José Andrés, Princesa de Asturias de la Concordia: «Si puedo ayudar a mejorar las cosas en el Capitolio, ¿por qué no?»
El chef español habla con ABC tras la concesión del premio en España para su ONG World Central Kitchen, que combate la pobreza con alimentación. «Biden debe demostrar que se toma en serio el tema de la seguridad alimentaria»
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Iniciar sesiónEl chef José Andrés (Mieres, Asturias, 1969) venía siendo profeta en tierra ajena antes que en la suya. Es cierto, era célebre en su España natal por haber presentado su programa en la televisión pública, pero en Estados Unidos es una estrella. Con ... decir José Andrés basta . Es sinónimo de cocina española, alguien reconocido, entre muchas otras cosas, por haber plantado un huerto en el patio de la mismísima Casa Blanca cuando la habitaba Barack Obama . Después llegó su trabajo con World Central Kitchen, una organización sin ánimo de lucro que ha repartido cientos de millones de comidas en todo el mundo después de desastres naturales, lo que ahora le vale el premio Princesa de Asturias de la Concordia, por fin el reconocimiento en su propio país. Para él, tan modesto como inquieto, esto es sólo un empujón para seguir.
Le dan hoy un premio que han recibido Stephen Hawking, Hussein de Jordania, Adolfo Suárez, Vicente Ferrer, Edward Said. Parece encaminado usted al Nobel...
No, hombre. Le agradezco a los Princesa de Asturias que hayan elegido no solamente a la persona, sino a la organización World Central Kitchen, que es joven. El Nobel de la Paz se lo dieron el año pasado al Programa Mundial de Alimentos de la ONU por el trabajo que han hecho a través de tantos años de alimentar a los más necesitados. En World Central Kitchen vamos por un camino diferente, muy pragmático, con los pies en el suelo, no tanto de reuniones, sino de ir donde hay hambre.
Usted va al terreno. Ha alimentado a personas que lo necesitaban tras desastres naturales como un huracán en Puerto Rico o un terremoto en Haití. ¿Qué ha aprendido de esas experiencias?
Que en ese tipo de catástrofes no hay tiempo que perder, no podemos perder tiempo en los primeros días o semanas de una emergencia en reuniones, en planes sobre cómo responder a la emergencia. Hay que ponerse a trabajar y al lado literalmente de la gente que está sufriendo. Y esto no es una crítica a otras organizaciones. Todo lo contrario, solamente creo que el mundo está cambiando, también en este tipo de respuestas. Hay que dar menos discursos de grandilocuencia sobre acabar con el hambre en el mundo y es necesario poner la carne en el asador y hacer las inversiones correctas y poner a los grandes países más ricos, a las grandes fortunas a solventar esos problemas.
¿Qué ha sido lo más complicado que ha tenido que hacer?
En Puerto Rico, con el huracán María en 2017, hicimos un trabajo, yo considero muy bueno, dando de comer a 120.000 personas al día, y mostrando al mundo que allí había gente con grandes necesidades. En Beirut, tras la explosión del año pasado, en 12 horas estábamos dando de comer en 10 restaurantes locales. Hemos respondido a huracanes en Guatemala, en Honduras, en Colombia, terremotos en Indonesia…
Y alimentó a funcionarios estadounidenses en 2018 y 2019 cuando no cobraban por el cierre del gobierno federal a causa de disputas políticas.
Mucha gente también dijo que si aquello era algo político, y para nosotros fue todo lo contrario. Yo empecé a hacer eso antes, cuando los focos nunca habían estado ni en mí ni en World Central Kitchen. Yo me di cuenta de que había mujeres, madres solteras, jóvenes con niños, que aun siendo funcionarias no llegaban a final de mes. Les abrimos nuestros restaurantes para darles de comer un bocadillo, un plato, en plan casa de comida. Era lo mínimo que podía hacer.
Aquí en EE.UU. es usted sinónimo de cocina, un gran embajador de lo español. ¿Le ha llegado el reconocimiento antes aquí que en España?
Yo me siento muy querido en España porque tenía un programa de cocina y la gente le podría gustar más o menos, pero era reconocido.
Sí, pero aquí ha tenido abiertas las puertas de la Casa Blanca… Ha tenido un huerto allí, la sede de la presidencia. Es imposible caminar en la calle con usted sin que le paren decenas de personas.
