al secretario general de Naciones Unidas sobre la Agenda 2030 se deducen algunas de las siguientes ideas. A la buena voluntad de afrontar los problemas globales, subyace un intento de imponer un pensamiento único subvencionado. La Santa Sede no acepta íntegramente los 17 objetivos y las 169 metas, ni mucho menos las interpretaciones que determinados Estados están haciendo de esos objetivos.
La Agenda 2030 se está utilizando para un proceso de «colonización ideológica» al establecer un nexo directo entre la aprobación de ayudas y la adopción de ideologías que imponen modelos antropológicos. Por ejemplo, cuando se habla de género debe ser entendido según una noción fundamentada en el «criterio biológico» y no como hace nuestro Gobierno. O en la cuestión de lenguaje. Utiliza el concepto neomarxista de empoderar, en vez de promocionar. Y, por supuesto, dentro del derecho a la salud sexual y reproductiva no puede caber el aborto como derecho.
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