Crónica

La Esperanza rompió la frontera invisible de Sevilla

La dolorosa trianera regaló un rosario de momentos inolvidables antes y después de su llegada al Polígono Sur, que ya celebra su presencia

Tres Mil Esperanzas

Los recorridos de todos los traslados y procesiones de la misión de la Esperanza de Triana

La Esperanza de Triana ya se encuentra en el Polígono para su Misión Foto: Manuel Gómez // Vídeo: RAÚL DOBLADO

La Esperanza misionera ya está en el Polígono Sur. Salió de Triana y cruzó la Sevilla monumental del parque, la del romántico Tiro de Línea hasta llegar al sur de la ciudad donde la aguardaban varias de las barriadas más pobres de Europa, aunque ... se quedase en una como es Las Letanías tras superar la Oliva. La Virgen gozó de un traslado multitudinario de nueve horas marcado por el calor y estampas históricas que ya forman parte de la memoria de la corporación en esta misión peregrina motivada por el Año Jubilar.

Es cuestión de contar la historia de la esencia del viejo arrabal en su máximo esplendor, porque hay platas que van justo donde más deben brillar. La de una Esperanza de Triana que todavía estaba quitándose piropos de la cara del día anterior, y afrontaba temprano y bellísima lo que habría de llegar. La Virgen salía de Santa Ana tras la misa presidida por el arzobispo de Sevilla, Saiz Meneses, y lo hizo muy poquito a poco. Como cuando no quiere recogerse en Pureza un Viernes Santo por la mañana. Ni una peseta ganaban las andas trianeras por la bulla que se formaba alrededor en los primeros pasos de la Esperanza en su barrio. En todos. Hubo hasta quien perdió pines y hasta un tacón, y no es un decir.

La Virgen tomó la calle Betis para ir despidiéndose de los suyos al menos un mes. O no tanto. Porque allí en el Polígono Sur esperaba la Triana de siempre. La del exilio. La de mediados de siglo en esos corrales de vida y algarabía. Se descubría a su paso un monolito forjado por el Ayuntamiento de Sevilla en el que se conmemoraba el 75 aniversario del dogma de la Asunción. El nombre grande de la Misión: la Virgen ascendió a los cielos y lo hizo también en la arteria a la que dio la vida. En esa alfombra de sal hecha por el amor de Los Remedios, en esa esquina ilusionante en la que se colocaba una soprano para mirar a la cara la Esperanza y cantarle el Ave María de Schubert.

«El que sufra que recuerde / que aquí está la fontana», rezaba una de las tantas y tantas colgaduras en Virgen de Luján. Banderolas, gallardetes. Ya habían portado las andas hermanos del Rocío de Triana, el Carmen, la O, el Baratillo y el Consejo. Aquí tocaba ya la Macarena. Las Cigarreras levantaba el ole de respetable con 'Coronación de la Macarena' y la emoción se hizo presa de los macarenos bajo el pálpito de Triana. Así es Sevilla, que tiene a la hora a la que usted lee esta crónica las dos Esperanzas justo donde deben estar cada una. ¿Ninguna en su sitio? Las dos justo donde han de estar.

Cohetes le dijeron adiós en el puente de Los Remedios. La Esperanza estrenaba verde sobre verde en el manto nuevo de Pepi Maya y Sánchez de los Reyes mientras se acercaba radiante al Parque María Luisa, y ahora era el Gran Poder, su junta, la que la acercaba poco a poco para rodear casi la Plaza de España. A nadie le importaba que llegase con un cuarto de hora de retraso porque todo el mundo se moría por ver la cara de esa misionera alfarera que salió del parque a sones cigarreros de 'Creo en la Esperanza'. Y la Esperanza anegaba Felipe II cuando ocurría un momento hermoso: Sergio Sopeña cedía la vara dorada al insigne Adolfo Vela. Todo estaba aún por contar cuando llegaba el Tiro.

