¿Te apasiona la fotografía? Estos son los tesoros escondidos de Sevilla que deslumbran cualquier objetivo

Sevilla es mucho más que sus puntos turísticos emblemáticos, así lo descubre Juan Manuel Serrano, jefe de fotografía de ABC de Sevilla desde hace más de 25 años. Bajo su guía experta y con la cámara en las manos, el fotógrafo propone un viaje visual a través de esta selección de rincones.

Enclavado en el corazón de la Isla de la Cartuja, el majestuoso Pabellón de la Comunidad Económica Europea emerge como un símbolo perdurable de la historia y la cooperación europea. Con su torre central, flanqueada por otras doce que representan a los países miembros de la CEE en 1992, este edificio policromado se erige como un recordatorio vívido de la unidad y la interdependencia entre naciones.

El Pabellón, diseñado con la imponente torre de Europa como su pieza central, se levanta con una altura de 50 metros, coronada por las banderas de los países que conformaban la CEE en ese momento. Con una estructura metálica cubierta por paneles plásticos, este monumento a la cooperación europea se ilumina con la luz que emana de su interior hueco, recordando a los visitantes la visión de un continente unido y vibrante.

Aunque concebido originalmente como un pabellón efímero para la Expo '92, el edificio ha experimentado un renacimiento emocionante. Después de décadas de abandono, el Ayuntamiento de Sevilla ha otorgado una nueva vida al pabellón, convirtiéndolo en la sede de Cartuja 93. Con planes para albergar el Centro de Demostración e Investigación de Nuevas Tecnologías, este monumento histórico se prepara para desempeñar un papel clave en la vanguardia de la innovación y la investigación en los años venideros.

Un lugar diferente, cerca del centro de Sevilla, que ofrece gran variedad de oportunidades para que los amantes de la fotografía, enfoquen sus objetivos hacia una gran variedad de colores que contrastan entre ellos.

En una ciudad llena de vida como Sevilla, el cementerio se erige como un testimonio silencioso de las historias que yacen bajo tierra. Entre sus callejones, cada tumba cuenta una narrativa única, una memoria grabada en piedra que espera ser capturada por el ojo observador del fotógrafo. La fotografía permite reflejar no solo la belleza arquitectónica de estos monumentos funerarios, sino también las emociones y los recuerdos que evocan. Detrás de cada imagen se esconde una historia de amor, pérdida y memoria, un testimonio visual de la cultura y las tradiciones que perduran más allá de la vida terrenal.

El recorrido por este camposanto revela una variedad de barrios y comunidades, cada uno con su propia identidad y tradiciones. Desde los sepulcros de nobles hasta los rincones de las grandes personalidades.

Un monumento que atrae la atención de los visitantes es la tumba de Paquirri. O la escultura de Víctor Ochoa, encargada por su esposa Isabel Pantoja, inmortalizando su memoria en bronce. Continuando el recorrido por este lugar histórico, nos encontramos con la estatua de José Villegas Cordero, reconocido pintor sevillano del siglo XIX. Frente a su tumba, los visitantes pueden admirar las obras del artista. Antonio Machín, el famoso cantante cubano, también descansa en Sevilla, su tumba, adornada frecuentemente con gardenias, el respeto perpetuo que sus admiradores le profesan.

Juanita Reina, la Reina de la Copla, y Pastora María Pavón Cruz, conocida como 'La Niña de los Peines' o Manuel Serrapí Sánchez, conocido como 'el niño Ricardo', uno de los guitarristas más influyentes del flamenco español son otras de las figuras emblemáticas cuyas sepulturas se encuentran en este lugar sagrado, recordando su legado artístico y su contribución al mundo del flamenco.

