Los Javieres comienza su nueva vida en los Jesuitas llenando de fieles la capilla de los Luises

La hermandad ha abierto el pequeño templo de la calle Trajano para la veneración a San Francisco Javier un mes antes de trasladarse con sus imágenes titulares a su nueva sede

Los Javieres se trasladará a los Jesuitas el 17 de enero de 2026

La capilla de los Luises durante la veneración a San Francisco Javier Juan Flores

Un nutrido grupo de personas se arremolinaba en la tarde de este miércoles en torno a la puerta neogótica del pequeño templo localizado junto al hotel Venecia, en la calle Trajano. Es la capilla de los Luises, anexa a la iglesia del Sagrado Corazón. ... La hermandad de los Javieres la ha reabierto este 3 de diciembre, festividad de San Francisco Javier, para la veneración de la talla del santo misionero jesuita, titular fundacional de la corporación. Se trata del primer culto que celebran sus cofrades en las dependencias de su nueva sede canónica desde que se acordó la cesión de la misma, con el traslado de las imágenes titulares del próximo 17 de enero ya en el horizonte.

La corporación del Martes Santo, que aún está poniendo a punto la iglesia de los Jesuitas para que acoja su vida de hermandad cuando llegue dentro de un mes, se encuentra inmersa en la transición entre una y otra sede. Así ha quedado reflejado en la agenda de cultos de este miércoles, que programaba la recuperación de la tradicional veneración a San Francisco Javier durante la mañana y tarde en la capilla de los Luises y la posterior función solemne en Omnium Sanctorum, con la veneración de la reliquia del santo que custodia la hermandad.

La portada neogótica sobre la que se erige una imagen de San Ignacio de Loyola acogía el trasiego de los fieles y curiosos. Si durante la mañana las visitas fueron más tranquilas y discretas, a primera hora de la tarde el reguero de gente recorría toda la nave de la capilla hasta el zaguán que lo conecta con la iglesia del Sagrado Corazón y con la calle Trajano.

La veneración de San Francisco Javier es el primer culto que celebra los Javieres en su nueva sede canónica, donde se fundó en 1945

Los devotos de San Francisco Javier, entre ellos reuniones de personas mayores y familias con niños pequeños, entregaban ramos de flores blancas para depositarlos a modo de ofrenda en el altar. Las mesas en las que se vendían artículos relacionados con el santo echaban humo, con especial éxito de los almanaques con su clásica estampa de veneración. «¡El año que viene nos vamos a Navarra!», aseguraba una mujer a su hijo mientras salían del recinto.

Hermanos de los Javieres supervisaban el transcurso de la jornada y explicaban a los más despistados la nueva situación del templo, que ya forma parte de las dependencias cuya cesión por parte de la Compañía de Jesús aprobó la Santa Sede el pasado mes de julio. Una circunstancia que abre horizontes ilusionantes tanto para los cofrades del Cristo de las Almas como para los sevillanos, que podrán disfrutar de estos dos espacios como los devotos de San Francisco Javier lo han hecho en los Luises durante toda la jornada de su onomástica.

Una capilla única

La capilla encargada por los jesuitas a Aníbal González a comienzos del siglo pasado para acoger a la Congregación de María Inmaculada y San Luis Gonzaga —de ahí el nombre por el que se la conoce— se levanta en ladrillo visto y constituye un caso muy singular dentro de la arquitectura sevillana del XX. Al cruzar el dintel de su puerta, se nos descubre un hermoso edificio que combina el neogótico de influencia italiana con un tratamiento muy original del ladrillo rojo tallado y un destacado zócalo que rodea toda la capilla constituido por coloridos azulejos de estilo modernista sobre cartones pintados por Gustavo Bacarisas que representan las estaciones del vía crucis, así como la Anunciación y el Nacimiento del Señor.

También destaca el virtuoso púlpito de hierro forjado y dorado, obra igualmente de Aníbal González. El retablo mayor de la capilla fue realizado en caoba tallada en su color por Adolfo López, trabajo por el que cobró 40.000 pesetas. López es también autor de la Inmaculada que lo preside, una copia de la Cieguecita de Martínez Montañés.

La hermandad de los Javieres, una vez se traslade a los Jesuitas en enero, ubicará a sus imágenes titulares en la iglesia del Sagrado Corazón, donde reposan los restos del Padre Tarín. Aunque el acceso se realizará desde la calle Jesús del Gran Poder, podrá accederse a la capilla de los Luises a través del mencionado zaguán que conecta ambos espacios. Cuatro días antes del traslado, el 13 de enero, la capilla acogerá el cabildo de elecciones de la corporación del Martes Santo, que en adelante realizará estación de penitencia desde el templo donde se fundó en 1945.

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