Francisco y la bioética
Dicen quienes le conocieron mejor que, entre los temas que especialmente interesaban al Pontífice, las cuestiones bioéticas han ocupado un papel muy destacado
Muere el Papa Francisco a los 88 años
Federico de Montalvo Jääskeläinen y Vicente Bellver
Dicen quienes le conocieron mejor que, entre los temas que especialmente interesaban al Papa Francisco, las cuestiones bioéticas han ocupado un papel muy destacado. Y como muestra de ello encontramos la incesante labor llevada a cabo por la Pontificia Academia para la Vida, erigida ... hace ya décadas por Juan Pablo II como máxima institución vaticana para la reflexión y propuesta en dicho ámbito bioético, institución que ha seguido con su tarea durante estos más de dos lustros. El trabajo de la Academia estos años, con un número importante de iniciativas y documentos no son solo uno de sus grandes legados, sino testimonio de su decidida apuesta por afrontar el debate de las cuestiones bioéticas que habitualmente son especialmente complejas y no siempre sujetas a un fácil consenso, incluso entre quienes profesamos las mismas creencias.
Y si de alguna manera podemos intentar resumir su Papado desde esta perspectiva bioética, además de por el trabajo de la citada Academia, creemos que dos ideas pueden servir para tratar de hacerlo:
En primer lugar, el Papa no se ha olvidado de los temas más clásicos de la bioética, en especial, de los vinculados al inicio y al final de la vida, aborto y eutanasia. Sin embargo, si ha habido algo novedoso en la manera de afrontarlos ahora ha sido, quizás, la de promover fórmulas éticas y legales que eviten incurrir en la fórmula criminal como solución principal. Es decir, mantener la protección de la vida en todas sus fases, desde la fecundación hasta la propia muerte, pero sin considerar que la manera de promover una cultura de la vida sea a través de la condena penal de la mujer que recurre a la interrupción voluntaria del embarazo ni de quien ayuda a otro a morir en una situación de especial padecimiento. Proteger la vida sin condenar, sino acompañando, formando e informando.
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MUERE EL PAPA FRANCISCO
Javier Martínez-Brocal | Corresponsal en el Vaticano -
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José Francisco Serrano Oceja
En segundo lugar, el Papa ha querido afrontar cuestiones éticas más novedosas como las que nos está planteando actualmente el ingente avance de la tecnología, en especial, el Big Data y la IA. Muestra de ello ha sido el importante manifiesto Roma Calls por AI Ethics que promueve un desarrollo de estas tecnologías basado en sólidos principios bioéticos. La declaración tiene por objetivo promover el sentido de responsabilidad compartida entre organizaciones internacionales, gobiernos, instituciones y sector privado, con el fin de crear un futuro donde la innovación digital y el progreso tecnológico se lleven a cabo sin detrimento de la humanidad, con el firme compromiso de respeto a la dignidad de la persona humana, y que no tenga como único objetivo el aumento de los beneficios económicos ni la sustitución gradual de personas en el ámbito laboral. La Declaración ha sido suscrita por decenas de países, instituciones y empresas, y entre ellas, las principales empresas tecnológicas de nuestro planeta.
Para el Papa, la tecnología puede ofrecer mucho bien a la humanidad, pero siempre que su desarrollo se haga desde el discernimiento. Y a este respecto, son muy reveladoras las palabras que recoge su última encíclica, Dilexit Nos, de octubre de 2024, dedicada al Sagrado Corazón, y en la que nos anima a volver al corazón, ya que en este mundo líquido es necesario hablar nuevamente de él, apuntar hacia allí donde cada persona, de toda clase y condición, hace su síntesis; allí donde los seres concretos tienen la fuente y la raíz de todas sus demás potencias, convicciones, pasiones, elecciones. Pero, el Papa nos advierte de que nos movemos en sociedades de consumidores seriales que viven al día y dominados por los ritmos y ruidos de la tecnología, y ello nos quita la paciencia tan necesaria para hacer los procesos que la interioridad requiere.
En definitiva, lo que caracteriza la bioética de Francisco son el discernimiento y el corazón.
Miembros de la Pontificia Academia para la Vida
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