Un millón de personas, en defensa de la familia en Madrid
Diversas organizaciones eclesiales dicen que la misa de Colón «servirá para manifestar de un modo público y valiente los calores» de la isntitución familiar
Celebrar la familia como un regalo de Dios y llevarlo a cabo de la mejor manera que puede hacerlo un cristiano, es decir, a través de la Eucaristía, es el objetivo que se ha propuesto el cardenal arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia ... Episcopal, Antonio María Rouco Varela, al convocar por segundo año consecutivo a toda la comunidad eclesial a participar en una multitudinaria misa el próximo 28 de diciembre en la Plaza de Colón de Madrid.
Pocas cosas han cambiado en el panorama nacional desde aquella primera cita de la Iglesia con la familia española hace ya casi un año. Al flaco favor que supuso para esta institución leyes como la del matrimonio homosexual o el divorcio exprés, se suman ahora amenazas igualmente graves: la de la reforma de la ley del aborto y la grave crisis económica que sume día a día a miles de hogares en la pobreza.
Acto de fe sin otra lectura
Ante este preocupante panorama, cobra especial significado para el cardenal Rouco recuperar la relevancia de esta fiesta litúrgica de la Sagrada Familia. Un «sencillo acto religioso», que no ha de tener «ninguna otra lectura por parte de propios y extraños», según han comentado distintas organizaciones eclesiales, después de las duras críticas que el Gobierno lanzó el año pasado contra la Iglesia al acusarla de hacer política en plena campaña electoral.
Para el presidente de la asociación E´ Cristians y miembro del Pontificio Consejo para los Laicos, Josep Miró i Ard_vol, en estos tiempos difíciles en que se cuestiona cualquier manifestación de la fe en el espacio público, la Iglesia «no debe renunciar a los actos masivos porque ésta es la expresión natural de un pueblo», aunque también señala que «la continuidad cotidiana de este pueblo es tan o más importante que el acto en sí».
Proceso de «disgregación»
Y es que, para este ex diputado del Parlamento catalán, las recientes reformas legislativas llevadas a cabo por el Gobierno socialista han supuesto toda una «revolución» en la sociedad. «En una sociedad que ya no comparte valores comunes, las leyes, aunque no sea cierto, establecen lo que está bien. La expresión popular «va de legal» para designar que se comporta correctamente expresa muy bien este otro sentido de la ley. Por consiguiente sí están cambiando la sociedad», señala Ard_vol, quien alerta sobre el «acelerado proceso de disgregación a la que está sometida la familia» en España, «quizás uno de los más graves por acelerado, de Europa».
Ante el avance de normativas que desvirtúan el verdadero sentido de la familia, los católicos tampoco sirven de contrapeso. «Las familias, porque adolecen de aversión o desconfianza hacia la política, es decir, le han entregado la llave de la casa común a los otros; los grupos cristianos, porque tienen dificultades para reunirse en torno a objetivos realmente importantes, y los muchos laicos metidos en política, porque supeditan la doctrina de la Iglesia a la consigna política. Hasta que no superemos estos tres inconvenientes -señala-, gobiernos como los de Zapatero lo tendrán muy fácil para cambiar el país, pero el problema principal no está en ellos sino en nosotros mismos».
La recientemente elegida presidenta del Foro de Laicos, Camino Cañón, una de las muchas instituciones que participa en la organización de esta Eucaristía, coincide en la importancia de que este encuentro se celebre fuera de un templo. «Yo diría -argumenta- que es una expresión valiosa para manifestar los valores de la familia cristiana y de ofrecerlos a la sociedad de un modo público y valiente. Asistir significa unirse a otras familias para mostrar que la gran diversidad de familias presentes es un exponente de cómo el Evangelio es fuente de vida, de sentido y de esperanza más allá de las situaciones económicas y sociales». El Arzobispado apura esta semana los últimos detalles de esta celebración, a la que espera que acudan un millón de personas, según adelantó la secretaria de la Provincia Eclesiástica, María Rosa de la Cierva.
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