Quince presos se suman a la petición del violador para que les sea aplicada la eutanasia
Van Den Bleeken, de 50 años, es el primer detenido en Bélgica al que se le permite la eutanasia para poner fin a lo que él define como un sufrimiento psicológico insoportable. Ahora, quince presos que han cometido otros delitos, también piden morir
Quince presos se suman a la petición del violador para que les sea aplicada la eutanasiaafp
Desde que se hizo pública la historia de Frank Van Den Bleeken el preso al que la justicia belga ha autorizado a que le sea aplicada la eutanasia, una quincena de reclusos belgas han iniciado el mismo trámite, según el diario flamenco «De Standaar». El ... diario cita al conocido Wim Distelmans, experto en eutanasia, que de hecho tiene una clínica especializada en cuidados paliativos y aplicación de la eutanasia a pacientes en fase terminal.
Según esta información, la autoridad federal belga encargada de tramitar las solicitudes de eutanasia ha empezado a recibir peticiones de otros presos condenados por distintos delitos para que se les permita suicidarse legalmente a través de este camino legal. Van Den Bleeken de 50 años, ha sido el primer detenido al que se permite la eutanasia para poner fina lo que él reclama que es un sufrimiento psicológico insoportable. Puesto que no existía un precedente, interpuso una demanda contra el Ministro de Justicia y al final se llegó a un acuerdo con su abogado. Los expertos consideran que después de este precedente se incrementará el número de peticiones de eutanasia por parte de presos.
Aunque en Bélgica es legal incluso en caso de niños , teóricamente la comisión no concede la opción de la eutanasia a todo el que lo pide, aunque las cifras demuestran que cada año aumentan las autorizaciones.
Si se invoca el sufrimiento psicológico, tres psiquiatras para evaluar la situación, y además el paciente debe encontrar a un médico que quiera practicar la eutanasia.
El doctor Wim Distelmans es un conocido propagandista de la eutanasia que causó cierto escándalo al organizar un viaje al campo de exterminio de Auschwitz como «inspiración» y como «muestra de una forma degradante del fin de la vida».
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