El cante más solidario de José Mercé
El jerezano ofreció anoche un concierto en el Cartuja Center cuyos beneficios serán destinados a los niños con discapacidad del Polígono Sur y las Tres Mil Miviendas
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José Mercé durante su concierto en Sevilla
El concierto de José Mercé en el Cartuja Center Cite de Sevilla fue una noche en la que el flamenco, la innovación y la emoción se unieron en un espectáculo único. Mercé presentó su último álbum, 'El Oripandó', una obra que nace de la colaboración ... con Antonio Orozco y que explora territorios más allá del flamenco tradicional, mezclando géneros y ofreciendo una propuesta vanguardista, pero profundamente arraigada en la experiencia vital del cantaor jerezano. Los ocho temas que componen el álbum, que significa 'amanecer' en calé, son una travesía desde la oscuridad hacia la luz, cargados de sentimientos profundos y reflexiones sobre la vida, la pérdida y el amor. El jerezano, con más de medio siglo de carrera, dejó patente con este trabajo que no solo custodia el legado del flamenco, sino que también busca renovarlo, sin perder su esencia.
José Mercé, con el peso de su legado flamenco, demostró una vez más que su arte trasciende las fronteras del cante jondo tradicional para abrir nuevos caminos con esta obra que marca un antes y un después en su trayectoria. Este trabajo ya ha sido presentado en Sevilla en dos ocasiones anteriores. La primera fue en el Teatro de la Maestranza, posteriormente, hace un año, el mismo Cartuja Center Cite fue testigo de otro emotivo concierto donde Mercé volvió a deslumbrar con su fusión de tradición y modernidad.
Aunque ya lo había estrenado en anteriores ocasiones, esta vez la velada era algo especial, ya que todo lo recaudado ha ido destinado a la fundación Antonio Guerrero, que lucha por mejorar la vida de niños con discapacidad del Polígono Sur y de las Tres Mil Viviendas. Este noble gesto subraya el compromiso solidario de José Mercé, quien, a través de su arte, busca contribuir al bienestar de las personas más vulnerables de su tierra. A lo largo de la noche, Mercé desgranó las ocho canciones que componen este viaje desde la oscuridad hasta la luz, pero también temas ya clásicos en su repertorio.
Con tan solo cinco minutos de retraso Antonio Guerrero, el presidente de la fundación que lleva su nombre, acompañado por Katy Herrero, la vicepresidenta, dieron las gracias a los asistentes por formar parte de esta velada tan solidaria capitaneada por el Hijo predilecto y medalla de Andalucía, José Mercé. Con un coro y una luz anaranjada simulando una especie de amanecer el jerezano entró en escena con una fuerte ovación, una vez tomó posiciones en su silla de mimbre entonó 'Preludio de un nuevo día'. Volvió a desaparecer del escenario dejando total protagonismo a sus músicos regresó tras unos minutos con 'Jamás desaparece lo que nunca parte', tema que deja ver claramente su nuevo estilo musical, con un toque de rock en el que la batería tiene mucha presencia.
Una mezcla de estilos
El concierto fue un mosaico de emociones. Desde la desgarradora interpretación de 'Si tú me lo pides', dedicada a su hijo Curro, hasta la rockera 'Caminante' con un toque de bulería, o la emoción de 'Cincuenta primaveras' la cual dedicó a su mujer o como él mismo la denomina, el «regalo mi vida», que fue la que le sacó de aquel pozo en el que se encontraba tras la pérdida de su hijo. Mercé combinó tradición y modernidad. Su capacidad de fusionar bulerías, fandangos y estilos más contemporáneos como el rap de Mala Rodríguez en 'Tengo cosas que contarte', evidencian su deseo de evolucionar sin perder su esencia.
En todo momento el artista se mostró muy cómplice con los asistentes a los cuales les agradeció en varios momentos durante la noche su aportación a la fundación Antonio Guerrero. «Es un honor estar aquí para ayudar a los niños porque no hay nada más importante que ellos. Muchas gracias a todos por colaborar esta noche» declaró el jerezano. El viaje por 'Oripandó' llegó a su fin con 'Alegría', aunque aún quedaba mucha noche por delante, este nuevo tercio del concierto comenzó con Mercé cantando 'El breve espacio' con tan solo un piano como acompañamiento. El cantaor con su inconfundible voz quebrada conmovió al público, que lo premió con una ovación sentida y profunda. Este momento íntimo, en el que el artista se desnuda emocionalmente, fue sin duda uno de los más destacados de la noche.
Sin embargo, Mercé recondujo el concierto con el cante más jondo. El jerezano abandonó por unos minutos el escenario, pero no sin antes ceder el testigo a Manuel Cerpa, un guitarrista al que conoció en el programa de televisión, 'Tierra de talentos', que fue el encargado de poner música al breve descanso de Mercé. Acompañado por el joven guitarrista Mercé volvió para brillar por fandangos, soleá y seguiriya, demostrando que, a pesar de sus incursiones en lo contemporáneo, sigue siendo uno de los grandes maestros del flamenco más puro. En estas interpretaciones, el duende flamenco inundó la sala, volviendo así a su esencia más tradicional. «Nadie va a intentar nada en el flamenco, en el flamenco ya está todo inventado, y es una de las culturas más importantes a nivel mundial», declaró el cantaor.
Cuando sonaron los primeros versos de 'Tu frialdad', tema del grupo Triana, fueron muchos los móviles que se alzaron para capturar un recuerdo de este especial momento en el que los propios asistentes fueron partícipes haciéndole los coros al jerezano, lo que evocó un gran aplauso. Algo que volvió a repetirse a los pocos segundos cuando José Mercé anunció que para encarar la recta final de la noche iba a interpretar sus grandes éxitos, como 'Amanecer', 'Al alba' y 'Aire', con los que logró que todo el auditorio cantara y se pusiera en pie aplaudiendo con fervor. Después de hora y media de espectáculo, quedó claro que, aunque 'Oripandó' representa una nueva etapa en la carrera de José Mercé, él sigue volviendo a sus orígenes y a su esencia.
El cierre del concierto fue un fin de fiesta muy intimo, sin micrófono, casi a capela, con un suave acompañamiento de palmas y un toque de guitarra que pasaba casi desapercibida, ya que toda la atención se la llevó el cantaor cuando se atrevió a dar una pataita por bulería. El maestro de Jerez reafirmó su capacidad para emocionar y desafiar las convenciones, demostrando que el flamenco es un arte vivo, capaz de reinventarse sin perder su alma y lo más importante, que su música es capaz de congregar a un fiel público por una buena causa.
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