Una carrera de obstáculos para docentes, alumnos y familias: así será la vuelta al cole en septiembre

El regreso a las aulas en otoño recurriendo a la asistencia en días alternos como propone Educación tendrá consecuencias negativas en el aprendizaje, la conciliación, la organización de los centros y hasta psicológicas para los niños

Coronavirus en España: últimas noticias en directo

JOSÉ MARÍA NIETO / Vídeo: AT

Mientras más de la mitad de los españoles entran en la Fase 1 y cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya hablaba el sábado de la necesidad de «recuperación» y pedía a los jóvenes su «vitalidad» para salir adelante y «levantar las empresas», la ... educación sigue en puntos suspensivos. El presidente anunció la vuelta a clase en septiembre, aunque en la Fase 2 habrá posibilidad de clase presencial para los alumnos de Bachillerato o FP o para los niños menores de 6 años cuyos padres deban trabajar de forma presencial. Pero al margen de anuncios puntuales, no hay plan específico ni consensuado por parte del Ministerio de Educación para el regreso a las aulas en otoño. Así lo denuncian pedagogos, docentes, asociaciones de padres y sindicatos .

La ministra de Educación, Isabel Celaá , dijo la pasada semana en una entrevista que « si no hay un remedio, los centros tendrán que estar a la mitad de su capacidad . Esto obliga a que una parte de alumnos esté trabajando presencialmente y, otra parte, telemáticamente». Si se interpreta la frase literalmente parecería plantearse una «selección» de alumnos, lo cual sería «totalmente ilegal e inviable; no creo que quisiera decir eso, la ministra debería dar la impresión de que se lo está tomando en serio», plantea el escritor, filósofo y experto en educación José Antonio Marina . Fuentes cercanas a Educación apuntan que lo que Celaá quiso decir es que la asistencia a clase sería para todos, pero de forma alternada y combinada con clases telemáticas. Lo que no deja, en cualquier caso, de plantear muchas interrogantes e innumerables consecuencias.

Consecuencias académicas para los alumnos

Un informe de la Universidad de Stanford liderado por el profesor Eric Bettinger señala que combinar la enseñanza presencial y telemática puede redundar en mejores resultados, permite mantener a los estudiantes interesados y les expone a métodos de aprendizaje más beneficiosos.

Otro grupo de investigadores liderado por Maya Escueta , de la Universidad de Columbia, apuntan en la publicación Journal of Economic Literature que los programas de aprendizaje asistido por ordenador son la herramienta tecnológica que mejores resultados educativos proporciona.

Sin embargo, los expertos dudan de la eficacia de la enseñanza telemática, pero no por sí misma, sino en el caso de que no se plantee de forma correcta. «Hay que hacer una buena programación para dividir la enseñanza presencial y online, no se puede improvisar. He visto lecciones telemáticas de sonrojo, porque no vale con dar una clase y retransmitirla por internet, ya que la velocidad con que se daba la lección en algunos casos era excesiva y sin comprobar que se había entendido», apunta Marina.

En la misma línea se muestra Juan Carlos Jiménez Redondo , catedrático de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales en la Universidad San Pablo CEU. «Para hacerlo bien telemáticamente hay que tener material, tiene que haber un equipo de diseñadores detrás que determinen cuáles son los mejores materiales a utilizar; hay que construir un sistema que no tenemos posibilidad de montar porque el plazo es solo de dos meses. Si de por sí dar clase de forma presencial es complicado, imagina por la ventanita de un ordenador: han expulsado a una profesora de una plataforma en mitad de una sesión porque en el fondo no dejan de ser niños».

Nivel socioeconómico

Pero el problema viene, sobre todo, cuando se analiza el nivel socioeconómico de los estudiantes: «Para aquellos con buenos resultados la formación online les funciona tan bien como la educación presencial. Pero para los rezagados es significativamente peor», apunta Ismael Sanz , profesor de la Universidad Rey Juan Carlos y exdirector del Instituto Nacional de Evaluación Educativa del Ministerio de Educación, citando un artículo de la revista American Economic Review publicado por docentes de las Universidades de Stanford y Harvard. Lo mismo apunta otro informe de la Universidad de Michigan, liderado por la profesora Susan Dynarski. «Los de menos recursos sufrirán más. Quien verdaderamente necesita de la escuela no son los buenos estudiantes sino los malos. Cuando los buenos estudios miden el "efecto escuela" concluyen que el porcentaje de éxito o fracaso que se le puede atribuir estrictamente a esta no llega al 40 por ciento, lo que influye es la procedencia socioeconómica», agrega Marina.

El catedrático de Sociología de la Universidad Complutense –y también experto en educación– Mariano Fernández Enguita es menos escéptico respecto a las consecuencias pedagógicas de la vuelta al cole que plantea Celaá: « Hay muchas formas de aprender que no son alinear a los alumnos en veinte pupitres ». Por otro lado, la idea de la asistencia escalonada (ir a clase un día sí y un día no) «puede conducir a la imposibilidad de generar hábitos en los alumnos, y que se interesen solo los días que están en clase», apunta Jiménez Redondo.

Los expertos advierten también de la necesidad de la presencia del profesor, sobre todo en las edades tempranas como en Primaria y primer ciclo de la ESO. « En los primeros años necesitan una tutela más cercana . Una cosa es educar cuando se cuenta con la capacidad del niño para tomar decisiones y otra es cuando hay que enseñarles a organizarse; los de Primaria que están en casa van a necesitar la ayuda de los padres y muchos no van a poder», señala Marina. «Nuestros hijos pequeños ya hacen un esfuerzo increíble para estar una hora delante del ordenador, pero a la hora y media han perdido cualquier contacto, porque tener a una persona hablando o ponerlos a hacer ejercicios mecánicos no deja de ser un juego donde el aprendizaje está ausente», advierte el catedrático Jiménez Redondo. Algo que no comparte Fernández Enguita: «No todo aprendizaje necesita un profesor encima constantemente. Los niños no dejan de aprender aunque no sean dirigidos en el aula, otra cosa es que no sea acompañado».

