Cristiano-Messi, el desgaste de un duelo portentoso por los récords

Luchan desde hace seis temporadas por ser los números uno de la historia. Es tal su batalla que pretenden jugar todos los partidos para establecer nuevas plusmarcas de goles de la Champions, de la Liga, del Real Madrid y del Barcelona. Las consiguen. Y las piensan mejorar cada partido. Los Balones de Oro son un duopolio de ellos desde hace seis años. Ahora persiguen el galardón que se entregará el 12 de enero. Es tal el combate que no descansan. Si Cristiano marca 20 goles en doce jornadas de Liga, hito histórico, Messi alcanza el récord de de la Champions, 74, presionado por Ronaldo, que suma 71. Por eso, el argentino disputó todo el encuentro frente al Apoel. Por eso mismo, el portugués monopolizó todos los minutos en las cinco jornadas de Copa de Europa.

El precio es caro. Cristiano jugó lesionado las fases decisivas de las dos últimas campañas. Se lesionó contra el Borussia Dortmund en marzo de 2013. Los blancos cayeron en la competición europea. Y en el transcurso de este año, triunfal, el luso no disputó la final de la Copa del Rey y abordó mermado, al sesenta por ciento, la final de la Décima.

«Los entrenadores deben dosificarles, va en el sueldo, y ellos también han de saber su límite», señala Luis Milla, exfutbolista del Real Madrid y Barcelona. «Hay pique entre ambos, pero Cristiano es un portento, sabe lo que hace», reflexiona Amancio.

El portugués tiene tres metas individuales: el récord de goles de la Champions (74-71), la plusmarca rematadora del Madrid (323, él lleva 278) y el Balón de Oro. El club criticó oficialmente a Platini, presidente de la UEFA, por hacer campaña en favor de Neuer.

«Leo lo quiere jugar todo». Mientras, en el Barcelona, pese a las recientes llegadas de Neymar y Luis Suárez, el invento sigue aguantándose gracias al tremendo potencial de Leo Messi. El argentino, escorado a la banda derecha para acomodar a su compañero uruguayo, ha fulminado a Zarra y Raúl (Liga y Champions) en una semana, pero sabe que difícilmente repetirá la sucesión de éxitos individuales (y colectivos) que logró entre 2009 y 2013. Es consciente de que aquello de ganar cuatro Balones de Oro seguidos raramente volverá, entre otras cosas, porque el Barça tendría que parecerse al rodillo histórico que Pep Guardiola fue capaz de sostener durante tres años y medio.

Y no es el caso, por más que Luis Enrique haya inyectado nuevos aires en la dinámica azulgrana. El asturiano estimula al equipo en busca de nuevos éxitos y mantiene intacta la cuota de importancia de Messi, aunque todo con un espíritu más terrenal. El «10», igual que con Guardiola, juega siempre para ganar, ser el mejor y demostrarlo cada día. Las rotaciones no van con él. Superados los problemas musculares que le llevaron de cabeza durante la segunda mitad de 2013, ha vuelto al régimen de participación de sus mejores épocas. Es la «guinda del pastel», como diría Guardiola, un futbolista tan bueno y decisivo que goza de margen exclusivo para recuperarse de los esfuerzos vestido de corto sobre el césped, lo cual no significa que el desgaste no le afecte. De hecho, si por Luis Enrique fuera, Messi disputaría menos minutos, pero sabe que no le conviene «cabrearlo».

«Leo (Messi) quiere jugarlo todo para ganar todos los títulos posibles», explicó ayer Mathieu. La voracidad del argentino es ampliamente conocida en el vestuario. «Es normal que lo juegue todo. Le necesitamos en todos los partidos», añadió el francés, que ha necesitado pocos meses en el Barça para aprender el caprichoso significado de las jerarquías.

En el Madrid, Cristiano no tiene más jerarquía que sus goles, 278 en 265 partidos oficiales con el Madrid. Está dicho todo. El porcentaje es de 1,05 tantos por encuentro.