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medio ambiente

Los osos pardos reconquistan la zona de exclusión de la central de Chernóbil

Desaparecidos de esta zona de Ucrania mucho antes de la tragedia de la central nuclear, han regresado al territorio del que fueron expulsados por la presencia humana

Los osos pardos reconquistan la zona de exclusión de la central de Chernóbil s. gashchak/chernobyl center

abc.es

Científicos de la Universidad de Salford han captado lo que se cree que es la primera evidencia fotográfica de osos pardos en la zona de exclusión de Chernobyl (CEZ). Gracias a que en esta zona se han colocado cámaras ocultas, utilizadas para un proyecto de evaluación de los efectos de exposición radiactivos sobre la vida silvestre, se han podido captar las imágenes de estos animales.

Desaparecidos de la zona hace más de un siglo

Según han explicado los expertos, en esta zona no se habían visto osos pardos desde hace más de un siglo, aunque en los últimos años sí se habían detectado signos de su presencia. «Nuestro colega ucraniano, Sergey Gashchak , tenía varias de sus cámaras trampa en una de las áreas centrales en los últimos meses, con el fin de empezar a tener una idea de qué tipo de fauna había allí. Y las imágenes mostraron a un oso», ha explicado uno de los autores principales del estudio, Mike Wood , en declaraciones a la BBC.

Para Wood el regreso de este animal determina que, «cuando la gente desaparece de una zona por un tiempo prolongado, los animales vuelven porque descubren que están a salvo de los peligros que representan las personas».

Tras la explosión de abril 1986 -descrito como el peor accidente de una central nuclear del mundo-, más de 110.000 fueron evacuadas de sus hogares por encontrarse en lo que llamaron «zona de exclusión», en un radio de 30 kilómetros de radio alrededor del reactor nuclear dañado.

Proyecto «Tree»

Con los años, la zona se ha convertido en una valiosa fuente de datos para la investigación científica sobre el impacto de la contaminación radiactiva. El proyecto de Wood es parte de un programa de cinco años de investigación llamado « Transfer, Exposure, Effects (Tree) » , que tendrá como objetivo «reducir la incertidumbre en la estimación del riesgo para los humanos y la vida silvestre asociados con la exposición a la radiactividad».

Según ha explicado el científico, ha desarrollado unos modelos para predecir la exposición a la radiación de los animales teniendo en cuenta las diferencias existentes a la hora de interactuar con el medio. «Tienen preferencias de hábitat. Algunos querrán estar más cerca de un río, mientras que otros quieren estar en el bosque profundo. Cuando existe una zona de contaminación fragmentada según el área, esas preferencias de hábitat y las alimentarias van a cambiar la forma en que los animales interactúen con la contaminación», ha señalado.

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