Blanca Riestra gana el premio Ateneo de Sevilla con «Últimas noches del edificio San Francisco»

Se presentaron un total de 222 obras a esta LII edición del Premio de Novela Ateneo de Sevilla y 26 al Premio Ateneo Joven, entre los que figuraban géneros literarios tan diversos como la novela histórica, la ciencia ficción y el thriller. El jurado, presidido por Alberto Máximo Pérez Calero, presidente de la entidad, ha estado integrado por Rafael Muñoz, Francisco Prior, Miguel Ángel Matellanes, Miguel Cruz, Gervasio Posadas y Ángel Moliní.

«Últimas noches del edificio San Francisco» es una novela histórica en la que Blanca Riestra se acerca a la atmósfera del final del Protectorado español de Marruecos en Tánger para fantasear con la escena cultural en la que coexistían artistas y escritores de gran envergadura, como Paul Bowles y Jane Bowles , quienes estaban casados pero tenían cada uno su pareja del mismo sexto. Dos vidas, por tanto, que convergieron en un punto sin llegar nunca a fundirse del todo. Alrededor de ellos orbitan las figuras de Francis Bacon o William Seward Burroughs, entre otros. Coincidieron en algo que se precipitaba hacia su fin en una época en la predominaba la libertad sexual, una creatividad exacerbada y contagiosa y otros elementos que también juegan un papel importante para entender el contexto al completo, como el consumo de drogas.

«Hace veinte años, cuando empezaba, no me hubiese atrevido con algo así, será cosa de la edad que me ha hecho actuar de una forma más osada», asegura Riestra, quien se ha mostrado agradecida ante dicho reconocimiento. Tánger se ha utilizado como escenario de grandes obras de la Literatura, pero lo que antecedió al derrumbe del Protectorado en los años 50 encierra uno de los momentos más inspiradores del siglo XX en el Norte de África , lo que incentiva que siga siendo fuente de inspiración a la hora de asentar personajes tanto reales como ficticios en sus calles. «Soy lectora de ese tiempo mágico en el que convivieron personalidades tan complejas en un mismo espacio con la conciencia de que se acabaría pronto. Además, tengo familia en Marruecos y por tanto una gran vinculación. He viajado hasta allí para conocer de primera mano antiguos domicilios de los Bowles, pensiones en las que se escaparon con amantes, etc».

Estamos, eso sí, ante una obra con una fuerte carga histórica: «No es un reportaje, sino una recreación de todo ello . Era una época de libertad y he tratado de plasmar esos últimos años. Esto me ha permitido tocar muchos temas: el matrimonio en sí, la homosexualidad y el silencio de las mujeres escritoras . Jean Bowles, por ejemplo, tenía mayor calidad que su marido y nada del éxito de este. Se calló y se autodestruyó, perdiéndose en el alcoholismo y muriendo en circunstancias muy trágicas. Por qué». Pues en ese callejón de luces y sombras, de despedidas y concesiones se ha adentrado con «auténtica pasión. El proceso de documentación y de redacción ha sido una gozada, como recibir tan agradable noticia».

Con un libro de poemas, «Una felicidad salvaje», y diez novelas publicadas, una de ellas en gallego, Blanca Riestra se ha convertido desde que comenzara sus andanzas con las editoriales en 1996 en una de las autoras más interesantes tanto de Galicia como del panorama nacional. «El Sueño de Borges», «Madrid blues» y «Pregúntale al bosque» son otros de sus títulos» . La nueva ganadora del Premio de Novela Ateneo de Sevilla valora también el seguimiento que la asociación le ha regalado: «Me acompañaron en mis inicios en este mundo y vuelven a hacerlo en mi madurez».

Por otro lado, «Horizonte aquí» , de Alejandro Martín, quien firma como Alejandro Narden , ha logrado el Premio Ateneo Joven, dotado con 8.000 euros . Nacido en Plasencia en 1987, es escritor y periodista de El País. Ha trabajado como librero, publicado varios relatos y cuentos y ejercido como profesor y gestor cultural en África, pues es Licenciado en Filología Árabe por la Universidad de Salamanca. Sus estancias en Marruecos (de nuevo, el país vecino), le han permitido contar una historia que «habla de la arbitrariedad de los límites . De la diferencia de caer a un lado u otro de la línea», aclara su autor. Todo sucede en un viaje en tren desde Rabat hasta Tánger, donde coinciden un matrimonio sexagenario de origen marroquí y un joven español. La esencia está, sin embargo, en lo que nunca llegan a decirse. A partir de las remembranzas, se traza un lienzo en el que finalmente se arma un prisma desde el que observar la realidad más cambiante.