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reloj de arena

Lucy Prescott: la marquesa del 103

Esta británica aficionada al flamenco y al coñac se arrimó a aquel círculo de intelectualidad zurdeta que se citaba en los 70 en la Cuadra de Paco Lira

Juan Aizpuru: la agitación tranquila

Lucy Prescott al lado del kiosko de prensa de la calle Santa María la Blanca Archivo Isabel G. Oñoro
Félix Machuca

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Un buen día su vida le habló bajito y al oído, en esas revelaciones que uno tiene según qué momentos. Y le dijo: vete para Sevilla que allí encontrarás lo que buscas. Allí te gustará más la guitarra de Diego del Gastor que ... la de Keith Richards y tendrás más satisfacción escuchando a la Bernarda que a Mike Jagger. Así debió ser la decisión que trajo hasta nuestra ciudad a Lucy Prescott, una inglesa enamorada del flamenco, que se arrimó al círculo de intelectuales zurdetas y a la flamencura en erupción de aquella ciudad de los sesenta, la que cabía en la Cuadra de Beatriz de Suabia de Paco Lira y se deleitaba con los pollos al ajillo que servía, por entonces, un chavalote despierto y con aspiraciones, llamado Pepe Donaire. En aquella Cuadra había ya purasangres de la bohemia local, el citado Paco Lira, Antonio Mairena, El Piripi, Paco Cortijo, Lucy Prescott… Donaire, me asegura, que escuchó arrancarse a Lucy como si fuera de la cava de los gitanos, en una actuación que no pasó a los anales de la gloria, más bien todo lo contrario. Ella no vino a cantar. Vino a vivir un mundo que le apasionaba, por distante y distinto, donde cada minuto le cundía como un siglo y cada siglo que vivía se lo bebía con coñac. Entre sus amigos se la conoció como la marquesa de 103 o la de Morales. El coñac era su pócima mágica.

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