Un mundo con Cristiano

Cuando Florentino presentó a David Beckham, un niño espontáneo sin camiseta saltó al césped (¡la valla!) para darle un abrazo. Ese niño no acompañado luego se repitió en cada presentación y cuando el Madrid fichó a Cristiano (ya en el II Advenimiento) el estadio entero se llenó de jóvenes, ¡un Bernabéu hasta la bola de ‘menas’!

El método parece claro. La pasión, la misma. Hay clubes-Estado que compran figuras; Estados con clubes aún capaces de seducirlas con historia y luego Marruecos, que envía a sus jóvenes a ver Cristianos al otro lado de la frontera. Esos jóvenes han sido utilizados . Por Mohamed y luego por nuestros jetócratas, que proyectarán sobre ellos su superioridad moral y su teatrillo humanitario.

Pero esos niños iban a ver a Cristiano, su propósito era puro, su emigración comprensible, y a Cristiano no se lo van a encontrar. Lo que recibirán será una inmersión en lengua local y una ideología basada precisamente en odiar a Cristiano, que en España no recibió más que insultos. Los niños de Marruecos están abiertos a la verdad y admiran el «síiiiiu», pero les espera Militao, el sistema de rencor cholista o el culto inverso de Messi y los ‘valors’ (un legionario hablaba ayer con Ferreras de «nuestros valores»).

Lo explicó Agnelli antes de la Superliga: del fútbol ya solo interesan las figuras. Los flujos globales no son la poesía que cuentan. Otro entrevistado marroquí en Ceuta, mayor de edad, confesó que en España estaba mejor «el ligue».

Los niños vienen por Cristiano, y los mayores ilusionados con la mujer europea, pero se van a encontrar cholismo y feminismo ‘másmadrid’. Prologar el engaño no es muy humanitario.