La Esperanza de Triana, ante la Virgen de las Mercedes y Nuestro Padre Jesús Cautivo de Santa Genoveva Manuel Gómez / ABC

Esperanza y Mercedes

Y el Tiro nunca defrauda. Santa Genoveva abrió sus puertas a esta casa y nos permitió ver de primera mano al Cautivo más Cautivo que nunca, y a sus plantas vuestras Mercedes. El encuentro entre las dolorosas lo previno el coro y el grupo joven que llenaba el templo. Ahí que les alcanzaba la Esperanza de Triana para protagonizar uno de los momentos más emotivos del traslado. Mari y Fernanda, autoras de la foto más viral con ese cuadro de la cara de la Virgen, me lo dijeron: «Es verla ya por aquí y me muero de ganas de verla por mi barriada». Daban la 13.30 horas y el coro se arrancó por sevillanas cuando la Esperanza se puso frente a quien consuela al Cautivo cada Lunes Santo: «Madre que la está esperando / parecía que era un sueño / que jamás se cumpliría, / que aquí está la Esperanza. / Bendito sea mi barrio, / y bendito sea este día, / que se hablaron dos mujeres / mi Esperanza de Triana / y mi madre las Mercedes».

Venía la línea invisible que separa los dos mundos de una misma Sevilla. La Glorieta de Miguel Ángel Blanco es algo así como la gran muralla, una que no debería dividir tanto. La Esperanza de Triana se adentró en el Polígono Sur tras dejar calles como Riscos Altos y Sierra de Gata. Y ya las caras eran distintas: medallas al cuello entre camisetas de tirantes, tatuajes a todo color, greñas teñidas y peinados excéntricos. Pero la misma fe, la misma Esperanza que superaba un hierbajo en Poeta Manuel Benítez Carrasco y enfilaba Nenúfar. Había hasta quien se atrevía a tirar de imaginativa con una saeta al raso: «Es de las Tres Mil, la Virgen de la Esperanza es de las Tres Mil», reclamaban.

Galería. La Esperanza de Triana, a su paso por el Polígono Sur este sábado Raúl Doblado / ABC

El Polígono Sur, con su Esperanza

Quizá no fuera de las Tres Mil, pero lo parecía a juzgar de la cantidad de vecinos de La Oliva que ya iban aplaudiendo el paso de la Virgen, morena como ella sola. Trianeros que fueron y trianera que son. Trianeros que serán ante la Esperanza, como los que cantaron en Amaranto aquello de: «Aquí estamos otra vez». Una auténtica profecía de aquellos que se tuvieron que ir de los corrales a mediados de siglo, y que volvían a su barrio mirando a los ojos de la Esperanza. Aunque vivan condenados en las cárceles que son los pisos de Getsemaní. Allí es donde el Polígono Sur fue más libre que nunca, al paso de la Virgen con 'Rocío' y 'Esperanza de Triana Coronada'.

La Esperanza de Triana, ya en el interior de la parroquia San Pío X de la barriada de Las Letanías, en el Polígono Sur Manuel Gómez / ABC

Y tanto que era evangelizadora, como resumía la colgadura bajo la que se meció con gracia justo después. Era Madre del Creador, y Madre amable, y Madre de misericordia, últimos reductos de la Esperanza antes de alcanzar finalmente San Pío X. Los oles volvían a copar los labios de los vecinos de Las Letanías, y el lema en la banderola no podía ser más acertado a toda la realidad vivida: «El Polígono Sur con su Esperanza». Y más pasos hacia atrás, por si alguien se la hubiera perdido. Y otra petalá más. Y más lágrimas. Y la plaza frente a la parroquia entonaba 'Pureza marinera' de Julio Pardo, antes de que la Esperanza entrase en San Pío X, primera parada de una misión que sólo acaba de empezar. El polígono está con la Esperanza, y la Esperanza, en el Polígono Sur.

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