EDUCACIÓN
Fiebre china por estudiar español
Universidades y academias españolas acuden a una feria en Pekín para aprovechar el auge del castellano en este país y atraer a miles de estudiantes

Tras adoptar el nombre femenino en español por excelencia, Carmen Chen estudia castellano en la Universidad Normal de Pekín. A sus 19 años, lleva sólo uno formándose en dicho idioma, por los doce que le costó aprender inglés, pero le gusta tanto y le parece tan fácil que decidió cursar la carrera de Filología Hispánica. Para mejorar su nivel, esta joven de Chongqing, una megalópolis del sur de China a orillas del río Yangtsé, quiere estudiar el próximo año en España. Buscando información, acudió ayer a la Feria de Educación de Pekín, que fue visitada por el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, porque España acude como país invitado de honor con 45 universidades, academias de idiomas y escuelas de negocios.
“Aún no sé a dónde ir, pero prefiero un lugar con tradición literaria”, explicaba Carmen a ABC ante el expositor de la Universidad de Alcalá de Henares, patria chica de Cervantes y segundo centro con mayor número de estudiantes chinos tras la Complutense. Desde hace dos años, la Universidad de Alcalá cuenta en Shanghái con un representante para Asia y el Pacífico, Rafael Martín, con el fin de captar estudiantes chinos, japoneses, coreanos y taiwaneses. “Tenemos ya 600 alumnos chinos, la mayoría aprendiendo castellano, pero también algún master y cursos de posgrado en español”, indica Martín. Para el futuro, el objetivo es “trascender la enseñanza del castellano e impartir cursos en inglés, como nuestros másteres en gestión de empresa (MBA), que se centren en materias con demanda en China, como ingeniería o economía”.
Con cursos académicos que oscilan entre 4.000 y 18.000 euros, más los gastos propios de la estancia como el alojamiento, la manutención, las compras y los viajes de turismo, la educación también tiene un vasto mercado en China gracias a su extraordinario crecimiento económico y a la emergencia de la clase media urbana. Como ocurría en España hace tres décadas, los padres insisten en el aprendizaje de idiomas y dedican buena parte de sus ahorros a formar a una generación de “hijos únicos” que han crecido a salvo de las miserias que sufrieron sus mayores, pero que se enfrentan a un mundo cada vez más competitivo y donde no basta hablar una sola lengua extranjera.
Dentro de la “migración educativa” que ha traído la globalización, 400.000 alumnos chinos estudian ya en otros países. De ellos, más de la mitad lo hacen en Estados Unidos atraídos por la importancia del inglés como idioma global y sólo 6.000 en España, pero el número está aumentando por el auge del castellano en China debido a sus cada vez mayores relaciones comerciales con Latinoamérica.
“Ahora es fácil encontrar trabajo si hablas español y chino”, asegura Guo Xuan, rebautizada como Eva. Tras estudiar Filología Hispánica en una universidad privada de Pekín, se plantea a sus 24 años cursar un máster en Comercio en México o España, que parte con ventaja en sus preferencias porque le encanta “el clima, la comida y la alegría de la gente”.
Un mercado en expansión
Con ella coincide Meng Xiangxue, quien se presenta como Alma y empezó estudiando francés, pero lo dejó por el castellano. “España es un paraíso por su cielo azul”, dice, con toda la razón del mundo, para comparar con la niebla por la contaminación que oculta el sol en Pekín y presenta niveles peligrosos para la salud. Cursando ahora su último año de español, Alma estudió el año pasado en Alcalá, donde descubrió “una forma de educación diferente y un modelo más libre”.
En China se calcula que hay ya unos 25.000 alumnos de castellano, pero esta cifra podría ser mayor porque la Editorial de Lenguas Extranjeras vende cada año unos 40.000 manuales de enseñanza. Fundado en julio de 2006, el Instituto Cervantes de Pekín cuenta con 4.500 estudiantes, muchos de los cuales aspiran a continuar su formación en alguna de las 20 universidades presentes en esta Feria de Educación, la más importante del país.
Además de la de Alcalá, entre ellas destacaban las de Salamanca, Sevilla, Deusto, Comillas, Nebrija o el CEU, pero había dos notables ausencias públicas: la Complutense y la Autónoma de Madrid. Paradójicamente, en estos tiempos de tensión independentista abundaban las universidades catalanas, como la Autónoma de Barcelona, la Ramon Llul, la de Girona y la Internacional de Cataluña, más las academias de idiomas de esa comunidad que enseñan castellano a los extranjeros, como ABC Humboldt o Spanish Summer.
“El proceso soberanista no afecta al hecho de que el español se habla ampliamente en Cataluña”, justifica el vicerrector de la Autónoma de Barcelona, Lluís Quintana, quien confía en que “nadie se plantee cambiar los departamentos de Filología Hispánica porque erradicar la enseñanza del castellano sería un tremendo error científico y económico”. De los entre 200 y 300 alumnos chino que estudian en dicho centro, la mayoría siguen cursos de traducción y español.
Además de las universidades, en China buscan clientes escuelas de idiomas como la valenciana Hispania, especializada en la preparación de la Selectividad para los extranjeros que quieren estudiar una carrera en España. “Se han recortado los plazos para la concesión de visados de estudiantes de tres meses a ocho días, pero aún hacen falta más profesores de español porque se cotiza alto ser nativo”, apunta su director, Juan José Ruiz. Con predominancia de europeos y estadounidenses, por su academia han pasado este año 1.800 alumnos, de los cuales 200 eran chinos. Para el futuro espera que el número aumente porque el español es cada vez más importante en China.
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