Crece un 48 % la violencia hacia los menores en el confinamiento, once puntos más que hace mes y medio

Estas peticiones de ayuda llegaron a través del email de la Fundación y de su chat ANAR, que posee una tecnología que borra automáticamente la conversación en el lado de la víctima evitando poner en riesgo al menor de edad en caso de ser sorprendido por su agresor. Ahora que los niños pueden volver a salir a la calle, ANAR ha vuelto a abrir todas sus líneas de ayuda y ha reforzado su chat las 24 horas.

Los casos más frecuentes de violencia durante el confinamiento están siendo los de maltrato intrafamiliar, sobre todo, violencia doméstica ( maltrato físico y psicológico) , seguido de la violencia de género que se produce en presencia de los menores de edad, casos muy graves de abuso sexual y abandono, según los datos de ANAR.

En todo caso, la Fundación explica que los menores de edad también siguen padeciendo «aunque en mucha menor medida », agresiones extrafamiliares como «ciberbullying» y otras formas de ciberacoso que se producen en las redes sociales.

Los problemas psicológicos representan el 23,5% de las consultas realizadas. Entre ellas destacan la ansiedad, la tristeza o las autolesiones.

Además, ANAR señala que las ideas e intentos de suicidio es uno de los problemas que más se ha incrementado durante estos días de confinamiento pasando del 1,9% de media el último año a un 8,3% durante estos días.

«Sin duda estos problemas psicológicos nos deben hacer pensar en el grado de desesperación con el que muchos niños, niñas y adolescentes están viviendo la violencia y la tensión padecida que, por desgracia, sienten sin posibilidad de escape o huida , por eso el Chat-ANAR es un aliado silencioso que nos está permitiendo llevar soluciones y esperanza a los que más lo necesitan», ha explicado el doctor en Psicología y director de Programas de la Fundación ANAR, Benjamín Ballesteros.

Entre las causas más probables del aumento de la violencia en los hogares durante el confinamiento, los expertos de la Fundación ANAR señalan: la frustración que produce el encierro «que se transforma en agresividad sobre todo en personalidades violentas»; la presión laboral y la incertidumbre económica; la imposibilidad de relacionarse presencialmente con otras personas; el espacio físico reducido; la tensión por tener que atender el teletrabajo y cuidar de los hijos; el abuso de alcohol, o la preocupación por el miedo a perder a un familiar o persona allegada.