La gripe desborda las funerarias: hasta cuatro días de espera para enterrar a un familiar

«Los hospitales no paran de llamarnos para que vayamos a recoger cadáveres y aquí tenemos una saturación importante», señala Tejadas, que asegura que la situación es generalizada en toda España, especialmente en las dos grandes capitales, Madrid y Barcelona.

Portavoces de Interfunerarias de fuera de Cataluña lo confirman a este diario. «Debido a la punta de mortalidad, los tiempos para enterrar e incinerar han aumentado notablemente y mientras antes se tardaba entre 24 y 48 horas en enterrar a una persona, ahora hay familias que esperan hasta cuatro días», precisa un trabajador en relación a la situación en Barcelona. Empleados de la empresa en Valencia suscriben también a este diario la situación de desbordamiento en sus instalaciones.

«La actual situación nos ha obligado a aumentar los turnos en los crematorios», precisan desde la compañía. «Las familias que piden una inhumación en un cementerio pueden esperar entre dos y cuatro días», señalan los citados portavoces. Otra trabajadora de la empresa, Sara Revilla, reconoce la punta de actividad «que ha obligado a dimensionar la plantilla», aunque afirma que «la situación es similar a la de otros años en estas fechas».

Desde el grupo Mémora Servicios Funerarios de Barcelona reconocen también un incremento de la actividad, aunque aseguran que en sus centros no hay colapso. «Como es habitual, cada año por estas fechas y con la llegada del frío se producen incrementos en la tasa de mortalidad debido a los efectos de diversos virus como el de la gripe. En ciertas ocasiones se pueden llegar producir algunos retrasos en la disponibilidad de salas de velatorio si las familias desean velar y celebrar las ceremonias de despedida en los mismos tanatorios y en los mismos horarios, por lo que se pueden establecer ajustes para satisfacer de la mejor manera las necesidades de cada una de ellas», señalan. «De todas formas, la capacidad de instalaciones y de prestación de servicios está más que garantizada», añaden en declaraciones a este diario.

Desde la patronal Panasef indican a ABC que «enero y diciembre son los meses que tradicionalmente presentan más defunciones», aunque precisan que no les consta que haya un exceso de la mortalidad no esperado. Aunque las últimas estadísticas publicadas no reflejan en líneas generales el incremento de la mortalidad- las cifras relativas a la última semana de diciembre sí apuntan un aumento de óbitos pasando de los 9.726 notificados en 2022 a los 10.021 notificados en la misma semana de 2023- algunos expertos consultados recuerdan que «la incidencia real de la mortalidad suele recogerse en registros posteriores.

Epidemiólogos e infectólogos consultados por ABC coinciden en que este año la incidencia de la gripe ha sido especialmente alta, y eso, según apuntan, sumando a las bajas temperaturas de estos últimos días y la menor tasa de vacunación entre personas de edad avanzada y más frágiles, podría haber causado «cuadros más severos».

«Hay más mortalidad seguro. Hace más frío, hay un pico de contagios y más patología; eso hace que en estas épocas las muertes aumenten», señala en declaraciones a ABC el epidemiólogo del Hospital Clínic de Barcelona, Antoni Trilla, quien advierte de que ese aumento de mortalidad probablemente no se reflejará en las próximas estadísticas porque «la mortalidad tiene un retraso en los registros».

Trilla precisa que este año el pico de la gripe se ha avanzado porque habitualmente se produce más tarde. Apunta también el efecto posiblemente más grave de la infección en personas mayores con patología avanzada que no están vacunadas. «Este año, al contrario de años anteriores, hay personas mayores que, por la razón que sea, no se han vacunado y eso les hace más vulnerables a cuadros más graves», advierte el epidemiólogo. Recuerda en este sentido que un 75 por ciento de los casos detectados son causados por la cepa AH1, que la vacuna actual cubre, pero hay un 25 por ciento de casos causados por la cepa H3N2, más agresiva en personas de edad avanzada y que escapa a la cobertura vacunal. «Si les toca la cepa mala y no están protegidos, las consecuencias pueden ser graves», señala el epidemiólogo del Hospital Clínic.

La presidenta de la Sociedad Catalana de Urgencias y Emergencias, Mireia Puig Capmany, reconoce en declaraciones a la televisión autonómica que las actuales cifras de incidencia «son cifras nunca vistas, de récord» y denuncia la falta de personal sanitario para afrontar esta situación.