Francisco I: Graduado en química, austero y opositor al matrimonio homosexual
Quienes han compartido con Francisco I tareas pastorales dicen de él que ha hecho de la prudencia su estilo de vida y sello de identidad
Jorge Mario Bergoglio nació en el barrio porteño de Flores, hijo de un empleado ferroviario y una ama de casa. Cursó estudios, graduándose en ingeniería química, pero pronto comenzó su vida religiosa a los 21 años al ingresar en la Compañía de Jesús.
Ordenado sacerdote en 1969, es enemigo de toda estridencia y ostentación, y ha hecho de la prudencia su estilo de vida y sello de identidad. Austero y claramente distanciado del poder político, ésa es la base de su acción pastoral y una virtud que lo distingue por encima de muchos otros cardenales.
Quienes han compartido con Francisco I tareas pastorales comentan de él, según la prensa argentina, que es «una persona silenciosa, pero escucha el doble de lo que habla y percibe mucho más de lo que escucha».
El perfil de Bergoglio se asemeja más al de un monje que al de un misionero. Mantiene el hábito de levantarse a las 4.30 de la mañana, cumple con el rezo de los oficios religiosos y lee los diarios. Trata siempre de responder personalmente los mensajes que le dejan en el contestador y también las cartas que le llegan. Las escribe de puño y letra y en todas les pide a quienes le escriben que recen por él.
En sus homilías, el cardenal revaloriza en forma permanente el sentido de la patria y las instituciones y, pese a su formación técnica de ingeniero químico, es un apasionado lector de Dostoievski, Borges y autores clásicos. Es habitual, además, su presencia en actos ecuménicos e interreligiosos.
El nuevo Papa es un acérrimo opositor al matrimonio entre personas del mismo sexo y al aborto.
En medio del debate del proyecto de legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en Argentina Bergoglio dio a conocer una carta de repudio en la que afirmaba que la intención del gobierno de Kirchner con su proyecto no se trataba de «una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios»
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