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Las mascotas no son un juguete

Llega la Navidad y con ella los regalos. Según un estudio de la Fundación Affinity: el 98 % de los niños lo tienen claro, los animales no son juguetes

CARMEN ANIORTE

La Navidad está a dos semanas y un año más los perros, gatos e incluso pequeños roedores forman parte de la lista de peticiones y deseos que los niños y niñas españoles incluyen en su carta a Melchor, Gaspara y Baltasar. Desde la Fundación Affinity, en su compromiso por garantizar el bienestar de los animales y su objetivo de reducir el abandono, alerta sobre la necesidad de una reflexión previa en el momento de tomar la decisión de incorporar un animal de compañía para que sea un miembro más de la familia. Según datos, el 50 por ciento de los niños españoles reconoce haber pedido un perro, gato o pequeño roedor a los Reyes Magos o a Papá Noel. Es una cifra elevada que contrasta con el 98 por ciento de los pequeños que asegura tener claro que los animales no son juguetes. Para la directora de la Fundación Affinity Isabel Buil, «es gratificante comprobar que los niños entienden que los animales de compañía no son objetos, sino seres vivos que sufren y siente. Para ellos no son un juguete ni un juego; sino más bien un compañero de juegos con quien mantener una relación que tanto enriquece como construye vínculos».

Un año más y como ya viene siendo habitual esta fundación pretende crear conciencia a través de una campaña que aboga por la reflexión antes de decidirse a compartir nuestra vida con un animal de compañía con el claro objetivo de reducir los futuros abandonos. Según datos de un estudio reciente sobre el Abandono y la adopción en el caso de los perros: «un tercio de los perros que en estos momentos se encuentran en un centro de acogida llegaron a casa en forma de regalo». Esos son los que han tenido suerte porque muchos de ellos acaban muertos en las cunetas atropellados. «La magia de la Navidad hace que los niños aprovechen estas entrañable fechas para tratar de conseguir algo que, en ocasiones, parece inalcanzable. Sería ideal que los padres trasladarán el mensaje a sus hijos de que incorporar un animal al entorno familiar merece una reflexión por parte de todos y que no deberíamos dejarlo en manos de la bondad de los Magos de Oriente», comenta Isabel Buil.

Jugar con el perro antes que a la videoconsola

Según el II Análisis Científico de la Fundación Affinity sobre el vínculo entre personas y animales de compañía, en un 60 por ciento de los casos los niños asocian al perro o gato con un «compañero de actividades y juegos» e incluso, 8 de cada 10 niños en edades comprendidas entre los 9 y los 12 años prefieren jugar con su mascota antes con videojuegos. Además, para uno de cada dos niños el animal, después de sus padres, representa la principal fuente de apoyo emocional. Este estrecho vínculo con la mascota ayuda a superar sensaciones de miedo, tristeza e incluso inseguridad, y es a ellos a quienes recurren los más pequeños a la hora de encontrar alivio en situaciones desfavorables. Destaca también la percepción que los niños tiene de su relación con su mascota: el primer concepto que asocia la mayoría es el de “cuidar”, seguido por «jugar» y «alimentar». De esta forma, el estudio subraya los valores de responsabilidad que los animales de compañía transmiten a la población infantil.

Una decisión que no se toma a la ligera

Fundación Affinity recomienda llevar a cabo un proceso de reflexión previa a compartir la vida con un perro o un gato e incluso con un pequeño roedor. Contando con unos puntos clave que ayudarán a que esta relación sea estable y duradera. Lo primero de todo Compromiso: La convivencia con un animal de compañía será duradera. La vida media de un perro es de 12 años y la de un gato de 15. Tal y como explica la directora de la Fundación Affinity, «antes de tomar la decisión, debemos analizar nuestros hábitos de vida, nuestras costumbres y saber cómo vamos a integrar a este animal de compañía en nuestra vida cotidiana». Decisión y reflexión es el segundo punto a tener en cuenta: La elección no debe ser fruto del impulso. Hay que valorar todos los aspectos que comportará incorporar un nuevo miembro a la familia. La toma de decisión debe involucrar a todas las personas que convivirán con él, «No podemos tomar la decisión únicamente porque nuestro hijo ponga en la carta a los Reyes Magos que quiere un perrito, debemos pensar de forma responsable en todos los aspectos y tomar una decisión meditada y no por impulso» y por último Aprendizaje e Información ya que hay que tomar conciencia de las necesidades del animal y de nuestras expectativas. Debemos informarnos de qué necesitará (cuidados, afecto, actividad…), y asumir las obligaciones que se van a adquirir.

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