El curso de la pandemia, visto por los expertos

¿Viajaremos en Semana Santa? ¿Lo haremos solos o acompañados? Los expertos responden

«Podrían autorizarse desplazamientos, solo de proximidad, pero esta vez la desescalada tiene que ser prudente», dicen Algunos investigadores rebaten que plantearlo «es un insulto a los enfermos» y «una broma de mal gusto»

Un pasajero cruza una de las salas del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, el miércoles de la semana pasada EFE/ Atlas

Haciendo uso de la terminología económica, se intuyen algunos brotes verdes en los datos que día a día arroja la tercera ola del coronavirus y el tremendo impacto en forma de explosión de casos que ha tenido en el nivel de contagios en ... España. Con la presión hospitalaria aún soportando altos índices de estrés, y el volumen que se mantiene estabilizado pero alto de pacientes ingresados en las UCI de hospitales de todo el país, las buenas noticias van, como es lógico y al ritmo de la evolución de la enfermedad, a una marcha más pausada, por lo que, con toda prudencia, los especialistas tanteados responden a las preguntas que lanza ABC con vistas a un horizonte cercano.

Un mensaje en el que coinciden es en que las autoridades regionales y estatales sean cautelosas antes de suavizar definitivamente las medidas de restricción frente a la propagación del virus, y reclaman que, tras los errores cometidos en verano y en la meseta de casos que alcanzó la segunda ola, no se vuelva a desescalar con súbita urgencia. Ricard Ferrer , el presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva Crítica y Unidades Coronarias, viene reclamando, y también lo ha hecho en este periódico, que aunque la tercera ola remita, cuando lo haga, se dejen pasar varias semanas antes de iniciar una flexibilización que resulte repentina (y perniciosa, a la postre) de las limitaciones vigentes -como el toque de queda y las restricciones en los aforos de lugares cerrados-. Para Tato Vázquez , presidente de los urgenciólogos de España (Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias, Semes), confiesa estar muy harto del «ninguneo» a su servicio, que se sirve de voluntarios, y de la estrategia para plantar cara al virus, sobre todo de «las bromas de mal gusto» como el mensaje de que hay que salvar la Semana Santa.

Capilla de los Marineros en el barrio de Triana en Sevilla, donde la Virgen de la Esperanza no procesionará este año EFE

Fatigados de tanta pandemia y tras la detección de los primeros y tímidos datos optimistas, la pregunta obligada que se hacen los ciudadanos es... ¿cómo serán las próximas fiestas? Los especialistas llaman a la calma para que no se repita una resaca explosiva de contagios como la de Navidad. Las preguntas que proponemos a cuatro expertos son las siguientes:

1-. ¿Cómo debería ser para los españoles la próxima Semana Santa , desde el punto de vista epidemiológico?

2-. ¿Viajaremos? ¿Lo haremos solos o acompañados? ¿Con qué nivel de incidencia no se debería permitir viajar?

3-. ¿Cuál es su consejo, con vistas a esas fechas festivas próximas, para que no se repita la explosión de casos acontecida en enero tras la Navidad?

Y sus respuestas, a continuación:

Ildefonso Hernández, catedrático de Salud Pública en la Universidad Miguel Hernández (de Alicante) y portavoz de Sespas (Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria):

1-. La actividad en Semana Santa deberá ser la que permita alcanzar cuanto antes los objetivos que permitan acercarnos paulatinamente a un funcionamiento social y económico adecuado. El objetivo primordial es bajar la mortalidad y la hospitalización. Además de la mortalidad por Covid-19, los retrasos asistenciales tendrán importantes repercusiones en la salud.

2-. Debemos llegar cuanto antes a incidencias por debajo de 50 casos por 100.000 habitantes en 14 días. Además, es imprescindible dotar de una vez por todas a los servicios de salud pública y de atención primaria de personal para que actúen con absoluta rapidez ante cualquier nuevo caso, identifiquen contactos, tracen las cadenas de transmisión, impidan brotes y puedan vigilar la presencia de nuevas variantes. Si ambas cosas están aseguradas (recursos y tres semanas de incidencia por debajo de 50), podría viajarse en Semana Santa , otra cosa es el nivel de restricciones que se produzca en los negocios.

3-. Recomiendo la desescalada prudente. No es lo mismo abrir Canarias que Andalucía.

Joan Caylà, doctor miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y de la UITB (Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona):

1-. A día de hoy, y con los datos publicados por el Ministerio de Sanidad, la incidencia acumulada, los indicadores de camas de hospitales ocupadas por Covid y en UCI, tengo que decir que seguimos muy por encima del nivel de positividad (un 5%), recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Analizando la tercera ola, se tardó unos dos meses en reducir la incidencia a la cuarta parte, en dos meses llegaríamos a unos 200/100.000 que aún sería muy alto. Para la Semana Santa faltan casi dos meses, será difícil que la incidencia sea inferior a 100/100.000, una tasa que nos daría tranquilidad.

