Qué hacer ante un golpe de calor
La prevención es la mejor de las medicinas. Pero una vez que detectamos un golpe de calor podemos seguir algunos consejos
A.F.Vergara
Prácticamente toda España está en alerta por calor tipo 2. Esto significa que tendremos temperaturas superiores a los 36,5 grados, que es la temperatura del cuerpo humano. En estas circunstancias, conviene extremar las precauciones para evitar ser víctimas de un golpe de ... calor o de la deshidratación.
«Es lo normal en verano y en España, por lo que tenemos que estar atentos, pero nos e trata de una alerta excepcional, pero tampoco hay que ser alarmista», nos comenta Inmaculada García-Asenjo, médico de familia del Centro de Salud de Caramuel , en Madrid.
De todas formas, alcanzadas estas temperaturas, instituciones y organismos sanitarios recomiendan prestar especial atención a los colectivos más vulnerables al calor, como son las personas mayores, los niños y los enfermos crónicos.
Prevenir, sin duda, es el mejor de los consejos. Y por eso se recomienda mantener una hidratación adecuada , ingiriendo al menos litro y medio de agua aun que no se tenga sed y evitar salir a la calle en las horas centrales del día, cuando la temperatura ambiental es más elevada.
«Las personas mayores se suelen olvidar de beber porque normalmente no tienen sed», nos aclara Inmaculada García-Asenjo, por lo que la recomendación es que estemos más pendientes de ellos. Y en el caso de las personas mayores que viven solas «convendría incluso que un vecino o un familiar les llamase por teléfono cada dos o tres horas para saber qué tal se encuentran».
Además de estos colectivos de especial atención, se aconseja no practicar deportes intensos en las horas de más calor, y, si se está tomando algún medicamento y se perciben síntomas no habituales, consultar con el médico o servicios de enfermería de nuestro centro de salud.
Ante las altas temperaturas debemos alertarnos si detectamos síntomas como calambres musculares en los brazos, las piernas o el vientre, agotamiento, más grave, que puede manifestarse por aturdimiento, debilidad e insomnio inhabitual.
En estos casos, es necesario suspender toda actividad durante varias horas, refrescarse y descansar en un lugar fresco, beber agua, zumos de frutas y consultar al médico si persisten o se agravan.
Si tras exponerse al sol o al calor intenso una persona presenta fiebre, piel caliente, enrojecida y seca, es necesario llamar a los servicios de emergencia, ya que estos son los principales síntomas de un golpe de calor . Un cuadro que puede llegar a tener graves consecuencias si no se trata de forma temprana. Mientras esperamos la atención sanitaria urgente, también hay una serie de pautas que podemos seguir. Inmaculada García Asenjo nos recuerda que «tenemos que actuar como cuando una persona tiene 40 de fiebre, es decir, itnentaremos bajar la temperatura». y para ello podemos utilizar paños de agua fresca y aplicarlos en la frente, en la nuca o en los pulsos».
En un golpe de calor, la persona puede «decir frases inconexas, o tener delirios». en ese momento no debemos intentar darle de beber. «Una vez que comprobamos que está de nuevo consciente, podemos empezar a darle algún tipo de líquido, pero a cucharaditas»
en cuanto a la deshidratación por calor se debe a una pérdida excesiva de líquidos y electrolitos en el organismo. La piel está pálida y húmeda, la sudoración es profusa, el pulso débil y la respiración superficial, pero las pupilas y la temperatura corporal son normales. Pueden producirse cefaleas y vómitos. «Baja la presión arterial . Al perder líquidos es como un globo que se desinfla». Y en este caso, la doctora García-Asenjo recomienda actuar como en un caso de bajada de tensión. «Lo mejor es que la persona esté tumbada, con las piernas levantadas . Y beber líquidos poco a poco, por ejemplo agua con un poco de sal y azucar, o alguna bebida isotónica».
Pero lo fundamental para la deshidratación es «no esperar a que empecemos a notar las consecuencias».
Con el calor, cuidado con los alimentos
Otro de los consejos que ofrecen es prestar una especial atención en la elaboración y conservación de los alimentos, dado que el calor favorece la proliferación de bacterias que pueden producir problemas graves.
Las frutas y las verduras que se consumen habitualmente crudas deben de ser lavadas cuidadosamente.
El resto de alimentos deben ser muy bien cocinados, alcanzando un mínimo de 65 grados, especialmente si se han descongelado . Otra recomendación es mantenerlos un tiempo en la nevera después de elaborarlos.
La descongelación debe hacerse siempre con tiempo suficiente en el interior de frigorífico. Los alimentos no deben dejarse nunca a temperatura ambiente más de una hora y si se van a preparar salsas con huevos crudos, como mayonesas, se debe preparar la cantidad justa para la comida y no guardar lo que sobre.
Las carnes deben hacerse completamente, lo mismo que los pescados, salvo que éstos se hayan sometido previamente a una congelación de al menos 48 horas, para evitar así la infección por anisakis .
En cualquier caso, se deben extremar las condiciones de limpieza de todos los elementos que intervienen en la preparación de los alimentos y no usar nunca para un plato cocinado el recipiente en el que estaba en crudo.
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