Cuando el planeta se conectó para siempre (y España ganó el Mundial)

En esta década de mensajes virales y «memes» en cadena, cada persona guarda un pedacito de la Historia en su memoria. Una generación ha visto cómo su infancia terminó con el estreno de las últimas películas de Harry Potter y otra, 42 años después del lanzamiento de la primera entrega de « Star Wars », ha vuelto a revivir las aventuras espaciales de los Skywalker. Algunos se han despedido del artista que marcó su vida al tiempo que otros guardan como reliquias sus fotografías al borde del río Sena, porque las postales de París nunca volverán a ser las mismas tras el incendio en Notre Dame. Tampoco luce igual la camiseta de la Selección española después de que en la final del Mundial de Sudáfrica de 2010 , en una noche calurosa de julio, el gol de Andrés Iniesta en el minuto 116 grabase el nombre de España en la historia del campeonato.

Es también la década del cambio climático. O, más bien, la de la lucha contra el cambio climático. En especial, en estos últimos años. En 2015 se rubricó el «Acuerdo de París», que marcaba la ruta a seguir en materia climática. Un camino que ha desembocado en un fuerte movimiento social y, especial, juvenil. En este punto, es imposible no hablar de Greta Thumber g o de los «Fridays for future», que saca a las calles cada viernes a los estudiantes alrededor del globo. Aquí va un repaso por alguno de los acontecimientos que han marcado el rumbo de esta década

Una España que hoy no es la misma que la que vio a la Selección coronarse como campeona del mundo. Por sorpresa, los españoles han vivido la abdicación de un Rey, y en junio de 2014 Juan Carlos I abandonaba la jefatura del Estado en favor de su hijo Felipe de Borbón. Un monarca que ha sido la cabeza visible de la monarquía en uno de sus períodos más complejos y que tuvo que alzar la voz el 3 de octubre de 2017, después de que el «procés» estallase con la declaración unilateral de independencia catalana. Un acto con el que Cataluña culminaba lo que comenzó con la consulta ilegal del 9-N en 2014, y que desembocó en un proceso judicial histórico en el Tribunal Supremo.

Los años 10 también han puesto fin otro de los capítulos más negros de la Historia de España con la disolución de la banda terrorista ETA . La organización, acorralada por la Justicia y sin capacidad operativa, anunció en 2011 el cese su actividad. Y, seis años después, en 2017, su fin. ETA dejó a su paso un reguero de sangre y más de 800 víctimas (además de una larga lista de crímenes aún por esclarecer).

La transformación del mundo también ha sacudido a Europa, ha vivido una década marcada por la resaca de la crisis económica, que marcó profundamente y de forma irreparable a la sociedad. La nefasta situación dejó imágenes como las protestas de países como Grecia tras el rescate financiero o las del movimiento 15-M en la Puerta del Sol de Madrid. Hoy, mitigados los efectos del pinchazo económico, Europa se enfrenta a otro de sus grandes retos: la crisis migratoria en el mar Mediterráneo.

Al mismo tiempo, el continente ha vivido en primera persona el terrorismo yihadista . París, Barcelona, Bruselas o Berlín, entre otras ciudades, han sentido el terror infligido por Daesh, que magnificó su influencia tras el progresivo debilitamiento de Al Qaeda y la propia coyuntura de la zona. En 2010, las protestas en Túnez cambiaron para siempre Oriente Medio. Las protestas en el país fueron la mecha la Primavera árabe , que prosiguió en Egipto, Libia, Yemen y Siria. Desde entonces, la metamorfosis en aquel lado del mundo no cesa. Mientras la guerra en Siria, que estalló en 2011 (y sigue hoy sigue latente) se recrudecía, Daesh proseguía en su objetivo de implantar el Califato. Una suerte de «guerra santa» en la que ya sea con camiones, grupos organizados o «lobos solitarios», Europa siempre ha estado en el mapa.

El Brexit , que hasta este final de año parecía «La historia interminable», también será parte inequívoca de este período de la historia. Después de un reférendum, multitud de procesos electorales y numerosas horas de negociación, Reino Unido se convertirá en el primer estado que rompe con la Unión Europea. Y la crisis en Ucracia en 2013 reavivó el temor a que se pusiera en marcha un conflicto armado en el continente.

Fue en Oriente donde, casi once años después del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York en 2001, Estados Unidos dio caza a Osama Bin Laden . Tras años de búsqueda, y una recompensa multimillonaria de por medio, el 1 de mayo de 2011 el presidente Barack Obama confirmó la noticia. Fue el último año de su primera legislatura en la Casa Blanca. Obama repitió, y su mandato finalizó en 2017. El mismo año en el que, contra todo presagio, el empresario Donald Trump se convirtió en el 45 presidente de los Estados Unidos. El primero, además, que ha pisado Corea del Norte.

El paso del tiempo también se percibe en América del Sur, donde la muerte de Fidel Castro en 2016 sacudió Cuba del mismo modo que ya lo hizo la de la Nicolás Maduro tres años antes en Venezuela. Ese año, en 2013, los argentinos celebraron el nombramiento por primera vez de un Papa latinoamericano. Tras un arduo proceso de selección, Jorge Mario Bergoglio , más conocido como el Papa Francisco , fue elegido para suceder a Benedicto XVI al frente del Vaticano.

El recuerdo de la explosión de la central de Chernóbil, uno de las grandes desastres de la Historia, se avivó con el accidente nuclear en Fukushima (Japón), después de que un terremoto sacudiese el país nipón en 2011. El mismo año en el que otro movimiento sísmico castigó a la localidad murciana de Lorca , en el que murieron 9 personas y hubo más de 300 heridos. Un año antes, en 2010, otro fenómeno natural devastó la isla de Haití , en el que se calcula que h ubo más de 300.000 víctimas mortales . El del país caribeño se considera una de las catástrofes naturales más graves de la historia.

No todo han sido catástrofes naturales sino accidentes provocados por la mano humana. En marzo de 2015, el vuelo 9525 de Germanwings , que volaba desde Barcelona a Dusseldorf, con 144 pasajeros a bordo, se estrelló en Los Alpes. El accidente fue provocado por el copiloto del vuelo, Andreas Lubitz, que estrelló a propósito la aeronave contra el mazico de Estrop. Entre los pasajeros había ciudadanos alemanes, turcos y españoles. No hubo supervivientes.