La ONCE, premio Príncipe de Asturias de la Concordia

El acta del jurado, que ha estado presidido por el jefe del Ejecutivo asturiano, Javier Fernández, ha resaltado que la actividad de la ONCE ha servido para impulsar la «dignidad y calidad de vida» de las personas con discapacidad. Esta labor, añade, sirve «de ejemplo a numerosas iniciativas internacionales que han seguido esta valiosa experiencia».

Tras dar lectura al acta, Fernández ha señalado a los periodistas que la elección había sido «discutida» dado que concurrían «muy buenas candidaturas» que los miembros del jurado habían defendido «con racionalidad y con pasión» durante sus deliberaciones.

Para el presidente asturiano, la importante labor de la ONCE resulta «evidente» para quienes ya tienen «una cierta edad» y han visto desde niños a los miembros de esta institución en la calle vendiendo el tradicional cupón «con lo que eso suponía para la dignidad de un colectivo concreto».

Esta circunstancia le ha generado, a su juicio, «un aprecio muy fuerte de la sociedad española» que ahora se ve corroborado con un premio que constata además la singularidad de la función de la ONCE dado que «no es muy frecuente, ni siquiera en países avanzados, encontrar ciegos en la calle con ese nivel de integración».

Esta candidatura ha sido propuesta por Ángel García, presidente de Mensajeros de la Paz; Rafael del Río, presidente de Cáritas, y Soledad Suárez, presidenta de Manos Unidas, organizaciones galardonadas con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 1994, 1999 y 2010, respectivamente; así como por Juan Manuel Suárez, presidente de Cruz Roja Española, y Consuelo Crespo, presidenta de UNICEF-España. Ha sido apoyada, entre otros, por los ex presidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero y el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz.

El jurado del premio, el último en ser fallado en las ocho categorías de estos galardones en su edición de 2013, ha elegido a la organización española entre las 37 candidaturas de 31 nacionalidades que optaban al mismo.

La labor de la ONCE

En sus 75 años de existencia, aniversario que la Organización celebra este 2013, ha construido un sistema de prestación social para personas con ceguera o discapacidad visual severa sin equivalencia en ninguna parte.

La ONCe nació en diciembre de 1938, cuando un grupo de ciegos, que no querían vivir de la caridad de una pensión, propusieron a las autoridades la concesión de una licencia para vender cupones para el juego. La iniciativa salió adelante y el primer sorteo se celebró el 8 de mayo de 1939. ( Lee aquí la historia completa de la ONCE )

A día de hoy da cobertura a 71.000 personas ciegas . Entre ellas presta atención educativa a 7.500 niños y jóvenes. A través de fundación ONCE, que también cumple 25 años en 2013, se ha dado apoyo a cuatro millones de personas proporcionándoles empleo , formación y facilitando su accesibilidad, los pilares de esta institución para que las personas ciegas alcancen su autonomía.

Las otras candidaturas

La ONCE competía por el galardón con la Unión Africana (UA), el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), dependiente de la UNESCO; el vicepresidente del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Jean Ziegler y el programa de becas Fulbright.

También fueron propuestos para el galardón el proyecto musical Playing por Change Foundation; la politóloga y periodista egipcia Hala Mustafa (Egipto); el Tribunal Europeo de Derechos Humanos; el Centro Robert Kennedy para la Justicia y los Derechos Sociales y el Movimiento Paralímpico Internacional.

El jurado del premio de la Concordia está integrado por miembros del patronato de la Fundación que concede los galardones entre los que figuran el jefe del Ejecutivo asturiano, Javier Fernández; empresarios como Alicia Koplowitz o Juan Miguel Villar Mir y el exjefe de la Casa del Rey, Fernando Almansa.

El galardón, que en las últimas ediciones recayó en el Banco de Alimentos, los Héroes de Fukushima, Manos Unidas y la ciudad de Berlín, está dotado con una escultura diseñada por Joan Miró, 50.000 euros en metálico, un diploma y una insignia.