Qué es la «deuda inmunitaria» y por qué enfrenta a quienes intentan explicar el aumento de virus en niños

Lo que defiende Strachan es que si se protege en exceso a los niños del habitual contacto con las infecciones típicas de la infancia, estamos «maleducando» a nuestro sistema inmune que se vuelve «consentido». Esta teoría, que tiene tantos adeptos como detractores, se promulgó en 1989. En aquel momento intentaba explicar el aumento en las enfermedades alérgicas durante el siglo XX atribuyéndolo al abandono del entorno rural, la reducción en el tamaño familiar (un solo hijo), el exceso de higiene o el abuso de los antibióticos entre otros factores.

Así pues, algunos científicos defienden que una consecuencia del uso continuado de la mascarilla durante la etapa pandémica es la denominada «deuda inmunitaria»: los recién nacidos que no han desarrollado inmunidad a otros virus por las medidas de confinamiento y distancia social, sufren estas infecciones de forma tardía y con mayor virulencia.

Este hecho pudo observar en Nueva Zelanda la temporada pasada, con el virus respiratorio sincitial (VRS), muy común a finales de otoño y principios de primavera, y que suele causar un resfriado al que puede seguir una bronquiolitis. Durante el periodo de confinamiento estricto establecido por el gobierno los niños no pudieron exponerse a todo el conjunto de variables ambientales y patógenos que moldean de forma natural su sistema inmunológico. Tras la relajación de las medidas en este país, se observó con preocupación cómo se multiplicaron los casos en lo que denominaron el «pago de la deuda de inmunidad».

Tras propagarse la teoría, han sido muchos los epidemiólogos y expertos en salud pública que han salido al paso para comentar los argumentos por los que la tesis de Strachan no se sustenta. La doctora Theresa Chapple, directora de salud de Oak Park (Illinois) explicaba que el grupo de edad con mayor probabilidad de ser hospitalizado por VRS es el de entre 0 y 6 meses, que ya nació durante el periodo de vivir con Covid o la llamada «nueva normalidad» en España, por lo que no hubo ni limitaciones a la salud pública ni existiría para ellos esa «deuda de inmunidad» de la que ahora hablan los epidemiólogos.

Además, Chapple defiende que el sistema inmunitario no necesita ejercitarse continuamente para que continúe realizando su función, y por lo tanto, si en los dos años anteriores no hubo apenas circulación de gripe ni de VRS, este no es motivo para que los más pequeños hayan olvidado cómo protegerse ante ellos. Para ella, una de las hipótesis plausibles es que el Covid ha dejado dañado el sistema inmunológico, por lo que este año circulan con mayor virulencia tanto la gripe como el VRS.

En esta misma línea, el biólogo Ryan Gregory defiende que la teoría de la «deuda inmunitaria» no es consistente con cómo funciona la inmunidad al VRS y la gripe, ni con los datos epidemiológicos de la últimos años. En primer lugar, porque este tipo de protección es efímera. En segundo lugar, porque la infección temprana con VRS puede hacer que las infecciones posteriores empeoren. Y en tercer lugar porque no se ha producido un confinamiento que haya durado más de dos años, cuando ya el anterior el VRS empezó a circular en lugares como Suecia, sin medidas de salud pública. Además, defiende que quienes argumentan a favor de dicha deuda, en su día eran opositores a medidas como confinamientos, y tampoco aceptan que el Covid haya podido dañar el sistema inmunológico de los más pequeños.

En España, la tasa global de infecciones respiratorias para la última semana de la que existen datos, se sitúa en 455 casos por cada cien mil habitantes. Desde el inicio de la temporada el porcentaje de positividad en Atención Primaria a SARS-CoV-2, gripe y VRS es de 12,2%, 13,3% y 5,1% respectivamente. La tasa de VRS en Atención Primaria se sitúa en 45,1 casos. Por grupo de edad, las mayores tasas se dan en el grupo de 0-4 años.