islandia
Grindavík, esperando lo peor desde la fábrica de bacalao del mundo
«El ritmo de los terremotos ha decrecido, pero los geólogos indican que esto suele ser la calma antes de la erupción», asegura el presidente en España de una de las mayores pesqueras de la isla
El destino de moda en Europa es pequeño, frío, espectacular y amante del bacalao
De repente, la tierra tembló de una manera demasiado conocida. Entre la medianoche y las 14.00 hora local del viernes, en Islandia, se midieron cerca de 800 terremotos en las inmediaciones de Grindavík, una localidad costera situada unos 50 kilómetros al suroeste de la ... capital, Reikiavik. El Gobierno declaró el estado de emergencia y la policía instó a los más de 4.000 residentes de la zona a abandonarla ante el peligro de que la oleada de seísmos -nueve de ellos, superiores a 3 grados- desencadenara en una erupción volcánica parecida a la que ocurrió en 2010 cerca del lugar, cuando el volcán Eyjafjallajökull paralizó el tráfico aéreo de media Europa.
En no más de una hora, Grindavík era una ciudad vacía, sin alma, ni rastro de la viva actividad pesquera que se desarrolla en sus muelles. No en vano, se trata del segundo puerto más grande en toda la costa meridional de la isla, una localidad que vive, primero, del turismo que atrae la Laguna Azul, uno de los mayores balnearios geotermales de Europa; pero, sobre todo, de la industria del bacalao, producto en el que sólo China y Países Bajos superan en número de exportaciones a Islandia a pesar de que ésta sólo cuenta con 360.000 habitantes.
Imagen aérea de las fisuras emergidas cerca de Grindavík
El temor entre los residentes del pueblo era ayer mayúsculo: la Agencia de Protección Civil de Islandia aseguró el viernes que un túnel de magma de 15 kilómetros estaba formándose bajo la superficie de la zona. Si se abriera una fisura en el lugar, podría alcanzar los ocho kilómetros de longitud, borrando del mapa cualquier infraestructura que encontrase, incluyendo el propio pueblo o la cercana planta geotérmica de Svartsengi, principal suministradora de electricidad para los 30.000 residentes de la península de Reykjanes, que las autoridades ya han empezado a proteger con altos muros.
A pesar de los múltiples temblores que se produjeron durante el fin de semana, la noche del sábado fue relativamente calmada. «Esto es normal porque los terremotos ya han liberado la mayor parte de la presión que había. De todos modos, los expertos nos han asegurado que esto suele ser la calma antes de la erupción», asegura para ABC Agnar Thor, presidente en España de Vísir, una de las mayores importadoras de bacalao de la isla, desde donde siguen con preocupación el estado de su planta procesadora en Grindavík, que genera cientos de puestos de trabajo, así como el destino de sus buques palangreros, amarrados a su suerte en los abandonados muelles del puerto.
Planta procesadora de bacalao de Vísir, en Grindavík
Según explicó en una reunión informativa el sábado el geólogo de la Universidad de Islandia, Magnús Tumi Guomundsson, a pesar de que la altura de la columna de magma liberada no sería excesiva, la lava podría causar estragos. También apuntó que la intensidad al principio podría ser comparable a la erupción del volcán Holuhraun en 2014, en el norte de la isla, en cuyo caso habría que prestar mucha atención a la contaminación por gas y mantener evacuada la zona hasta que volviera a ser segura.
En la misma reunión de emergencia, el alcalde de Grindavík, Fannar Jónasson, aseguró que la situación se había vuelto «mucho más oscura de lo que temían». Su ciudad es una de las más pobladas de la península de Reykjanes, una región marcada por el vulcanismo activo bajo su superficie y grandes campos de lava, orígen de las más espectaculares erupciones que ha vivido Islandia durante las últimas décadas. Ejemplo de este polvorín antiguo es la erupción del volcán Fagradalsfjall en 2021 después de casi 800 años de inactividad.
Cabe recordar que la zona está situada estrictamente entre la placa americana y la euroasiática, pues Islandia es nada menos que la parte visible (sobre el nivel del mar) de la dorsal Mesoatlántica, que separa ambos continentes unos pocos centímetros cada año. Por supuesto, en la región cuentan con un estricto plan de emergencia ante catástrofes de este calibre, aseguró el alcalde en la reunión, pero nadie podía esperar tales niveles de emergencia.
Sin mirar atrás
La evacuación de Grindavik resultó ayer un tanto apresurada, pero no caótica. La grandísima mayoría de residentes encontraron refugio en casa de familiares u hoteles, pero unas 160 personas tuvieron que ser atendidas por el centro de ayuda masivo habilitado por la Cruz Roja, donde 75 de ellas -sobre todo, de origen extranjero- pasarían la noche, según explicó la presidenta de la organización en la isla, Silja Bára Ómarsdóttir.
Por el momento nadie podrá regresar a la ciudad, donde la apresurada huida ha dejado abandonadas pertenencias millonarias como caballos o, especialmente, barcos. Todo el tráfico marítimo está cerrado y el administrador del puerto, Sigurour Arna Kristmundsson, asegura estar esperando información, como otros, sobre cuándo será posible recuperar las posesiones.
El Sturla, barco pesquero de Vísir que busca el bacalao en el norte
Ahora la mirada está puesta sobre una serie de cráteres que llevan el nombre de Sundhnúk, al norte de Grindavík, que podrían ser el orificio de escape de la columna de magma, aseguró porvaldur póroarson, profesor de vulcanología y ciencia de las rocas en la Universidad de Islandia, en una entrevista para el medio local 'mbl.is'.
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