Amaral desata su 'Dolce Vita' en un viaje entre la nostalgia y la euforia
El Pop CAAC 2025 acogió una velada cargada de energía que sin duda disfrutó Sevilla
Amaral: «La fotografía de una época se hace con muchos píxeles, nosotros solo somos un píxel»
Sevilla
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Iniciar sesiónLa explanada del Monasterio de la Cartuja se convirtió anoche en un templo eléctrico. El ciclo PopCaac 2025 recibía a Amaral, y lo hacía con un público que desde el anuncio de Pilu, la telonera, «Ahora disfrutar del conciertazo que se viene», ya sabía que ... estaba a punto de vivir algo irrepetible. Veinte minutos después, las luces se apagaron y un murmullo se transformó en rugido. El concierto arrancó con 'Dolce Vita', la canción que da nombre a la gira y al último trabajo del dúo. Eva apareció imponente, de negro brillante, y la explanada se convirtió en un coro colectivo. Apenas hubo tiempo para respirar antes de que sonara 'Eso que te vuela la cabeza', el primer tema que sacudió a todos. El público estalló con una lluvia de confetis en el estribillo final, la única tormenta que los asistentes estaban dispuestos a celebrar después de las dudas sobre el cielo minutos antes del inicio.
La energía no decayó con 'Tal y como soy', que mantuvo en alto los brazos, ni mucho menos con el primer clásico de la noche, 'Toda la noche en la calle'. Allí Eva y Juan se acercaron hasta la pasarela, jugaron con el público y cedieron el micrófono: ni una sola voz se quedó atrás en un himno que ya pertenece más a la gente que a la banda. El concierto se movía con soltura entre presente y pasado. Sonó 'Rompehielos' y después un popurrí de 'Mares igual que tú' y 'Ruido', acompañado por visuales vibrantes que convertían las pantallas en parte inseparable del show. El público no apartaba la vista, atrapado entre el fulgor de luces y la intensidad de la música.
Llegó entonces el primer momento íntimo: Juan se quedó solo en escena con la guitarra. «Esta canción la escribimos en Zaragoza y jamás pensamos que en 2025 íbamos a estar en esta ciudad cantándola. Muchas gracias a toda la gente que nos fue a ver a los garitos cuando éramos muy poquitos. Gracias por estar ahí». Era la presentación de 'Tardes', y se convirtió en un susurro emocionado siendo consciente de lo que estaba a punto de suceder. Pero la calma duró poco. Eva regresó suspendida desde el techo, con un vestido rojo infinito y rodeada de nieve artificial, para entonar 'En el centro de un tornado'. Fue un momento apoteósico, teatral, que arrancó gritos y móviles en alto. Tras el huracán llegó la pausa con 'Libre', apenas un respiro, porque la energía se disparó de nuevo con 'Kamikaze' y un medley de 'Moriría por vos' y 'Días de verano'. Eva, entre risas, lo dijo claro: «Seguro que las nuevas canciones no las sabéis todos, pero estas, estas las vais a cantar todas». Y así fue: un coro unánime bajo la luna sevillana.
«Muchas gracias por hoy, por este recibimiento. Lo que vemos desde aquí arriba es impresionante», agradeció Eva con una emoción palpable. Poco después, un interludio proyectó en pantalla a Víctor Jara interpretando 'Te recuerdo Amanda', antesala de 'Podría haber sido yo', un tema en el que se nombra al artista. La recta final de la primera hora se sintió como un sprint emocional: 'Resurrección', 'Cómo hablar' y 'Los demonios del fuego' encendieron el último tramo. Eva jugó con el público insinuando que aquel era el final, y algunos incautos se marcharon. Error. Porque Amaral volvió, esta vez desnudos de artificios, con 'Sin ti no soy nada' en acústico.
Tras esto un nuevo bloque con canciones recientes: 'La suerte', 'No lo entiendo' y, por supuesto, 'Hacia lo salvaje', que sonó como un manifiesto. El público respondió con una entrega total, confirmando que Amaral sigue siendo esa brújula que señala siempre hacia la emoción. Tras un nuevo parón el concierto volvió con 'Pájaros', 'Salir corriendo' y un broche de oro que solo podría darse con las canciones más míticas 'Marta, Sebas, Guille y los demás', 'El universo sobre mí' y 'Ahí estás'. Anoche, en la Cartuja, Amaral no solo repasó su historia: la escribió una vez más, bajo el signo de la 'Dolce Vita'.
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