El adiós del cardenal Omella

El cardenal Omella fue elegido presidente de la Conferencia Episcopal el 3 de marzo de 2020. El próximo mes de marzo acabará su mandato y no podrá ser reelegido. Un tiempo en el que ha intentado amplificar los ecos del pontificado del Papa Francisco a partir de una estrategia de vasos comunicantes, lo que no conseguía en Madrid lo conseguía en Roma, lo que no conseguía en Roma, lo intentaba en Madrid. Con su estilo campechano, que permite que se le entienda todo, lo que dice y lo que no dice, y su empeño aragonés, ha querido sacar a la Iglesia de la refriega política. Transversalidad inédita en España. Sensible a las cuestiones sociales, lo suyo es más la escenografía de la conversación amigable, también con Bolaños e Illa, que el protagonismo de la referencia pública. En Barcelona, el mundo independentista no parece que haya hecho todavía la digestión del cardenal Omella. Amigo de sus amigos, ha formado una constelación episcopal de «obispos maños» con la promoción de los que ya estaban o con el nombramiento de los nuevos, en continuidad con lo que hizo su mentor, el recordado monseñor Elías Yanes. Nada nuevo en la historia de la Iglesia.