historia
El Santo Entierro y el convento de San Laureano de Sevilla
Gran parte del desarrollo de la corporación está ligada a este cenobio desaparecido en el siglo XIX
San Laureano será un espacio de usos múltiples con un aforo para más de cien personas en Sevilla
Este primer lunes de la Cuaresma, el Cristo Yacente de la hermandad del Santo Entierro será protagonista del vía crucis de las cofradías saliendo desde el templo de San Gregorio de la calle Alfonso XII antigua vía denominada de 'las Armas'. Sin embargo, gran parte ... de la historia antigua de la corporación no discurre en esta iglesia que construyó la Compañía de Jesús, sino en el convento de San Laureano, junto al barrio de los Humeros.
El complejo aún persiste a pesar de su transformación desde que en el siglo XIX, los mercedarios lo tuvieran que dejar pero, caminando por la zona, todavía se contempla sobre la Puerta Real la iglesia exclaustrada y el cenobio que ahora es una comunidad de vecinos. Si se pasea por la calle Goles, la fachada principal del templo preside un cruce de vías sobre restos de la muralla y quedan testigos mudos en algunas de sus esquinas.
Allí estuvo la cofradía del Santo Entierro en su momento de mayor esplendor, en este lugar recibió culto por primera vez el Cristo Yacente de Juan de Mesa y es donde se conformó la hermandad hasta que llegaron los problemas con los franceses a principios del XIX. Existe una leyenda de una aparición de una imagen del Señor en el barrio de los Humeros en la época de la Reconquista pero los documentos que se conservan hablan de que en el XVI, genoveses llegaron a la capital hispalense para traer la devoción de la Virgen de Villaviciosa.
Su primera sede fue en el hospital del Espíritu Santo en la antigua calle Colcheros, actualmente denominada Tetuán. También, hay testimonios de la veneración a la Pasión de Jesús con una procesión en la noche del Jueves Santo visitando varios templos, tal y como hacían otras cofradías de la época como era la Vera Cruz acudiendo a los sagrarios de los conventos de San Francisco, el Salvador, la Catedral o San Pablo.
Actual comunidad de vecinos donde antes estaba el convento de San Laureano
Con la conocida reducción de hospitales que decretó el cardenal Rodrigo de Castro, esta hermandad de la Virgen de Villaviciosa se traslada a un lugar denominado como 'Oratorio de Colón' donde estaba la cofradía del Santo Entierro. Allí se unieron ambas corporaciones y se constituyeron como hermandad de penitencia.
El 'Oratorio de Colón'
La pregunta es ¿de dónde viene el nombre de 'Oratorio de Colón'? Pues de que en esta zona de la ciudad se encontraba la casa del hijo de Cristóbal Colón, Hernando y allí se estableció en el siglo XVI la hermandad del Santo Entierro con unos cultos donde destacaba la ceremonia del Descendimiento de Cristo entre el Jueves y Viernes Santo. Se colocaban primero las imágenes de Jesús, la Virgen María, San Juan, la Magdalena, María Cleofás y María Salomé y a la hora nona del Viernes Santo, un sacerdote predicaba y se producía la bajada de la talla del Señor.
Luego, lo trasladaban en unas parihuelas al oratorio y se disponía su entierro, marchando a la Catedral donde esperaba el Cabildo. Al regreso, el Cristo se quedaba en el convento de San Pablo (actual parroquia de la Magdalena) mientras que el día de la Pascua volvía a la sede de la cofradía otra imagen de Jesús Resucitado. Este tipo de ceremonias también ocurrieron en la hermandad de la Soledad de San Lorenzo, cuando antes tenía una capilla propia en el convento casa grande del Carmen.
A principios del siglo XVII, los mercedarios acordaron con la cofradía que para establecer el colegio de San Laureano, la corporación cedía el espacio a cambio del patronato sobre el nuevo templo donde se colocaron las imágenes. En ese momento, es cuando llega el Cristo Yacente que se conoce en la actualidad y se enriquece el patrimonio artístico.
Hubo épocas de penurias pero se volvió a un nuevo esplendor cuando Felipe V tuvo a la Corte en Sevilla durante el conocido como 'Lustro Real'. La cofradía siguió en San Laureano pero acabaron llegando los franceses en 1811 destruyendo la iglesia, perdiéndose gran parte del patrimonio que tenía la cofradía como la rica urna que protegía a la talla que hizo Juan de Mesa.
Tras unas décadas en las que la hermandad estuvo en distintas sedes, desembocó a pocos metros de la plaza de la Campana en la iglesia de San Gregorio, gracias al acuerdo que se estableció con la Real Academia de Medicina y otras Ciencias. Precisamente, este templo fue utilizado por otras cofradías para salir de él durante la estación de penitencia como El Amor o La Lanzada.
A pesar de su traslado, el espíritu mercedario sigue en la hermandad del Santo Entierro por su relación estrecha con la Orden de la Merced desde que llegaron los frailes en los albores del siglo XVII a aquella pequeña capilla donde se veneraba al Señor Yacente y a la Virgen María en su advocación de Villaviciosa.
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