El Papa Francisco: «La idolatría de comprar es una caricatura del amor»
El cardenal Bergoglio advertía en una de sus últimas entrevistas sobre la continua aparición de «nuevos ídolos llevados en el carro del consumismo»
«Si no adoras a Dios tienes un sustituto. Cualquiera. No se cuál será… una mascota, un cosmético, no sé». Son palabras del cardenal Jorge Bergoglio, ahora Papa Francisco , en una de sus últimas entrevistas, concedida a Eternal World Television Network, EWTN, la cadena de radio y televisión católica más grande del mundo.
Con una actitud tranquila y sosegada, el Pontífice, como ya viene demostrando en sus intervenciones, habla de forma clara y sencilla en una entrevista donde comparte sus opiniones sobre el Año de la Fe, los conceptos de fe, esperanza y caridad, y la Iglesia en América Latina. Además, traslada dos pregunta a todos los católicos del mundo: ¿cómo rezas? y ¿adoras a Dios?. Para Franciso es importante que la oración no se limite a pedir y dar gracias. «Para fortalecer la fe que tu oración además de ser pedigüeña, porque ¡hay que ser muy pedigüeño eh! El católico es muy pedigüeño. Además de ser pedigüeña, y de ser agradecida, que tu oración sea alabadora y adoradora de Dios», aconseja.
El actual Pontífice considera acertado que su antecesor Benedicto XVI convocase el Año de la Fe, al giual que años atrás lo hiciese Pablo VI. «Pablo VI dijo aquella frase: “el humo de Satanás ha entrado en la iglesia” una época muy difícil y él, en ese Año de la Fe, redactó ese bellísimo Credo del Pueblo de Dios. Pienso que estos tiempos no son más tranquilos que aquellos, ¿no?», desliza.
En esta línea, alerta sobre la instalación continua de «nuevos ídolos llevados en el carro del consumismo». Para Bergoglio la respuesta a esa idolatría solamente la da Jesús. Una situación que el Papa califica de «paganismo gnóstico». «Sí, creo en Dios pero es un dios… un dios así diluido, casi un panteísmo», ejemplifica.
Los gastos superfluos
Bergoglio lo ilustra con un ejemplo: la estadística de los gastos de cosas no necesarias, superfluas. Y en primer lugar coloca a las mascotas, a la que considera que se «idolatra». «Está la idolatría de comprar, alquilar, tener un afecto que yo doy como quiero, donde quiero, sin la libertad de la respuesta, ¿verdad? Es toda una caricatura del amor», analiza.
En el segundo lugar de los gastos innecesarios sitúa a los cosméticos. Asegura que entre ambas cosas, en el mundo se gastan millones y millones, mientras el Papa (refiriéndose a Benedicto XVI) habla de los chicos que pasan hambre en continentes en vía de desarrollo: África, Asia, América. «Primero las mascotas, después si sobra algo le tiramos a los chicos…», asegura en un tono tranquilo pero reprobatorio.
Y sobre los cosméticos asegura que la belleza del corazón «no tiene nada que ver con la belleza artificial del cosmético». «Nos disfrazamos, la belleza, cuando no tenemos la belleza de Dios», advierte.
Respecto a las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad, las considera un «regalo puro de Dios. Nadie las puede ni comprar ni conseguir por su esfuerzo». Y advierte de que cuando nos metemos en un camino «más de suficiencia o más pelagiano», el regalo «pasa a segundo lugar y entonces se debilita la fe, se debilita la caridad, se debilita la esperanza. Entonces lo más importante es lo que yo hago».
Contra el relativismo, la fe
El Papa considera a América Latina una gran reserva cultural y espiritual que puede ilustrarse con algunas imágenes, como la de Nuestra Señora, el Cristo Crucificado, el Señor de la Paciencia o el Señor Yacente. Aunque para Francisco la reserva está «en esa referencia a que Dios es venido en carne y sufrió por nosotros. Esa referencia es una reserva en nuestros pueblos que los lleva a ir adelante y da pie a esas virtudes de la solidaridad, la ayuda, la comprensión y todas esas cosas».
El cardenal Bergoglio advertía entonces de que estas virtudes todavía no han sido destruídas, pero que la cultura del relativismo que se propone, «incluso que se propone en los centros de estudios también y que se propone también como conducta social, está erosionando, o tiende a erosionar esto».
Bergoglio confía en que esta «piedad popular» tiene su origen en la fe y es muy fuerte todavía y asegura: «Yo apuesto a la fe de nuestros pueblos como que el Señor nos dará la gracia a través de estas prácticas de piedad y de esta obediencia al Cristo que murió por nosotros, y esa veneración a la Madre, poder salvarnos de esta corriente, de ese relativismo que todo es igual».
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