Jesé espera reaparecer el martes

Decisión tuvieron los capitanes del Real Madrid para salir a la palestra para refrendar la importancia de la plusmarca de dieciséis triunfos, que pronto esperan transformar en española, y para defender a Cristiano ante las presiones de Blatter y Platini en favor de Neuer como futuro Balón de Oro.

Casillas fue sincero a la hora de juzgar su rendimiento: «Ni antes era una mierda, ni ahora soy un fenómeno. Todo es cuestión de ánimo. Me siento confiado y soy el mismo Íker de siempre». Admitió que esa situación no era fácil de prever: «Esto era impensable, después de sufrir críticas tan duras».

El guardameta ensalzó los méritos de Ronaldo para recibir el galardón de mejor futbolista del año 2014: «Ha sido el mejor con diferencia. Aquí ha dado los dos goles. Esa manera de decidir sin marcar es otro dato de su grandeza. El club ha hecho bien al emitir ese comunicado que dice las cosas muy claritas».

Sergio Ramos apostilló esa valoración sobre el artillero del equipo, que anoche se erigió en asistente de de lujo para Benzema y Bale: «Es el mejor del mundo un año más. No hay duda. Cristiano debe recibir el Balón de Oro».

El central ejecutó un requiebro de máxima ironía al preguntarle si deseaba contestar a Mourinho. Su exentrenador adujo hace dos semanas que «Ramos no es médico para decir si Cesc está o no en condiciones de jugar». Era la respuesta del técnico del Chelsea ante las críticas del madridista por la presunta falta de compromiso de algunos futbolistas con la selección española. Diego Costa y Cesc Fábregas, pupilos de Mourinho, eran los señalados. En Málaga, el defensa ejerció de Ignacio Ruiz Quintano, con reminiscencias de Wenceslao Fernández Flores: «No tengo nada que decir al presidente del Celta». Y se quedó tan a gusto. De Médico a presidente, pasando por el sarcasmo.