El Papa pide un esfuerzo para evitar un baño de sangre en Oriente Próximo

Benedicto XVI se despide invitando a los cristianos a «derribar barreras con nuestros vecinos». El fin es «vivir en armonía con judíos y musulmanes»

El Papa pide un esfuerzo para evitar un baño de sangre en Oriente Próximo

Benedicto XVI invitó ayer a los cristianos de Oriente Próximo a «derribar las barreras con vuestros vecinos» para promover la paz y evitar la mentalidad de ghetto, derrotista y contraria al Evangelio. El Papa era consciente que hablaba a personas que sufren discriminaciones y peligros, ... incluso el de perder la vida, pero que forman la continuidad viva con Jesús y los apóstoles en los lugares donde nacieron las primeras iglesias cristianas y donde ahora deben «vivir en armonía con judíos y musulmanes».

La misa del Corpus Christi en un estadio cubierto de Nicosia reunió a unas diez mil personas, el mayor encuentro en la historia de Chipre, donde la composición étnica de los católicos cambia a ojos vistas pues hay ya siete mil filipinos y mil quinientos ceilandeses, aparte de unos dos mil católicos en los ambientes de negocios internacionales. Los maronitas, que empezaron a venir de Siria y Líbano hace ya mil años y todavía celebran la liturgia en arameo, el idioma de Jesús, son sólo siete mil, en su mayoría refugiados puesto que sus cuatro ciudades están en territorios ocupados por Turquía.

Al final de la misa, Benedicto XVI presentó el documento de trabajo del Sínodo de Oriente Medio, que se celebrará en Roma del 10 al 24 de octubre para ayudar a las iglesias católicas orientales a conocerse mejor entre ellas pero, sobre todo, para poner de nuevo ante los ojos del mundo las discriminaciones y abusos que sufren los cristianos en la mayoría de los países de la región.

El documento pide libertad religiosa y respeto a los derechos humanos, dos puntos que ocuparán un lugar destacado en la asamblea de octubre en Roma. Aun conociendo bien sus problemas, el Papa les insistió en que no deben caer en una mentalidad de ghetto, contraria al cristianismo, y les invitó a ser fermento para resolver los problemas de sus países con una fórmula cristiana: la concordia.

Después de exhortarles a «derribar las barreras con vuestros vecinos», Benedicto XVI les recordó que el amor que vivían los primeros cristianos «no se limitaba a sus amigos creyentes . No se consideraban a si mismos como exclusivos, o beneficiarios privilegiados del favor divino sino como mensajeros enviados a llevar la buena noticia de la salvación hasta los confines de la tierra».Era un llamamiento a volver al espíritu de los orígenes, cuando el cristianismo se extendió por Oriente Medio sin ningún tipo de apoyo político ni económico,

El Santo Padre concluyó su visita de tres días a la isla evangelizada por Pablo, Bernabé y Marcos reconociendo que «en el Mediterráneo Oriental hay conflictos y derramamiento de sangre, como hemos visto trágicamente en los últimos días». Pero precisamente por eso es necesario «redoblar nuestros esfuerzos para construir una paz real y duradera para todos los pueblos de la región». El Papa hizo votos por la reunificación de la isla y rezó para que «cristianos y musulmanes sean un fermento de paz y de reconciliación entre los chipriotas».

La fragmentación debilita a los católicos orientales

El documento de trabajo del Sínodo de Obispos de Medio Oriente pone el dedo en una llaga autoprovocada: la excesiva separación entre las iglesias católicas orientales, cuya relaciones son muy escasas, por lo que se convierten en minorías en cada país: melkitas, maronitas, coptos, armenios, caldeos, latinos... La veintena de iglesias católicas -unidas al obispo de Roma, pero con organización propia-, suman un total de 14 millones de fieles.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios