Opinión
Arte Pop y diseño gráfico: el Cartel del Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular
«Un cartel neutro por su internacionalización, un aleluya pictórico y un cántico espiritual vanguardista»
Pablo Borrallo
Con el título Caminando en Esperanza, se ha presentado el cartel conmemorativo del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, que se celebrará entre los días 4 y 8 de diciembre de 2024 y cuyos actos quedarán esplendorosamente abrochados con la magna procesión a ... la que han sido convocadas imágenes de profundo calado devocional como Jesús del Gran Poder, la Esperanza Macarena, la Esperanza de Triana, el Cachorro, la Virgen de los Reyes, la Virgen de Valme (Dos Hermanas), la Virgen de Consolación (Utrera) y la Virgen de Setefilla (Lora del Río), en lo que promete ser un acontecimiento histórico de primer orden en el acervo religioso de la ciudad.
La obra ha sido realizada por un admirado artista internacional, el pintor Manuel Cuervo, que ha presentado un trabajo pictórico, eminentemente aséptico, al tiempo que creativo. Un cartel conceptual y visual que en formas, fondos y colores se acerca al diseño más contemporáneo, un lenguaje estético con pintura chorreada, que ha hecho en su obra, su principal sello identificativo. Un cartel tan vanguardista como la propia trayectoria del reconocido galerista, oriundo de Isla Cristina y afincado en Castilleja de la Cuesta, que podemos catalogar como Arte Pop, con un mensaje y una comunicación visual moderna, donde el realce de los colores empleados imprime carácter de manera impactante a la obra, dotándola del sentido comunicativo y anunciador que debe abanderar cualquier cartel. De su colorismo pop, tremendamente expresionista, se desprende la ilusión con la que Sevilla acogerá un congreso de dimensión mundial, que la pondrá durante unos días en el centro de la piedad popular internacional.
El eje central del cuadro, encargo personal de Monseñor José Ángel Saiz Meneses, arzobispo de Sevilla, gira en torno a la Giralda, principal emblema monumental de la ciudad que, por su carácter icónico, emerge de abajo arriba como torre fortísima de nuestra fe en unas tonalidades rojas, manifestando con ello un triple significado iconológico: de un lado evoca a la Sangre de Cristo y su sentido redentor; de otro la propia centralidad de Cristo como Unigénito de Dios, y finalmente recuerda al Espíritu Santo, que no solo establece que Jesús fue concebido por obra y gracia de este, sino que el propio Espíritu Santo derrama sus gracias abundantes sobre las distintas formas en las que cada uno vive la fe, lo que popularmente se da en llamar Religiosidad Popular. La fortaleza permanente de nuestra fe, representada en el Giraldillo, como flecha dirigida al corazón, reposa sobre el centro del mundo, cuyo mapamundi multicolor pone de relieve las diversas formas en las que la religiosidad popular se vive en los distintos confines del planeta, algunas tan diferentes como sorprendentes, pero todas válidas como instrumentos de fe. El mapamundi queda orlado por dos círculos azules, símbolos de eternidad, que, abriéndose a derecha e izquierda, no dejan de ser más que un acertado tema que Manuel Cuervo nos propone para que entendamos que la religiosidad popular se incardina de forma diversa en las diferentes culturas y manifestaciones populares de los pueblos, constituyendo un espacio de encuentro, participación y comunión.
Cuelgan dos pendones de los costados de la Giralda. A la izquierda un pendón verde, íntimamente relacionado con esa Esperanza que da soporte espiritual a la propia ciudad donde habita la Esperanza y en cuyo interior destaca el Corazón de la Virgen María en tonos rosas, relacionado a su vez con el Domingo de la Alegría, que como expresión de júbilo nos invita a alegrarnos en la fe. Por su parte, a la derecha de la Giganta, cuelga un pendón amarillo, color identificativo del Vaticano, por cuya disposición, Sevilla será la anfitriona del citado congreso. En el centro de este, una cruz plana de reminiscencias conventuales en tono morado, que evoca el sentido penitencial con el que los cristianos Caminan en la Esperanza hacia un mundo mejor.
El fondo blanco que impregna todo el cartel, por su carácter luminoso simboliza la irradiación permanente de Cristo como verdadera luz del mundo. En definitiva, un cartel neutro por su internacionalización, un aleluya pictórico y un cántico espiritual vanguardista, que pasará al acervo cultural de la ciudad por nacer de las manos de Manuel Cuervo, uno de los artistas más importantes de la pintura española contemporánea.
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