Las obras maestras del Museo de Bilbao lucen desde este lunes en el Bellas Artes de Sevilla

Los organizadores de la muestra han destacado a lo largo de la presentación el que estas pinturas y esculturas se puedan admirar en Sevilla justo cuando el Museo de Bellas Artes de Bilbao está acometiendo una importante ampliación gracias a un proyecto ambicioso que dirige desde hace dos años el arquitecto Norman Foster. El museo sigue abierto a pesar de estas obras. La consejera de Cultura, Patricia del Pozo, ha agradecido durante su intervención la «generosidad» del Museo de Bilbao y de su director al frente, Miguel Zugaza, que «podría haber llevado a otro sitio estas obras mientras se está acometiendo su ampliación, pero han elegido el Museo de Bellas Artes de Sevilla, donde muchas de estas obras se podrán ver por primera vez en Andalucía».

Esta es la tercera colaboración entre los museos de Bellas Artes de Bilbao y de Sevilla. Las dos primeras fueron con las exposiciones: ‘De Goya a Gauguin: el siglo XIX en la colección del Museo de Bellas Artes de Bilbao’ (2007) y ‘El joven Murillo’ (2009). Anteriormente, el Museo de Bilbao colaboró con la Fundación Focus para organizar la exposición ‘De Herrera a Velázquez. El primer naturalismo en Sevilla’, que se pudo ver en 2005 en Los Venerables.

En ese sentido ha resaltado el gran valor que supone exponer la obra 'Plaza de toros de Sevilla' de Fortuny. «Hace más de 150 años, Mariano Fortuny, que estaba teniendo mucho éxito en Madrid, Roma y otras ciudades, se alejó del bullicio y fue a vivir a Granada durante dos años. Durante su estancia en Andalucía se enamoró también de Sevilla, de nuestra cultura y de nuestras tradiciones». Además, ha contado que el pintor catalán fue un admirador de Pacheco y de los grandes pintores andaluces del Siglo de Oro. «Conoció el Museo de Bellas Artes. En Andalucía hizo algunas de sus mejores obras. 'Plaza de toros de Sevilla' regresa a nuestra ciudad 154 años después de su concepción. Esta pieza que abre la exposición tiene aún un valor mayor, ya que antes de ir a su casa definitiva vuelve a Sevilla, donde se creó. También regresan obras de grandes artistas como Roelas, Herrera el Viejo, Zurbarán o Murillo».

La exposición, que comisaría José Luis Merino Gorospe, se clasifica en tres apartados temáticos: ‘De la mesa al horizonte. Naturaleza muerta y paisaje’; ‘Más allá de la superficie. Retratos’ y Luces y sombras de la devoción. Arte sacro’. Del primero destacan lienzos de gran tamaño y vistosidad, como ‘Moisés salvado de las aguas’, de José Gutiérrez Cabello, o ‘Paisaje con figuras’ (hacia 1660), de Ignacio de Iriarte, artista que había nacido en la localidad guipuzcoana de Azkoitia y que luego se trasladó a Sevilla, siendo fundador y posteriormente secretario de la Academia de Arte de la Pintura Sevillana. Otro cuadro muy vistoso es la ‘Vista de Bermeo’, de Luis Paret.

Entre los retratos que se pueden admirar destacan ‘Santa Catalina de Alejandría’ y ‘Santa Isabel de Turingia’, de Zurbarán. Igualmente sobresalen el ‘Retrato de Martín Zapater’, de Goya, y el de ‘Doña Rosita Gutiérrez’, de Zuloaga. Este lienzo, que refleja a una conocida casamentera y meretriz que vivía en París en aquellos años, lo adquirió el Museo de Bilbao en 1915 por suscripción popular (hay que destacar que este centro ha adquirido el sesenta por ciento de su colección por donación o legado de los ciudadanos). El cuadro costó 20.000 pesetas y muestra la admiración del artista vasco por la pincelada de Velázquez, además de reflejar el influjo de El Greco en los ropajes o la estela de Goya, ya que su ‘Maja desnuda’ aparece en al abanico de la dama retratada. Zuloaga se quedó tan conmovido por este gesto del pueblo vasco, que destinó esas 20.000 pesetas en instituciones benéficas y también donó, ese mismo año 1915 al Museo de Bilbao, el ‘Retrato de doña Adela de Quintana Moreno’. En este apartado sobresale igualmente el cuadro 'Retrato femenino' (1894), de Anselmo Guinea. Según indica José Luis Merino Gorospe, este artista «importó el impresionismo y saca los retratos al aire libre». En el lienzo se observa a una dama con un vestido blanco sentada en una silla y con un paisaje al fondo.

En el apartado del arte sacro destaca un 'Calvario', de Juan de Anchieta. En este conjunto escultórico de pequeñas dimensiones sobresale la serenidad del Cristo crucificado, que contrasta con los ladrones, que están atados en posturas complicadas que recuerdan a los 'Esclavos' de Miguel Ángel. Asimismo, sobresale 'La Anunciación' del El Greco , una obra que destaca por su modernidad —rayando casi el expresionismo— o ‘San Pedro en lágrimas’, de Murillo, de la etapa intermedia del pintor sevillano.