Como en la posguerra

Además, no augura una generación perdida. «Los niños de la posguerra aprendieron cosas que no aprendió el resto, ¿van a aprender los mismos ríos de España? Probablemente no, pero aprenderán de autonomía, de ayuda mutua, de asumir una realidad». En cualquier caso, Sanz concluye: «El modelo presencial es irreemplazable, no hay sustituto tecnológico para los docentes. Como señalaba hace unos días el profesor David Deming , de la Universidad de Harvard, el trabajo importante de la enseñanza implica la personalización. La formación online está amortiguando el cierre de los centros, pero no podría sustituir la calidad de la educación presencial, las dos deben complementarse». Sanz insiste, además, en que «sería conveniente que los alumnos se encontrasen a la vuelta de las clases a los mismos profesores, porque son los que mejor saben dónde se encontraba la competencia de cada alumno. La rotación de profesores tiene un efecto negativo», añade citando un estudio de la London School of Economics.

Tanto Marina como Sanz apuestan por una reducción de curriculum: « Japón lo redujo en los últimos años al 30% y Singapur un 33%. Los alumnos de ambos países lideran las pruebas internacionales de competencias », señala Sanz. «El curso que viene tiene que ser especial e irrepetible, debemos integrar a todos los alumnos aunque hayan sacado malas evaluaciones, dedicar los dos primeros meses al repaso, a la adaptación de los retrasos y a ver a quién se puede repescar; una vez pasados esos dos meses se tendrá que decidir quién repite y quién no, y para el resto del curso se deberá reducir el curriculum y refundir los programas», apunta Marina.

Consecuencias para las familias

El primer problema para las familias está claro: la conciliación. En un escenario en el que haya días en que los niños se queden en casa la pregunta clave es qué harán los padres cuando tengan que ir a trabajar. «Esto tiene muchas connotaciones económicas, los niños solos no pueden estar y los padres no podemos estar en el trabajo y en casa a la vez; habrá familias que no puedan contratar a nadie, o para las que pedir reducciones de jornada no sea posible y ya no podamos trabajar y, por ende, alimentar a nuestros hijos» señala Begoña Ladrón de Guevara , presidenta de la Confederación de Padres de Alumnos (Cofapa), quien es consciente de que «la escuela no es una guardería, pero el proceso de aprendizaje no es lo mismo en una casa que en el colegio con un profesional, que es el docente». «Los problemas de conciliación son absolutos, no podemos llevarlos con los abuelos, tampoco dejarlos solos en casa, ¿qué hacemos? ¿los días alternos que estén en casa nosotros trabajamos de forma alterna y ese día a la empresa se lo paga el Gobierno? No le encuentro una lógica», critica Jiménez Redondo.

Consecuencias para los centros

Fernández Enguita parte de la base de que para llevar adelante los planes de Celaá hay dos imposibles: duplicar plantillas y edificios. «Hay que organizar una enseñanza trimodal: una parte en clase, otra en casa si tiene condiciones y un tercer grupo al que habrá que atender siguiendo la función de custodia y cuidado propia de la escuela y aprovechando comedores, gimnasios ... Eso lo tiene que arbitrar cada centro, es tarea de ellos, no tiene que decidirlo la ministra». Así, entran en juego, a juicio de Enguita, voluntarios o personal no docente.

Marina, en cambio, sí apuesta por duplicar las plantillas: «Los alumnos se pueden dividir, por ejemplo, en dos grupos de 15, unos van unos días y el resto otros, además de la ayuda telemática para los que se quedan en casa, pero eso significa el doble de profesores porque los que dan clase presencial tienen que ser suplidos por los que dan clases telemática. Necesitamos un esfuerzo de tutela educativa más intenso de lo que hemos tenido nunca».

Aparte de días alternos, Marina también sugiere turnos de mañana y tarde: «Un aula se puede usar dos veces como se hace con los Bachilleratos nocturnos». Otra opción: « Duplicar aulas recuperando líneas perdidas en algunos centros por baja natalidad , o que los ayuntamientos pongan las bibliotecas a disposición de los estudiantes».

En definitiva, «el curso 20-21 será anómalo, y así como el Estado va a dar ayudas a las empresas para que no se cierren tiene que darlas a la educación». Jiménez Redondo propone que el Gobierno redistribuya a los alumnos entre los centros públicos, concertados y privados. «Como sucedió en el ámbito sanitario, el sector privado podría ayudar al público y lo harían encantados, pasa que al Gobierno hablar de privado le crea sarpullidos».

Consecuencias psicológicas para los niños

El psicólogo infantil Abel Domínguez reconoce que acudir a clase en días alternos puede perjudicar a los niños. «Los chicos se favorecen de las rutinas y los que tienen experiencias anteriores de asistir a clase serán los que más vean alteradas sus expectativas, porque estaban acostumbrados a hacerlo de otra forma. Los que no han ido nunca tendrán una adaptación normal y corriente».

Sin embargo, aclara que esto sucederá solo al principio, pero «si se estabiliza esta forma de trabajo se convertirá en una nueva rutina. Los niños son más sensibles a los cambios que los adultos pero se adaptan antes que nosotros. En los adolescentes, al tener años de sociabilización, puede que empiecen a valorar nuevas formas de ocio al no ir a clase, si bien es verdad que ya viven con el riesgo de tendencia al aislamiento o a la exclusión con el uso videojuegos o redes sociales . Ellos sí podrían ser una población sensible y les costará más», concluye Domínguez

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios