La Diputación de Sevilla proyecta un centro cultural en el Mercado de la Carne

El inmueble, que lleva cerrado un cuarto de siglo y que es el primero de hormigón que se hizo en Sevilla de estilo racionalista, espera una rehabilitación después de que fracasara el proyecto para convertirlo en un mercado gourmet y centro cultural que fue adjudicado a una UTE, y cuyo contrato hubo que rescindir tras aparecer allí unos restos arqueológicos que supusieron un incremento en el coste de la obra. El Ayuntamiento, entonces gobernado por el socialista Antonio Muñoz, inició los trámites para volver a sacarlo a licitación, pero no llegó a tramitarse.

Ahora, es el popular José Luis Sanz quien tiene que buscarle una solución a este espacio en ruinas e insalubre situado junto a la Puerta de la Carne. La primera oferta la va a poner sobre la mesa el presidente de la Diputación, que tiene ya redactado un proyecto en el que, además de la puesta en valor de los restos arqueológicos que se hallaron, creará en su interior un auditorio de unas 600 localidades.

El Mercado de la Carne es atractivo para la administración provincial ya que se encuentra a escasos metros de su sede, en la avenida Menéndez Pelayo. Y la fórmula de cesión, además, es relativamente sencilla e incluso ya se ha puesto en práctica por parte del Consistorio hispalense de forma reciente. El anterior gobierno socialista tramitó la cesión del antiguo Colegio Paterri -situado también en San Bernardo- a la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), de cara a convertirlo en Centro del Municipalismo, a cambio de que este ente asumiese la rehabilitación.

Otro precedente de este tipo de acuerdo entre administraciones públicas es el convento de Santa Clara. El Ayuntamiento inició la tramitación para ceder parte del recinto a la Universidad de Sevilla, para acoger allí el museo de la Hispalense. Con el cambio de gobierno aún no se ha concluido el acuerdo.

El contrato que se firmó en 2014 con la anterior concesionaria sufrió todo tipo de obstáculos y retrasos que acabaron con su liquidación hace algo más de un año. La UTE Mercado Puerta de la Carne pretendía convertir este edificio de estilo racionalista en mercado gourmet. El socio principal era Pedro Gómez Blázquez, que puso en marcha el exitoso Mercado de San Miguel de Madrid, cuyo negocio fue más que lucrativo.

A la puesta de largo en abril de 2019 del proyecto del mercado gourmet acudió una notable representación del PSOE de Sevilla, con el por entonces alcalde, Juan Espadas a la cabeza. Luego vinieron los problemas con los ecologistas y vecinos por la eliminación de las melias, los árboles situados en un lateral del mercado... y más adelante con el hallazgo arqueológico que acabó tumbando el proyecto.

Tras las catas, aparecieron los restos del antiguo matadero de la época de los Reyes Católicos y, aunque los promotores anunciaron en principio que irían hacia adelante con su plan, se toparon con el freno de Urbanismo que, consciente de la envergadura de la obra, prefirió estudiar minuciosamente cada parte del proyecto, tanto en lo referente a la cimentación con las aguas freáticas, como en los elementos jurídicos y económicos para evitar cualquier conflicto legal.

La adjudicataria se iba a ver obligada a duplicar el presupuesto, que rozaba los diez millones de euros hace cuatro años. Se llegó a un nuevo acuerdo en el que se ampliaba el número de años de explotación del espacio y se rehizo al completo el proyecto. El mercado gourmet iba a tener dos plantas de sótano (con 22 metros de profundidad). En el primer sótano se desarrollaría un museo o centro de interpretación aprovechando los restos arqueológicos. Con ellos y otros vestigios encontrados se hubiera dispuesto ese espacio expositivo que narraría parte de la historia tanto del barrio de San Bernardo como de Sevilla. En el sótano segundo, además, los arquitectos pretendían usar muros pantalla para excavar una especie de 'vaso de piscina' que permitiría ganar el espacio suficiente para construir un pequeño auditorio.

Pero todo aquello acabó, como tantos otros proyectos de la ciudad, durmiendo el sueño de los justos. Entre todas las partes se decidió la liquidación del contrato. El Ayuntamiento tuvo que pagar por el reformado del proyecto que se encargó a un estudio independiente y todo se quedó parado, una vez más.