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César Nombela

VIH, no cesa el riesgo

La emergencia de nuevas prácticas altamente arriesgadas, como la denominada «chemsex», constituye una amenaza

César Nombela Cano

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El avance espectacular del conocimiento biomédico de las tres últimas décadas propició progresos en el diagnóstico y terapia de las enfermedades, derivando también en herramientas más potentes para poner en práctica una verdadera Salud Pública. Pero hay capítulos en donde la prevención dista mucho de alcanzar los niveles que podría tener. Es el caso, por ejemplo, de algunas enfermedades de transmisión sexual y en concreto del SIDA, causado por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) que fue descubierto en los ochenta tras producir una verdadera pandemia con millones de muertes. Otras infecciones víricas, como la fiebre hemorrágica del Ébola, se han revelado como más controlables, incluso sin disponer de vacuna y afectando como lo hacen en lugares del mundo de bajo nivel de vida y recursos escasos. Sin embargo, sólo en 2016 se registraron en el mundo dos millones más de infectados por VIH.

No se dispone aún de una vacuna frente al VIH que haya podido ser aprobada, pero existen fármacos eficaces, que mantienen al virus controlado, convirtiendo al paciente en crónico. Su empleo en quimioterapia preventiva podría consolidar la detención de nuevos contagios, si se utiliza por personas que insisten en prácticas sexuales de riesgo. Así se demuestra en algunos lugares del mundo desarrollado como USA o Australia. De ahí que la OMS considere que decenas de millones de personas deberían beneficiarse de la quimioterapia para prevenir la extensión del virus. Sin embargo, sólo unas 200.000 personas (el 75% de ellas viven en Estados Unidos) utilizan quimioterapia preventiva de VIH. En contraste, en Sudáfrica con 7,2 millones de afectados apenas 5.000 personas emplean esta prevención. A pesar de las posibilidades para prevenir, que van desde el cese de las prácticas sexuales de riesgo hasta el empleo de tratamientos preventivos, el VIH está lejos de ser controlado como podría. La emergencia de nuevas prácticas altamente arriesgadas, como la denominada «chemsex», que utiliza drogas para estimular una práctica homosexual extrema, constituye una nueva amenaza. El riesgo de propagación de VIH sigue vigente.

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