Dos manifestaciones y gritos de dimisión: así será la marcha del 8-M más convulso
El Día de la Mujer las dos corrientes marcharán de nuevo por separado, más enfrentadas que nunca
Las feministas clásicas pedirán la destitución de Irene Montero por las consecuencias de la ley del 'solo sí es sí'
El Gobierno pierde fuelle y se fractura por el 'sí es sí', la ley trans y Tito Berni
El feminismo se fractura
Madrid
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Iniciar sesiónLejos han quedado los años en los que las asistentes a la manifestación del 8-M se contaban por cientos de miles. También aquellos en los que la imagen del feminismo era de unidad, con una única cabecera en una sola marcha que aglutinaba la ... defensa de todas las mujeres. Pero aunque la sucesión de acontecimientos hace que parezca que hay que remontarse a otra época para revivir esa imagen, la realidad es que no hay que irse tan atrás: en 2019 la delegación del Gobierno cifró en más de 350.000 las personas que participaron en la manifestación en Madrid.
El año pasado, ya con dos convocatorias distintas, las mismas fuentes señalaban que la asistencia total era de 56.000 personas. Y entre una cifra y la otra solo han pasado cuatro años, aunque intensos en lo que se refiere a la aprobación de políticas de igualdad por parte del Gobierno de coalición, la mayoría impulsadas por la ministra de Igualdad, Irene Montero.
La 'ley trans' o las consecuencias que ha tenido la del 'solo sí es sí' -que ha provocado ya más de 700 rebajas de penas a delincuentes sexuales, según los datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)- han terminado de romper la relación de cordialidad que había existido años antes entre el feminismo en su conjunto y el Ministerio de Igualdad. Las discrepancias hacia las políticas impulsadas por Montero han ido en aumento. Con ello, también han crecido las diferencias entre los diferentes movimientos de mujeres.
El CGPJ eleva a 721 las rebajas de penas de agresores sexuales y a 74 las excarcelaciones por el 'sí es sí'
Marta MartínezSon datos oficiales recabados hasta el día 1 de marzo por el Consejo General del Poder Judicial del Tribunal Supremo, los tribunales superiores y las audiencias provinciales
El 8 de marzo de 2021, con la imposibilidad de manifestaciones multitudinarias a causa de la presencia del Covid-19, se ocultó ese enfrentamiento, aunque un año antes ya se había asomado a través de algunos momentos de tensión que se vivieron en las manifestaciones de las principales ciudades españolas. El año pasado, ya sin restricciones, en la capital se convocaron dos marchas distintas con objetivos y manifiestos diferentes. Esta vez se repetirá esa separación en varias ciudades, lo que aventura el alcance de un punto de no retorno en el que volver a encontrar posturas comunes será prácticamente imposible.
Responsabilidades políticas
Las protestas por las consecuencias de la ley del 'solo sí es sí' y la exigencia de su modificación marcarán la marcha convocada por el Movimiento Feminista de Madrid. Es la que se considera 'alternativa', pese a que algunos de los rostros que se verán en la cabecera llevan décadas participando en las organizaciones de mujeres. Será en esta, que partirá de la Glorieta de Atocha y avanzará por la calle Atocha hasta la plaza de la Provincia, en la que se pida la dimisión de Irene Montero y la reprobación del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, «como responsable de la gestión» de las políticas de Igualdad, señala a ABC Ana de Blas, portavoz de este movimiento. «Creemos que la chapuza que supone haber hecho esa reforma del Código Penal tiene que tener una crítica y se deben pedir responsabilidades políticas», espeta.
No será el único grito político que se podrá escuchar entre las asistentes, pues también habrá reproches dedicados a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por la gestión de la sanidad pública.
En la otra manifestación -la que se considera oficial pese a que no son ni la administración ni los partidos quienes la organizan- no habrá por parte de las organizadoras, la Comisión 8-M, protestas por la ley del 'sí es sí', pues creen «un avance histórico que se considere que el consentimiento de las mujeres es central para hablar de agresiones sexuales», en palabras de Ana Hernando, vocera (como llaman a sus portavoces) de la Comisión 8-M. «Pensamos que aumentar los castigos no protege a las mujeres y tampoco soluciona el problema de la violencia sexual», continúa. Sí reivindicarán, sin embargo, «cosas que pensamos que pueden faltar, como el derecho de las mujeres migrantes, que si tienen que hacer algún tipo de denuncia y no consiguen mostrar la culpabilidad del agresor pueden ser deportadas por la Ley de Extranjería». Partirá también de la Glorieta de Atocha, pero avanzará por Gran Vía hasta llegar a Plaza de España.
PSOE y Podemos irán a la marcha 'oficial' y el PP da libertad a sus miembros
Las dos manifestaciones que se han convocado para el próximo miércoles en Madrid, insisten las organizadoras de ambas, son apolíticas, es decir, no se ha contado con los partidos. Las organizaciones que las convocan, además, aseguran que no pertenecen a ningún grupo. Pero la asistencia de miembros del Gobierno y de la oposición supondrá una declaración de intenciones según la marcha que escojan.
«Nosotras no tenemos interlocución con ningún representante político, ni del Gobierno ni parlamentario», resalta Ana de Blas, portavoz del Movimiento Feminista de Madrid, que añade que la manifestación está abierta para todo el que quiera asistir, pertenezca o no a organizaciones políticas. «Pero en la cabecera de la manifestación no estarán», sentencia.
Tampoco habrá políticos en la primera fila de la manifestación convocada por la Comisión 8M, que aunque también destaca su carácter apolítico, invita a participar a quien así lo desee. «Si los partidos políticos o los sindicatos quieren venir a esta manifestación, entendemos que es porque están de acuerdo con nuestro manifiesto, con las propuestas que nosotras lanzamos que en ningún caso hemos trabajado y consensuado con ellos», expresa Ana Hernando, vocera de la comisión.
Será en esta última manifestación en la que la mayoría de los representantes políticos desplieguen sus pancartas. No hay duda de que la ministra de Igualdad, Irene Montero, marchará junto a su equipo en la convocatoria del 8M, cercana a sus posicionamientos y nada crítica con la ley del 'solo sí es sí'. Pero también los socialistas acudirán a la misma, tal como confirman fuentes del PSOE, que califican a la misma de «la oficial» y destacan su presencia todos los años.
El PP, en cambio, no contará con representación oficial, sino que será cada dirigente el que decida si acudir o no a alguna de las marchas, explican fuentes del partido. Las mismas fuentes concretan que el partido ha dado libertad a todos sus miembros «para que se sumen a las concentraciones que consideren oportunas en defensa del feminismo y la igualdad».
También en Ciudadanos serán los cargos políticos los que decidan cómo participar en las manifestaciones, sin una directriz común. La portavoz nacional del partido, Patricia Guasp, asistirá a la que se convoque en Baleares, informan fuentes de la formación.
LOS DESENCUENTROS
Prostitución
La prostitución es uno de los asuntos que más dividen a las corrientes feministas. La clásica, englobada en el Movimiento Feminista de Madrid, cree indiscutible que debe abolirse, que es una de las banderas de la lucha por los derechos de las mujeres. La otra corriente, encabezada por la Comisión 8-M, considera que es un tema complejo que requiere de más debate.
'Ley trans'
La comisión ha convocado su manifestación al grito de «todas y todes», poniendo la defensa de la 'ley trans' entre sus prioridades. La otra corriente, sin embargo, cuestiona los efectos que pueda tener la norma de Igualdad en lo que se refiere al «borrado de las mujeres».
Ley del 'solo sí es sí'
El Movimiento Feminista de Madrid pedirá en su manifestación la dimisión de la ministra de Igualdad, Irene Montero, por las rebajas de penas consecuencia de la ley del 'solo sí es sí'. La Comisión 8-M, por su parte, considera la norma «un avance histórico».
Agenda feminista
Aunque la comisión insiste en el consenso que se alcanza desde la diversidad de opiniones, el Movimiento Feminista de Madrid cree que la organización de la marcha ha sido «usurpada por intereses ajenos a los de la agenda feminista».
Además de las reivindicaciones políticas, los dos movimientos convocantes, aunque coinciden en alguna demanda como la erradicación de la violencia machista, difieren en otros de los asuntos, como el tratamiento de la prostitución o la 'ley trans'. El Movimiento Feminista de Madrid lleva la abolición de la prostitución como lema. «Estamos contra la cultura de la violación y la prostitución y la pornografía son su núcleo duro. Hay mujeres cuya libertad sexual se protege por leyes, pero parece que esa libertad sexual se anula con un billete», sentencia De Blas, que cree que aunque puede haber «pluralidad de voces», «el feminismo no puede decir una cosa y la contraria. Y es contrario al feminismo desde sus orígenes considerar a las mujeres como objetos». Hernando, en cambio, asegura ser consciente de que muchas mujeres tienen esa posición abolicionista, pero cree que el debate va más allá: «Consideramos que todas las personas tienen derechos, también las prostitutas. No existen posturas monolíticas porque es un tema muy complejo y nos vamos enriqueciendo en estos debates con experiencias que se van aportando».
La bandera trans
Sobre la 'ley trans', el Movimiento Feminista de Madrid considera que no es una ley para las personas transexuales, «sino para todos los mayores de 16 años», por lo que teme los efectos que tendrá en el «borrado de las mujeres». La Comisión 8-M, por su parte, grita todo lo contrario: «Allá donde se vea la bandera trans más grande, será nuestra manifestación».
MÁS INFORMACIÓN
La Comisión 8-M, recalca la portavoz Hernando, trabaja desde el consenso, pese a las distintas opiniones de las mujeres que la conforman. «Siempre hemos trabajado desde lo que nos une. La diversidad nos da fuerza», destaca. De Blas, en cambio, en nombre del Movimiento Feminista de Madrid, denuncia que la organización de la manifestación ha sido, en los últimos años, «usurpada por intereses ajenos a los de la agenda política del movimiento feminista». Llegar a acuerdos, dice, se ha convertido en imposible: «Hay un bloqueo de una parte que además utiliza ese espacio para intereses ajenos».
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