«Dejé el trabajo por mis hijos, pero me arrepentí»
Milagros de Sandoval, jubilada y estudiante
«Yo dejé mi trabajo porque tuve seis hijos y quise dedicarme a ellos. Nadie me obligó. Lo dejé yo porque quise». A sus 70 años, Milagros de Sandoval confiesa que si volviera a retroceder en el tiempo, «quizás ... no haría lo mismo».
«Me arrepentí de dejar mi puesto. No por necesidad económica, sino porque con el paso de los años he comprendido que es una liberación de la mujer. El tener tú la economía propia, te hace sentir más libre, más realizada. Siempre me he sentido libre, pero entiendo que se es mucho más aún».
Milagros era secretaria de dirección en una empresa de publicidad. En aquella época ganaba 800 pesetas -casi cinco euros actuales-. «Era un buen sueldo», matiza. «Me guardaban el puesto después de casarme, pero preferí dedicarme a mis hijos. En aquella época era más importante dedicarse a la familia», se justifica. Afortunadamente, con los ingresos de su marido, un ingeniero, se podía sustentar toda la familia. Hoy en día, esto es algo «casi impensable», opina.
Milagros es consciente del cambio que ha sufrido la mujer durante este tiempo. Para muestra, un botón: su prole. «De todos mis hijos, el que más descendencia tiene son dos niños. El resto, uno o ninguno y el trabajo es el causante», comenta.
Hace dos años, Milagros se apuntó a un curso para acceder a la universidad. Lo ha aprobado y en septiembre se matriculó en Derecho en la Uned. No importa la edad ni el tiempo perdido.
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