Si la gente te muestra cariño, lo mínimo que puedes hacer es devolver ese cariño. Me siento muy afortunado. Como cocinero sí, me considero buen cocinero hoy y quiero que el Minibar en Washington sea uno de los mejores restaurantes del mundo. Al final cada uno tiene su pequeño ego en plan positivo, que es bueno. Luego tengo mis restaurantes, que cada uno cumple su misión. Yo quiero seguir llevando la cocina española al mundo. Pero al final con esos restaurantes solamente doy de comer a los pocos. Y junto a eso yo he estado metido en en la política, o no en política, sino en que las leyes americanas e incluso de otros países, sean tales que ayuden a que a la alimentación sea parte de la solución. Yo vengo diciendo que la alimentación tiene que ser un tema de seguridad nacional, como el problema del hambre, el problema de la obesidad, el problema del medio ambiente, del paro, de la inmigración. Y esto es lo que intento decirle, bien sea el presidente Trump o bien sea al presidente Biden, o el presidente Sánchez, o el siguiente presidente de España. Necesitamos que la alimentación empiece a ocupar una parte real e importante, pues si no estamos perdiendo una gran oportunidad de solventar muchos problemas en su raíz.
Con Trump tuvo usted sus tensiones… Tras la campaña de 2016, cortó lazos con él, cuando habían tenido planes para su hotel aquí en Washington.
A ver, pongamos las cosas en su sitio. Yo con gente de la administración Trump también hablaba. Yo en la vida soy muy pragmático. Yo pongo las soluciones por encima de las vicisitudes y los problemas anteriores. He intentado trabajar con la anterior administración con mayor o menor éxito en ciertos temas, y hemos estado ahí dando de comer a todo aquel que lo necesitara. Nunca he sido una persona que vaya buscando la confrontación, porque eso es fácil. Yo voy buscando todo lo contrario, voy buscando las alianzas.
¿Y Biden? ¿Volverá el huerto a la Casa Blanca?
Obviamente con la administración Biden tengo mucha esperanza. De hecho, el hambre ya ha bajado exponencialmente desde que llegó a la Casa Blanca. Puede haber gente que diga que es circunstancial, debido a que también la pandemia ha empezado a bajar, pero él ha llegado con políticas muy, muy claras. Él ha incrementado la cantidad de dinero dedicado a familias necesitadas y a la lucha contra el hambre, la lucha contra la pobreza infantil, para dar de comer en las escuelas, etcétera. Y se está viendo una bajada importante de la gente que está bajo el índice de pobreza. Por lo tanto, sí que ha habido cambio, pero yo espero mucho más de esa administración.
¿Qué espera?
Puede ser que venga una temporada con huracanes más fuertes que hemos vivido jamás. Ya llevamos cuatro tormentas tropicales cuando antes no llegaban cuatro tormentas tropicales a EE.UU. hasta el final de agosto. El gobierno debe estar preparado para cuidar de los afectados, debe prevenir. Después está el problema de la frontera, que se puede resolver en los países de origen también reforzando la seguridad alimentaria. Pero tampoco es sostenible que siga habiendo más de 11 millones de personas indocumentadas, que no son ilegales, como dicen, son indocumentadas. Son personas a las que este país necesita. Los restaurantes aquí van cortos de mano de obra, por ejemplo. Confío en que la administración Biden reescribirá la forma en que la alimentación puede ser un factor crucial de mejora de la sociedad.
Desde luego usted tiene unas ideas y un programa claro, y es consciente de que son muchos los que aquí en Washington le piden que los desarrolle y aplique desde un escaño en el Capitolio.
Ah, la pregunta de siempre. Mire yo dejé la escuela muy joven. No soy un chico que me haya graduado en la universidad. Pero si puedo ayudar siendo la voz de los que más lo necesitan, de aquellos que no la tienen, si llegara en algún momento la ocasión de ser senador o congresista porque hay algo muy puntual en un momento importante, pues ¿por qué no? Pero yo no lo digo por mí. Yo lo digo por todos. Yo creo que cada persona en España tiene que pensar: si yo fuera presidente, ¿qué haría? Necesitamos ideas locas para solventar los problemas que hay. Seguimos repitiendo las mismas recetas del pasado y no están dando resultados. Necesitamos crear mesas más largas, y muros más bajos.
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