Naomi Seibt, la alemana de 19 años que no piensa como Greta Thunberg

Naomi vive en Münster, con su madre Karoline, que es abogada y trabaja desde casa y con su hermana . Su libro favorito es «El mundo de Sophie», de Jostein Gaarder. Toca el piano y el violín, tiene 157 puntos de coeficiente intelectual y asegura haber leído bastantes textos científicos sobre clima . Todos los años compite en el concurso científico «Jugend forscht», que ha ganado varias veces. Se graduó de la escuela secundaria a los dieciséis años, dos años antes de lo habitual y con las mejores calificaciones . Se califica a sí misma de «libertaria» y es consciente de que tiene «opiniones políticas impopulares».

Aunque al principio parece tímida, su soltura se desata en cuanto empieza a hablar del clima . Argumenta sus dudas acerca de la conexión entre las emisiones de CO2 y el calentamiento global, siempre refiriéndose a sus fuentes. Cuando se le pregunta sobre esto, ella habla con un río. Expone la realidad del clima como un «sistema altamente complejo», que depende de una serie de factores que forman un modelo coherente, «sobre todo el sol», insiste. «El sol es de inmensa importancia, como lo es la composición de la superficie de la tierra, la atmósfera o los efectos de retroalimentación negativa que aseguran que el clima se estabilice», desarrolla.

«Soy Naomi Seibt y no estoy en contra de Greta », aclara, «estoy a favor de la libertad de expresión». En sus vídeos advierte sin rodeos contra la «dictadura socialista» y aboga por la democracia directa. Ese es el motivo, reconoce, por el que en las primeras elecciones en las que tuvo oportunidad de votar se decidió por AfD. «Deseo el menor gobierno posible y la mayor libertad posible», resume su ideología. Entiende que va a ser atacada por una mayoría debido a sus opiniones alternativas pero subraya que «no hay límites para lo que se puede y no se puede decir».

«No quiero una carrera política», ha respondido a los primeros medios alemanes que han acudido a entrevistarla. Hasta hace poco, relata, encontraba la política «totalmente aburrida» . «Prefería dibujar», sonríe, señalando uno de sus grandes talentos, hasta que en 2015 comenzó a interesarse por la política.

Sus vídeos no han pasado inadvertidos para la Administración Trump y el Centro Arthur B. Robinson del Instituto Heartland del Clima y Política Ambiental con sede en Chicago la ha utilizado como anatema de Greta y la ha contratado para que sea su imagen, su cara en los medios de comunicación y en las redes sociales. «Naomi Seibt vs. Greta Thunberg: ¿en quién debemos confiar?» pregunta en un vídeo, que cuenta el respaldo del presidente de Estados Unidos. Allí donde Greta dice «Quiero que entres en pánico», Naomi asegura que «No quiero que entres en pánico. Quiero que pienses». No discute que las emisiones de gases de efecto invernadero están recalentando el planeta, pero sostiene que muchos científicos y activistas han exagerado su impacto. «No quiero que la gente deje de creer en el cambio climático provocado por el hombre, para nada», dijo y agregó: «¿Las emisiones de CO2 causadas por el hombre tienen tanto impacto en el clima? Creo que es ridículo creerlo».

Seibt también reniega del feminismo y la inmigración. La joven niega ser miembro de AfD, aunque admite haber hablado en un evento reciente de este partido en su ciudad, junto a líderes destacados de AfD como Jörg Meuthen, Rüdiger Lucassen y Jörg Urban. Especialmente polémica ha sido una afirmación suya en la que decía, en uno de los vídeos y hablando sobre el reciente ataque a una sinagoga en Halle: «El consumidor normal alemán de Otto está en el fondo, por así decirlo. Luego, los musulmanes llegan a un punto intermedio y el judío se sitúa en la cima como la característica de la opresión». Ella misma ha aclarado después que sus palabras «para nada pretendían ser antisemitas», pero se mantiene en su tesis acerca de que «no todas las personas que sufren de hambre, por ejemplo, pueden venir a Alemania. Entonces solo tendrán más hijos y no podemos manejar eso».

«Claramente usa su imagen de mujer joven y aspecto inofensivo para transmitir con supuesta suavidad un contenido ideológico de conspiración y de extrema derecha», dice una de sus peores críticas, Kathalena Essers, del Centro de Asesoría Móvil contra el extremismo de derecha. En cambio una de sus máximas defensoras, la influyente estadounidense Brittany Pettibone , ahora casada con Martin Sellner, jefe del movimiento identitario de extrema derecha en Austria, mantuvo una conversación con ella en YouTube en la que apoyó sus motivaciones. «Con mis amigos, con mis profesores, con todos los que están alrededor, era imposible hablar sobre mis ideas. Nadie compartía mis puntos de vista y fue entonces cuando comencé a pensar en Internet. Porque yo también tengo derecho a expresar lo que pienso», expuso Naomi, «creo que hay que hablar contra un adoctrinamiento increíblemente peligroso . Tenemos un efecto tan pequeño en el clima, tenemos tan pocas emisiones de CO2, por lo que incluso si crees que las emisiones de CO2 causan el cambio climático, es ridículo quitar las libertades a las personas, destruir toda la economía, arriesgarse a un cierre de toda la electricidad».