Antonio Susillo, escultor prolífico cuya obra incluye el imponente Cristo de las Mieles, y 'Joselito el Gallo', cuya tumba es un monumento espectacular realizado por el escultor Mariano Benlliure, son otras de las figuras ilustres que descansan en este cementerio. Al igual que la escultura de Sánchez Mejías que con grandes dimensiones despierta curiosidad entre los visitantes. Finalmente, la modesta sepultura de Gertrudis Gómez de Avellaneda, una de las poetisas más destacadas del Romanticismo hispanoamericano, sirve como recordatorio de su legado literario y su contribución a la cultura.

La lente del fotógrafo revela la belleza efímera de la existencia humana y la eternidad de las historias que perduran más allá de la muerte. En cada instantánea, se captura un fragmento de la historia de Sevilla, un tributo a aquellos que descansan en paz en este cementerio.

Los Jardines del Guadalquivir, un oasis de quince hectáreas creado para la Expo de 1992, se erigen como un testamento de la historia de la jardinería. Sin embargo, a pesar de su potencial como espacio verde en el corazón de Sevilla, han permanecido en gran medida desconocidos para el público, víctimas de la falta de accesibilidad.

Presentados como un compendio de la evolución de los jardines a lo largo del tiempo, estos jardines albergan siete tipos distintos de espacios verdes, cada uno con su propia historia y encanto. Desde el jardín de los orígenes del suelo, que simboliza la formación del suelo cultivable, hasta los jardines de los juegos y distracciones, que ofrecen un espacio para la recreación y la diversión, cada rincón de este parque es un viaje a través del tiempo y la naturaleza.

El viaje comienza en el Jardín de los orígenes del suelo, un espacio semisalvaje que simboliza la formación del suelo cultivable. Aquí, entre berrocales, rocas y plantas, los visitantes pueden contemplar la transformación de la tierra desde su estado más árido hasta el más frondoso. A continuación, el jardín acuático ofrece un remanso de paz con su gran estanque atravesado por una elegante pasarela. Este oasis de serenidad invita a los visitantes a relajarse y contemplar la belleza del agua y la vegetación que lo rodea.

Continúa en el jardín de aromáticas y medicinales, que evoca los antiguos huertos de los conventos donde se guardaban los secretos de las propiedades de las plantas. Aquí, entre hierbas y flores, los visitantes pueden sumergirse en el mundo de la herbolaria y descubrir los usos tradicionales de estas especies. El Jardín de las rosáceas, con su trazado ordenado y simétrico, es un tributo al huerto medieval o renacentista. Aquí, entre paseos y parterres, una pirámide se alza como símbolo de estabilidad y permanencia en el tiempo.

Estos son tan solo algunos de los lugares que se esconde en la orilla del Guadalquivir, y en el que encontrarás la tranquilidad necesaria para disfrutar de un día de naturaleza y fotografía.

A unos kilómetros de Sevilla se erige majestuoso el Monasterio de San Jerónimo de Buenavista, una joya arquitectónica que ha presenciado los vaivenes de la historia durante más de seis siglos. Fundado en 1414 por fray Diego Martínez de Medina, este convento jerónimo ha sido testigo de la grandeza de la realeza, la influencia de la aristocracia y los cambios culturales y sociales que han marcado a la ciudad.

Con su claustro principal, la torre del campanario y la antigua imprenta, que fue una de las primeras en España durante el siglo XVI, el Monasterio de San Jerónimo es un tesoro de la historia y la cultura sevillana. Fue aquí donde se imprimieron las primeras bulas de la Santa Cruzada y se produjeron los primeros libros que partieron hacia América, dejando un legado perdurable en las páginas de la historia.

A lo largo de los siglos, este monumento ha atravesado diversas transformaciones, desde ser un refugio real hasta convertirse en una fábrica de vidrio, un cebadero de cerdos e incluso un domicilio particular. Sin embargo, su esencia y su grandeza perduran, atrayendo a visitantes de todo el mundo que buscan sumergirse en la rica historia y la impresionante arquitectura de este lugar emblemático.

