Crítica de danza

Una odisea coral con Bach

Kelemenis & cie, primera vez en Sevilla, estrena en el teatro de la Maestranza la obra 'Magnifiques'

El Maestranza amplía las funciones de la ópera 'Turandot' y anuncia un nuevo preestreno para jóvenes

Una de las escenas de 'Magnifiques' de la compañía de Michel Kelemenis que ha estrenado en el teatro de la Maestranza Guillermo mendo/teatro maestranza

Crítica de Danza

'Magnifiques'

  • Concepción general y coreografía: Michel Kelemenis
  • Música: Johann Sebastian Bach
  • Creación musical: Angelos Liaros-Copola
  • Iluminación: Jean-Bastien Nehr, Jade Rieusset
  • Escenografía: Pierre Baudin & Cyril Casano
  • Vestuario: Camille Penager asistida por Sandrine Collomb
  • Bailarines: Gaël Alamargot, Max Gomard, Claire Indaburu, Anthony La Rosa, Hannah Le Mesle, Marie Pastorelli, Anthony Roques, Mattéo Trutat, Valeria Vellei
  • Teatro de la Maestranza. Día: 13 de octubre de 2024.

El coreógrafo francés Michel Kelemenis dice que el 'Magnificat' de Bach es para él como un amanecer, como un canto de juventud que le recuerda a cuando era joven y lo escuchaba en su casa. Su obra 'Magnifiques' que ha estrenado en el ... teatro de la Maestranza, coliseo que visita por primera vez, rezumaba de juventud, energía e intensidad.

Estrenada esta obra en 2023 en el Grand Théâtre de Provence (Aix-en-Provence), es para Kelemenis el reedescubrimiento de Bach. Coreografiar la música de Bach no es sencillo y por eso Kelemenis ha optado por hacerlo conjuntamente con la composición musical y arreglos del compositor contemporáneo Angelos Liaros-Copola. Una mezcla que parece un atrevimiento, pero que está llevada a cabo a la escena con perspicaz inteligencia, sin que una y otra se estorben en ningún momento y se desarrollen, musical y coreográficamente, con personalidad propia.

Esta oda a la danza y a la juventud se convierte en una oda coral con Bach como principal compañía. Nueve jóvenes son los que componen este elenco, bailarines con una enorme potencia técnica e interpretativa e inagotable energía, o eso parece. El constante uso del canon es algo a destacar en esta obra, es decir, en la estructura compositiva en la que un mismo fragmento coreográfico es ejecutado por varios bailarines que lo espacian en el tiempo, y lo hacen de manera magistral.

La coreografía tiene enormes influencias del folklore, pasando por el barroco y terminando por el contemporáneoe incluso la danza urbana en algunos momentos. La estructura del espectáculo es libre, es decir, no hay relato, se trata de bailar este mosaico musical que se ha creado para el 'Magnifiques'. Hay momentos de grandísima belleza, como el braceo en redondo que intentisifica el movimiento; los frisos que componen los bailarines como si fuera una foto fija de una obra de Bill Viola; las magníficas luces de Jean-Bastien Nehr y Jade Rieusset, con esos círculos que van delimitando el escenario, sobre todo ese círculo rojo que parece el centro de esta epopeya coral y que va acompañando siempre a los bailarines; la expansión por el gran espacio del escenario de la Maestranza, o como se van deslizando casi sin que nos demos cuenta de una punta a otra, con movimientos espasmódicos; los delicados pasos a dos, casi una carta de amor, que jalonan sobre todo la segunda parte...

Otro de los momentos de 'Magnifiques' del coreógrafo francés Michel Kelemenis guillermo mendo/teatro maestranza

En un primer momento todo es en oscuro, incluso los bailarines que ataviados con trajes de color negro, reciben al público en escena, sentados en un corro y realizando movimientos en redondo. Luego casi en penumbra comienza a desarrollarse la obra, en la que se mezclan todos los cánones sin género y con una enorme libertad y sobre todo una excepcional energía. Cuando entra la luz también aparecen los colores. El elenco se ha cambiado y lucen prendas rojas, azules, verdes..., es como si hubiera entrado la primavera. Pero en esta pieza se trata simplemente de bailar, de crear movimientos y de no perder en ningún momento el sentido colectivo de la danza.

Lo que la obra, sin ningún tipo de relato ni argumento nos ofrece es un soplo de libertad, de acción, de movimiento, de gesto e incluso musical, en la que el barroco y el hipercontemporáneo se entrelazan armoniosamente. Es una obra que además requiere de una enorme memoria coreográfica, tal es la cantidad de movimientos, gestos y detalle que incluye Kelemenis a su creación.

Esta especie de himno a la juventud fue despedido con grandes aplausos del público del Maestranza puesto en pie, que a pesar de ser domingo llenaba tres cuarto el aforo del teatro. Un buen reinicio de la programación maestrante, que también comenzó con danza, en este caso local, o mejor dicho internacional como Israel Galván. Y esto no ha hecho más que empezar.

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