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Ramiro Calle, maestro yogui: «Para el que sabe ver, todo es doloroso»

El instructor de meditación y escritor protagoniza «Shâdaka, la senda del yoga», un documental que constata la degeneración de esta práctica milenaria en un viaje a sus esencias en la India. Aprovechamos para hablar largamente con él de lo humano y lo infrahumano

Calle abrió su centro de meditación hace 50 años, y por él han pasado 500.000 alumnos Isabel Permuy
Javier Villuendas

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Un maestro yogui tiene algo de buen anfitrión, pero para el mundo: sus Ferrero Rocher serían pastillas de sabiduría. Ramiro Calle (1943) nos recibe con un zumo natural de manzana y una expeditiva sonrisa en su hogar del barrio de Salamanca. El salón, ... decorado con maquinaria espiritual, destaca realmente por su espaciosidad. Hace 50 años abrió el centro Shadak por el que han pasado cientos de miles de personas («celebrities» de todo pelaje incluidas) para aprender esta técnica de perfeccionamiento humano. Ahora, Calle y sus ojitos sagaces saltan a la gran pantalla con «Shâdaka, la senda del yoga» , un documental que contrasta la degeneración imperante de la esencia de esta práctica milenaria a través de un viaje a la India, en donde el yoga, que es patrimonio nacional, tampoco se libra de su cuota de impureza, negocio y tontería. A propósito de todo esto, hemos aprovechado para preguntarle largamente por lo humano y lo infrahumano. Y por su vida.

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