Con su imponente claustro renacentista y su arquitectura imponente, este monumento invita a todos aquellos que lo visitan a viajar en el tiempo y descubrir los secretos que guarda entre sus muros centenarios y conservar un recuerdo en su galería estos rincones.

En el cerro de El Carambolo, en el término municipal de Camas, se encuentra un paraíso verde: el Jardín Botánico El Arboreto de El Carambolo. Este exuberante oasis, creado en 1986, no solo cautiva con su belleza, sino que también despliega una importante labor ambiental y educativa. Inicialmente concebido para estabilizar terrenos y proteger el depósito de agua potable que abastece a Sevilla y sus alrededores, este jardín se ha convertido en mucho más que eso. Con una extensión de cuatro hectáreas, ofrece un refugio natural donde se preserva la «arquitectura natural» de las especies, permitiendo que árboles y arbustos crezcan en su esplendor original.

El Arboreto de El Carambolo es mucho más que un jardín urbano. Es un espacio educativo, donde se llevan a cabo actividades de divulgación ambiental para todas las edades, desde estudiantes hasta profesionales del sector botánico y jardinero. Además, ofrece al público en general la oportunidad de explorar y aprender sobre la riqueza vegetal de todo el mundo.

Dividido en cuatro zonas distintas, el Arboreto alberga una impresionante variedad de especies, desde plantas medicinales y aromáticas hasta árboles industriales. Dos hermosas lagunas y un arroyo artificial añaden un toque de serenidad al paisaje, mientras que las pérgolas y las colecciones de especies trepadoras brindan rincones de contemplación y descanso. Con más de 600 especies identificadas, procedentes de climas tropicales, subtropicales y mediterráneos, el Arboreto de El Carambolo es un verdadero tesoro botánico que invita a la exploración y la admiración de la naturaleza en todo su esplendor.

Si buscas un lugar donde escapar del bullicio de la ciudad, conectar con la belleza natural y practicar tu fotografía no puedes dejar de visitar este Edén Botánico.

La carretera A-392 que une los municipios de Carmona y el Viso del Alcor es testigo de un enclave histórico que ha despertado la curiosidad de locales y forasteros por igual. En lo alto de un promontorio se alzan las ruinas de un antiguo convento que data del año 1620, conocido como la «Huerta de los Frailes» o «Huerta de San José».

Este edificio, de dimensiones impresionantes, fue inicialmente destinado a albergar la vida religiosa de una comunidad de Franciscanos, que posteriormente fueron sucedidos por Dominicos y Carmelitas para la preparación del noviciado. La vida en el convento transcurría entre las labores agrícolas y la cría de animales, siendo estas últimas el principal sustento de los moradores del lugar. La escasez de agua en la zona dificultaba el éxito de las cosechas, a pesar de la presencia de una antigua canalización subterránea de origen romano en las proximidades.

Sin embargo, lo más llamativo de este sitio es la falta de documentos históricos que respalden la presencia del convento en Carmona. Apenas unos pocos escritos, de dudosa veracidad según los investigadores, hacen mención a la existencia de esta construcción. Uno de ellos registra una donación de alimentos por parte del ayuntamiento para sostener a los frailes, mientras que otro, escrito por José Díaz de Alarcón y Juan Rodrigo Perea, relata un suceso misterioso ocurrido en el lugar, motivo al que se debe la popularidad de este enclave.

A pesar de ello estas ruinas que se mantienen en pie aún muestran la grandiosidad de lo que fue en su día este monasterio. Sin duda un sitio diferente alejado de todo y en el que puedes desconectar para conectar con la fotografía.

Estos lugares menos convencionales proporcionan una oportunidad para capturar la belleza de Sevilla desde ángulos menos explorados, añadiendo profundidad y originalidad a las fotografías. En resumen, Sevilla va más allá de sus lugares turísticos. Con una mente abierta y una cámara en mano, los fotógrafos pueden descubrir una ciudad llena de sorpresas en cada esquina, transformando lo ordinario en extraordinario a través del lente de su cámara.