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En España nadie quiere estudiar ingenierías y el país se dirige a la «dependencia tecnológica»

Un informe que evalúa el impacto social y económico de la Universidad en España advierte de la caída de los estudiantes matriculados en ingenierías, así como la escasa representación que tienen las ciencias. Advierten de la «masculinización» de las STEM.

Josefina G. Stegmann

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«Sin suficientes ingenieros, matemáticos, físicos, químicos...nos quedaremos fuera de la Revolución 4.0, como ya ocurrió en otras épocas de nuestra historia, y seremos tecnológicamente dependientes».

Este preocupante vaticinio hace José Carlos Gómez Villamandos , presidente de Crue Universidades Españolas ante la «alarmante disminución» de los estudios de ingeniería en nuestro país. Mientras en España esta rama de enseñanza (que engloba también a la Arquitectura) representa el 18,4 por ciento, en la Unión Europea el porcentaje sube a 21,2% . El contraste es muy grande con otras ramas de enseñanza como Ciencias Jurídicas y Sociales, que representan en España y en la UE, un 50,7 y un 45,8, respectivamente , según datos de 2016.

Si bien no baja, también es «alarmante» la pequeña representación que en España tienen las ciencias (Física, Química, Geología, Biología e Informática pura en algunos campus) que es del 5,9 en España, frente al 8,1 de la UE. De hecho, este es el porcentaje más alto en nuestro país desde 2006.

Para Villamandos, es uno de los aspectos a mejorar del Sistema Universitario Español (SUE) que ve cómo el número de estudiantes matriculados en las titulaciones STEM (acrónimo que engloba las Ciencias, Tecnologías, Ingenierías y Matemáticas) representan solo el 24,6 del total y caen en picado: un 30,5 por ciento desde el curso 2000-2001 .

Y, además, el informe advierte de que las titulaciones, tanto de grado como de máster, relacionadas con las STEM están « masculinizadas ». La representación de las mujeres en las ramas de ingeniería y arquitectura es de un 25% de la matrícula total, mientras que en Ciencias de la salud es del 70%.

Son algunas de las conclusiones del informe « La contribución socioeconómica del Sistema Universitario Español », realizado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) a petición de los rectores (Crue) y la Conferencia de Consejos Sociales.

Para José Manuel Pingarrón , secretario general de Universidades, la caída de las ingenierías tiene una explicación sencilla: «Hay muy poca gente que las pide porque son carreras muy demandantes y difíciles. Los estudiantes prefieren otras cosas, a menos que tengan una vocación muy grande. Esto es un problema mayor en el caso de las mujeres porque hay muy pocas», opina Pingarrón, que recuerda que la desafección por las STEM también la vivido Alemania y Estados Unidos, que la resolvieron atrayendo a inmigrantes cualificados (indios o asiáticos).

Más de 15 millones de euros a la economía española

El estudio del Ivie también evalúa el impacto que la universidad española ha tenido en la sociedad y en la economía de nuestro país y, además, lo cuantifica.

Concretamente, señala que los gastos de los agentes relacionados con el SUE (es decir, la propia universidad, los alumnos, sus familias, los congresistas, etc) inyectan a la economía española un total de 15.991 millones de euros anuales. La actividad derivada de estos gastos supone para España un impacto en la producción de 49.671,2 millones de euros, en la renta de 24.707,1 millones y en la ocupación de 519.860 empleos . Dicho de otra forma, la universidad española representa el 2,12% del PIB y el 2,56% del empleo de España, «lo que la convierte en una de las estructuras de servicios de mayores dimensiones de la economía», señala el estudio.

«Lo más destacable es que un euro que se invierta en educación superior se multiplica por cuatro , es decir, tiene gran impacto económico. La universidad supone un buen en negocio incluso económico, no solo en cuanto a formación de la juventud», opina Pingarrón.

El informe también analiza la aportación social del SUE a España. Así, corrobora su papel como ascensor social y señala que el acceso a la formación universitaria no está garantizado por igual a todos los ciudadanos. Hay factores que favorecen, u obstaculizan, el acceso a la universidad siendo los más importantes: el nivel educativo de los progenitores, en especial el de la madre, el estatus profesional y tipo de ocupación de los mismos y el sexo de los individuos.

Salarios más altos y menos precariedad

Así, tener una madre con estudios universitarios aumenta en 17 puntos porcentuales la probabilidad de completar los estudios universitarios respecto de aquellos individuos con madres sin estudios superiores. Por otro lado, los hijos cuyos padres son empresarios tienen 3,7 puntos más de probabilidad de completar los estudios respecto de aquellos con padres asalariados con contrato temporal. Además, los varones tienen 11 puntos menos de probabilidad que las mujeres de completar estudios universitarios.

El informe también afirma que los universitarios tienen más probabilidad de encontrar empleo y salarios más altos, y además, sus trabajos tienen mejores condiciones que las de aquellos con educación obligatoria: más de probabilidad de eludir la temporalidad, más probabilidad de tener un trabajo a jornada completa y cualificado.

Los alumnos universitarios participan en las elecciones, donan sangre y reciclan

El estudio revela también que los universitarios participan más en las elecciones que aquellos con educación secundaria obligatoria, son más altruistas ( donación de sangre o colaborción con ONGs ) y su formación reduce la desigualdad de género en términos de participación en el mercado de trabajo. Además, nuestros universitarios gozan de buena salud ( menor prevalencia de obesidad, sobrepeso, colesterol, diabetes, varices, migrañas , dolencias asociadas a los huesos y articulaciones y menor incidencia de la depresión . No se observan, sin embargo, ventajas en cuanto al consumo de alcohol o tabaco.

Por último, los universitarios están más dispuestos a apoyar políticas a favor de la protección del medioambiente y reciclan . Por ejemplo, los universitarios compran habitualmente en mayor medida producto con envasado reciclable, o mínimamente envasados, y optan por electrodomésticos de menor consumo energético.

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