2-. Para tener una cierta movilidad en Semana Santa se deberían impulsar ya medidas muy estrictas en varias comunidades autónomas que tienen incidencias muy elevadas y con medidas no muy estrictas. Debemos pensar ya en el verano: es muy importante que tengamos incidencia baja y que puedan venir turistas, si no vienen turistas el desastre económico será impresionante. Por tanto, la Semana Santa debe estar sujeta a restricciones variables por autonomías en función de la incidencia que tengan una semana antes. Debemos tomar ejemplo de Alemania, Italia o Francia, que hace dos meses lo tenían peor que España, impulsaron confinamientos y ahora tienen incidencias inferiores a las nuestras.

«La Semana Santa debe estar sujeta a restricciones variables por autonomías en función de la incidencia que tengan una semana antes»

3-. ¿Hay que restringir viajes en Semana Santa para salvar el verano? Sí, lamentablemente. Mejor perder la Semana Santa que todo el verano. Si en Semana Santa fuera un desmadre, todo se complicaría.

Quique Bassat, investigador ICREA en ISGlobal (Instituto de Salud Global de Barcelona):

1-. Si estamos como estamos es porque nos hemos empecinado en salvar las navidades, y que nos estemos planteando a estas alturas si deberíamos intentar salvar la Semana Santa me parece un insulto a los miles de enfermos que llenan nuestros hospitales. A pesar de las mejorías recientes (que son frágiles) seguimos al filo del precipicio, y sigo creyendo que deberíamos endurecer las actuales restricciones, y no disminuirlas. En Semana Santa se volverán a dar unas circunstancias parecidas a las de Navidad, y las vacaciones –más cortas– son un factor de riesgo por las actitudes que conllevan y el aumento de movimientos poblacionales.

2-. Creo que los confinamientos perimetrales y restricciones al movimiento deben mantenerse, y que no debemos establecer ningún parámetro epidemiológico que automáticamente implique una liberalización de las mismas. Si acaso, éstas deberían venir una vez hayan terminado las vacaciones, y cuando las rutinas se hayan restablecido. Tenemos por delante todavía varias semanas donde la presión asistencial será máxima, y donde las muertes se mantendrán altas, y debemos conseguir enderezar las tendencias y disminuir la curva, sobre todo con las variantes más contagiosas ganando protagonismo. Si algo deberíamos haber aprendido como consecuencia de la Navidad es que nuestros actos determinarán lo que pase en las semanas siguientes, y que no nos podemos permitir prender la mecha de una cuarta ola que nuestra sociedad y los hospitales no podrían soportar.

3-. Restrinjamos nuestros contactos al mínimo y aguantemos el temporal, pero no volvamos a cometer los mismos errores de las navidades.

Juan José Gestal Otero , catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Santiago de Compostela (USC):

1-. En este momento estamos en el pico de la tercera ola, la más dura; con las mayores cifras de mortalidad de toda la pandemia, y con el sistema sanitario prácticamente colapsado. A mí Semana Santa solo se me asocia con pensamientos del estilo de: ¿en qué situación estaremos? ¿cuántos podremos estar vacunados para entonces? ¿estarán llegando vacunas en cantidad? ¿las variantes no nos estarán generando reinfecciones? No se me ocurre pensar en viajes, ni en que se relajen mucho las medidas. ¿Nos hemos olvidado ya de las consecuencias de la relajación en Navidad? Cuando aún estamos alcanzado el pico de la tercera ola, la más terrible de la pandemia, con la gran cantidad de muertes que se están produciendo, los hospitales colapsados y la atención primaria desaparecida, con un SNS (Sistema Nacional de Salud) prácticamente volcado al Covid-19, y ¿los cánceres, las cardiovasculares, la diabetes...? Tengo esperanza de que para entonces la incidencia haya bajado mucho, pero seguiremos en la pandemia, y en tanto no hayamos alcanzado la inmunidad de grupo considero que se deben mantener las medidas de prevención pudiendo entonces comenzar a levantarlas, siempre y cuando no se cumplan algunos negros presagios de reinfecciones por las nuevas variantes. En Galicia tenemos un dicho en relación al frío: «Hasta el día de la Ascensión no te quites el ropón, y después quita y pon», que yo aplicaría a la pandemia: « Hasta alcanzar con la vacuna el nivel de protección no bajes las medidas de prevención, y después quita y pon».

«La inmunidad de grupo no se alcanzará, en el mejor de los casos, hasta verano; por tanto, no plantearía más viajes para Semana Santa que aquellos de proximidad»

2-. En tanto no alcancemos la inmunidad de grupo seguimos en la pandemia y debemos ser muy cuidadosos en aplicar y mantener las medidas de prevención para no sufrir nuevas olas. Esa inmunidad, en el mejor de los casos, la podremos alcanzar en el verano, por tanto yo no me plantearía viajes para la Semana Santa más que aquellos de proximidad, siempre que las condiciones epidemiológicas sean muy buenas.

3-. Que vivamos el día a día, sigamos las medidas de prevención, indicaciones y consejos que nos den las autoridades sanitarias y, en este momento, evitemos al máximo los contactos sociales para protegernos y proteger a los demás y conseguir que, en lo que queda de pandemia, esta nos ocasione el menor daño posible. Una vez que pase tendremos tiempo de viajar y resarcirnos haciendo todo eso que no pudimos hacer y ahora valoramos mucho más.

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