De codearse con David Attenborough a grabarse maltratando animales en su «sala de tortura»: el descenso a los infiernos del zoólogo británico Adam Britton

Britton comenzó a delinquir al menos en el año 2014. Según citan los medios locales, aseguró ante la Justicia tener lo que él mismo llamó un «interés sexual sádico» por los animales, especialmente por los perros. Sus actos, todos ellos «deliberados y planificados», dieron lugar al maltrato de 42 perros, en los que él llamaba «sala de tortura», de los que 39 murieron. Los llamaba «juguetes de mierda».

Nacido en West Yorkshire hace 51 años, hace más de 20 se mudó a Australia para trabajar con cocodrilos, informa la BBC. Durante 15 años ha estado casado con Erin, una bióloga y guardabosques que asegura no conocer las acciones de Britton y que, indican los medios británicos, habría llegado a cambiar su apellido.

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Licenciado en Zoología por la Universidad de Leeds y doctor en lo mismo por la de Bristol, es investigador asociado senior en la Universidad de Charles Darwin. Asimismo, dirige Big Gecko, una compañía que fundó con su exesposa y a través de la cual vendían imágenes de cocodrilos a directores de televisión y cine.

Comenzó a trabajar como investigador en 1997. Según su perfil de LinkedIN, lo hizo en principio para gobiernos locales, interestatales y federales y otros clientes nacionales e internacionales. Sus labores estaban relacionadas con cocodrilos, tortugas marinas y otros animales.

Por otro lado, durante dos décadas colaboró en programas de historia natural de la BBC y de National Geographic, escribe en su perfil profesional. De hecho, tras participar en el documental 'Life in Cold Blood' recibió al conocido científico y divulgador David Attenborough durante el rodaje.

Según su perfil de LinkedIN, tiene habiliadades en el manejo de la vida silvestre, especialmente en cocodrilos y otros animales salvajes.

Además, trabaja en soporte y producción de películas sobre cocodrilos, entre los que se incluyen peleas, o ha desarrollado investigaciones en ecología, biología y comportamientos de cocodrilos. Por otro lado, lleva a cabo cursos de formación en estos animales.

Este lunes durante la vista, los fiscales afirmaron que Britton tenía una cuenta en la aplicación de mensajería Telegram, para interactuar con «personas afines», a las que enviaba imágenes o vídeos de cómo torturaba a los animales o llevaba a cabo abusos sexuales.

En su cuenta, informan medios internacionales, llegó a acumular 114 hilos en los que contaba cómo había adquirido a los animales y había abusado de ellos. Según la Policía, Britton utilizaba una web para la compraventa de mascotas en la que adquiría los perros.

Durante su arresto, los agentes dieron, además de con esos vídeos de torturas, con otros archivos con pornografía infantil en su ordenador portátil.